El húsar en el tejado

Es verdad que en las películas de aventuras no se deben esperar grandes alardes de inteligencia ni demasiada coherencia argumental, y debe estar una preparada para que todas las casualidades del mundo puedan darse, siempre a beneficio del protagonista, para que las balas jamás le den a él aunque las suyas acierten todas en el blanco, y para que su caballo siempre corra más que el del enemigo. Pero eso es una cosa y otra muy distinta que cojas a los dos tontos más rematadamente tontos de la Tierra, los pongas a hacer una gilipollez detrás de otra y a meterse en todos los berenjenales habidos y por haber, y que todo les salga bien, mientras a su alrededor todo el mundo muere como chinches.

Olivier Martínez, que es un tío innegablemente guapísimo, interpreta aquí a un joven militar rebelde italiano con un toquecito de retraso mental importante, a juzgar por las gilipolleces que dice y hace a lo largo de todo el film. Pero mucho peor es la cosa cuando conoce casualmente al personaje interpretado por Juliette Binoche, que es si cabe aún más memo, con esa memez típicamente femenina que se confunde con arrogancia y orgullo de mujer pero que es mera y simple capullez.

Y así, ambos deciden hacer el camino juntos, aunque a Binoche de vez en cuando le da un volunto y le suelta al muchacho que ella puede seguir sola, y se indigna tremendamente cuando él se ofrece a seguir acompañándola. Entonces ela se pone muy tiesa y muy digna y le espeta tal que así: “Acaso me crees incapaz de conseguirlo yo sola? Crees que una mujer no puede defenderse de los peligros del mundo sin la ayuda de un hombre?”

Y tras este ataque de patético feminismo decimonónico, se va muy orgullosa y con la cabeza bien alta. Naturalmente a los cinco minutos tiene que aparecer con su melena al viento Martínez a salvarla, unas veces de los cuervos que pretenden devorarla, otras veces de los desaprensivos que intentan timarla por el camino, y otras del mismo ejército francés, que para más inri, los persigue a los dos. La tía venga a chillar y el otro venga a correr en su ayuda. Total, que al pobre Olivier, además de tener que aguantar estoicamente los desplantes de la Binoche, encima le ha tocado el dudoso honor de tener que sacarla de apuros cada dos por tres.

En fin, estas historias son así y no dan para más. Tampoco el tipo de público afín a ellas es demasiado exigente. Y Jean-Paul Rappeneau se limita a hacer una peli entretenida de aventuras, que además en su día tuvo bastante éxito de público, que lo entiendo, pero también de crítica, que esto ya lo entiendo menos. Por no hablar de que me parece insoportablemente larga. 124 minutos para contar este rollo son claramente excesivos. Qué pereza!

Superproducción europea de época, a cargo del autor de la bellísima Cyrano, que quiso repetir el éxito de la anterior pero se le quedó en agua de borrajas.
Con una técnica irreprochable, nos introducen en La Provenza francesa en 1832, cuando el cólera hizo estragos en media Europa y la gente moría como moscas.
Nos cuentan la historia de un húsar del regimiento italiano perseguido por los agentes austríacos que trata de llegar a Italia para liberar a su pueblo de la invasión de Austria.
No le será fácil, pues los pueblos luchan contra la epidemia y el ejército impide la libre circulación de las personas que deberán ser puestas en cuarentena.
En una de sus peripecias conocerá a Juliette Binoche, una mujer que busca a su marido y que se convertirá en la dama de este caballero andante.
Película irregular, resulta interesante en cuanto a la temática que trata, poco vista en cine, respecto al miedo, paranoia y terror que se instaló en sus habitantes y la forma que tenían de hacerle frente, pero en los demás aspectos, falla y bastante.
La película resulta muy dilatada para lo que cuenta. Se hace por momentos repetitiva y la historia de amor resulta ambigua y fría. Las subtramas las resuelve deprisa y mal y lo que al espectador podría parecerle más interesante ( la relación entre nuestros protagonistas), no pasa de ser una relación cortés sin que Rappeneau parezca decidirse en meter pasión o tragedia o.por el contrario amor y felicidad. El caso es que nos deja con un palmo de narices, después eso sí, de contarnos muy bien la odisea de la epidemia de cólera.
Al final resulta una película muy académica pero fría. No consiguió plasmar la emoción y sentimiento que sí consiguió con su Cyrano.

Magnífica película, muy bien construída a partir de la novela original, en la que además de la interpretación de los protagonistas, permite ver cuadros de una exposición debido a su excelente fotografía. Aconsejable leer la novela antes o después de ver el film.

Vi la peli después de leer la novela de Jean Giono: no quedaba nada de esa bellísima novela y no logré ver nada más que una película pedorra llena de clichés y actores pésimos. El encanto de los personajes, la importancia del paisaje de la Provenza, el auténtico efecto del cólera en las personas y la sociedad, los pensamientos de profundidad, la evolución personal del protagonista, en fin, todo eso que pude sentir en la novela en la peli había desaparecido y lo único que quedaba era una “gran” producción francesa de lo más superficial con ciertos tintes políticos de pacotilla. No la pude ni terminar.

Zzzzzzzzzz....
Zzzzzz....
Zzzz...

Lenta, larga, a veces estos adjetivos no significan nada en una pelicula sobre todo si lo asociamos a interesante, no es el caso, una buena pelicula para dormirse en un sofa. Aburrida e interminable.