El sol siempre brilla en Kentucky

EL SOL SIEMPRE BRILLA EN KENTUCKY (1953) es una película (como no podía ser de otra manera) de uno de mis directores predilectos. Remake de “Judge Priest”, una película también realizada por él en 1934 y probablemente de donde sacaría la idea o sentaría las bases para posteriormente dirigir la obra maestra “El último hurra” en 1958, una de las películas favoritas del propio realizador. La he visionado con algunas escenas en inglés pero para nada me ha mermado la historia, que tras un inicio algo confuso se va desenmarañando la trama al estilo aparentemente simplicista de Ford, y nos vamos enterando de los sentimientos ocultos de los personajes. Muestra de valores, evolución paulatina de la sociedad en aquellos años en que la nación estaba tan dividida.

Personajes entrañables como suele suceder en este tipo de dramas de Ford, si bien en su totalidad se me queda algo corta sin llegar a la brillantez de otras obras suyas, siendo una buena película pero no de mis favoritas. Guión a cargo de Laurence Stallings a partir de la novela de Irvin S. Cobb. Para los amantes de las historias de Ford recomiendo su visión.

Mi título bien podría ser lo que significa cualquier película del gran Ford y es que una vez más nos deja una historia conmovedora, nostálgica y llena de buenas intenciones. Quizás, el único pero que le encuentro y por la que no la puntúo con un 9, es que al principio le cuesta un poco transmitir todo lo que encierra. Lo bueno, es que como los grandes clásicos, es que una vez que la has visto y vuelves a visionarla todo va como la seda ya que sabes a donde quiere llevarte el genial director. La película, con un elenco maravilloso de personajes y actores secundarios es una delicia. Además de los grandes valores que encarna el carismático Juez, nos deja con lagunas escenas memorables como el juicio del joven negro, el intento del linchamiento y el entierro final con unos silencios estremecedores y emocionantes. Como todas las películas del gran Ford recomendables, y ésta aún más teniendo en cuenta que era una de sus películas favoritas.

A mí me ha parecido deliciosa y emocionante esta película de John Ford.
Ambientada en el Sur de principios del siglo XX, nos presenta la figura de un juez muy peculiar que va a encarnar los valores que Ford defendía y quería para su país.
Tengo que reconocer que al inicio me ha costado entrar en la película. Ford se demora en ir presentándonos a los personajes de esta pequeña ciudad, sin darnos a conocer hasta haber pasado un buen tiempo lo que verdaderamente nos quiere contar.
Pero eso sí. De repente, tenemos una perfecta radiografía, sentimental e idealizada, de una sociedad que arrastra su pasado de origen esclavista, con las secuelas de la Guerra Civil, sus valores puritanos y una difícil convivencia en la búsqueda del equilibrio entre la tradición y progreso.
Y el juez Priest es lo que Ford desea para su país. No es un juez al uso. No representa con exactitud la mano de la ley. Al revés. Es humano. Un juez muy humano con bastantes debilidades que por eso mismo comprende y acepta las debilidades de los demás. Un juez que va a presentarse a las próximas elecciones por el partido demócrata y un antiguo combatiente confederado que lucha en su reelección contra un yanqui.
Un hombre contemporizador. Quiere ganar todos los votos posibles, así que hará la pelota a todos sus conciudadanos, pero sin vender su integridad. Así, veremos la rivalidad picarona pero llena de respeto que sostiene con el mayor, excombatiente de la Unión. Sus halagos a las nobles damas de la ciudad, defensoras de la liga antialcohólica, aunque le pegue al whisky a escondidas. Pero no dudará en defender lo que es justo, aún a costa de perder votos, si se ve obligado a ello.
Un juez que hará frente a la intolerancia. Que abogará por los débiles y marginados. Y que va a protagonizar los episodios más emotivos del film.( spoiler).
¿ Por qué se le ha tildado a este hombre de reaccionario?. Que este film está impregnado de nostalgia es cierto, al igual que otros films suyos. ¿ Eso quiere decir que es un reaccionario?. Yo aquí no veo nada de eso y me gustaría que alguien me lo explicara. Yo solo sé que este hombre emociona. Emociona hasta la médula. ¿ Cuál era su secreto?.

Buen film, donde se muestran los valores humanos personificados en el viejo juez de una pequeña localidad de Kentucky a principios del siglo XX. Una historia simple pero dirigida con tal maestría (no esperaba menos) que hace que te llegue al corazón. Atentos a la gran interpretación por parte de Charles Winninger (juez Priest). Imprescindible para cualquier fan incondicional del maestro de maestros, ya que era su pelicula preferida.

Francamente, ha sido una sorpresa, que celebro, el haber visto esta película de la que desconocía hasta su existencia. John Ford hace un admirable ejercicio de disección de un país que no acababa nunca de salir del horror de la Guerra Civil, pero que lucha, todavía, por salir de ese tormento. La disección mostrada en unos diálogos impagables que siempre apuntalan y priorizan ciertos valores. Aquéllos que permiten restituir el respeto que todos los ciudadanos se deben a sí mismo y a los demás, comprender y ponderar siempre como hace este singular juez -un juez que juzga y argumenta y no se limita, sin descuidarlo, a seguir al pie de la letra la ley- todo sometido en un entorno que sabe que no han cicatrizado los múltiples dolores de la guerra civil y que es esa la principal necesidad de sus ciudadanos.

Hay que verla y reverla, hay que empaparse con su lluvia de argumentos. La recomiendo vivamente. Y más en estos tiempos en que el respeto brilla por su ausencia, precisamente.
La interpretación de Charles Winninger es maravillosa y buena parte de los secundarios te transmiten las emociones y conflictos que viven en esa comunidad. La catarsis se alcanza y como espectador lo celebras.