Mickey Mouse: El doctor loco (C)

Me ha sorprendido gratamente este cortometraje en sus solo siete minutos. Me ha parecido inteligente, más adulto a lo que disney me tiene acostumbrado y con toques tétricos e incluso de humor absurdo.

Pero los tiempos han cambiado. Ahora sería impensable un corto de tales características dedicado a los niños, al igual que series como "Caballeros del Zodiaco" o "Dragon Ball" fueron vilipendiadas durante mi adolescencia. Evidentemente la diferencia es abismal entre mis ejemplos y "Mad doctor", pero me ha recordado que no siempre se ha tratado a los niños como "esponjas" que absorben todo lo que ven y oyen, por lo que debemos protegerlos de todo lo que sea terror, violencia o sexo (¡peligro! ¡peligro!).

Pues me da igual lo que digan los psicólogos, pero si algún día tuviera hijos, preferiría que viera "Mad doctor" a que viera Los teletubbies.

Resumiendo. Muy recomendable.

Un médico loco rapta a Pluto para hacer un macabro experimento y Mickey acude a rescatarlo al castillo donde está encerrado que parece sacado del mismísimo Transilvania. Allí le recibirán esqueletos por doquier.

Buen cortometraje, atípico y con un gran toque de oscuridad para ser Disney y para estar realizado en esa época. Lástima que el final deja un poco mal sabor de boca, lo podían haber rematado de otra manera y no con ese giro.

04/04(04/01/23) Maravilloso cortometraje animado en b/n que he visto con motivo que este mes cumple 90 años de su estreno (20/01/1933). Caricatura dirigida por David Hand (estuvo en el equipo de directores de “Blancanieves y los 7 enanitos” o “Bambi”), con guion de Wilfred Jackson (luego en la dirección de “Blancanieves y los 7 enanitos”, “La Cenicienta” o Peter Pan”), con el protagonismo para el que se ha convertido en el logo de la compañía Walt Disney, Mickey Mouse, y que también fue la primera aparición del personaje principal "The Mad Doctor" o "Dr. XXX", siendo el cortometraje número 52 de Mickey Mouse y el segundo de ese año, estrenado cinco años después del debut del ratón. Aún en los pañales que adraba aún la animación este trabajo muestra una gran calidad técnica que no ha envejecido con el paso de las décadas, desde los dibujos y su tremenda fluidez en pantalla, como el ágil montaje, en miscelánea con una de las marcas de la casa como es la música como motor dramático. Y todo ello enmarcado en un relato muy adulto en como se adentra en el terror, algo muy de moda esa década, con la irrupción de la Universal y sus clásicos, con fantasmales científicos, tormentas ominosas, experimentos aterradores (ese Pluto apresado en una mesa de laboratorio al que primero cortan la sombra), murciélagos, calaveras, castillo embrujado, escaleras con escalones ataúd de esqueletos que se transforma en tobogán, mazmorras, con esqueletos por doquier, o arañas gigantes, que bien pudieron traumatizar a los infantes que lo vieron entonces, aprovechando el género para jugar con el expresionismo gótico de encuadres siniestros o sombras amenazantes. Todo ello en apenas 7 trepidantes minutos de una sucesión frenética de gag sobre gag, desplegando una gran imaginación.

La trama se centra en el personaje principal, un científico loco que ha secuestrado al perro de Mickey, Pluto. Mickey intenta rescatarlo antes de que el doctor pueda realizar su experimento, poner la cabeza de Pluto en el cuerpo de un pollo para ver si un cachorro nacerá de un huevo (desternillante como lo explica en un croquis infantil).

El arranque ya marca el tono de inquietud de terror cuando estamos en medio de una tormenta aulladora y un cúmulo de nubes oscuras se acercan, las ramas azotan, hay relámpagos centelleantes, y vemos una vivienda con casita en el jardín para perro, y vemos el can Pluto duerme. Pasamos al interior del hogar, allí Mickey duerme, un trueno estalla y lo despierta, oímos a Pluto aullar, Mickey se sobresalta y sale al exterior, donde la casita del perro está volcada y la cadena del can rota y sin estar este allí, el ratón sigue unas huellas entre la tormenta, vemos a un ser encapuchado en negro arrastrar a Pluto, lo lleva sobre un vertiginoso puente colgante a su castillo
situado sobre una gran roca con forma de calavera, bajo él las olas rompen con violencia. Mickey lo sigue y el puente va cayendo conforme avanza, al llegar a la puerta coge el aldabón y este lo traga al interior de la fortaleza. Para adentrarse en una aventura lóbrega, en que una vez dentro de la fortaleza el ratón se embarca en una carrera de obstáculos propia de una ginkana del terror. Con momentos tenebrosos con esa puerta que al abrirla aprece otrra cerrada y otra puerta y así sucesivamente, hay un reloj de péndulo de calavera, que a su vez tiene un cuco con esqueleto, tenemos un momento ‘Leatherface’ con esa sierra mecánica intentando cortar al contorsionista Mickey. Un marco de ambiente pesadillesco. Ello con un twist final que en su día pudo ser novedoso, hoy resulta paródico (spoiler).

Paradójicamente, el Mickey que ha llegado a nosotros es un ser blandengue y muy naif en comparación con el escenario gótico avernal de este corto.