Demolición

Es un patético ejercicio del desmontaje de una persona, con una vida muy montada aunque nada interesante.
Un guión inmaduro que ni con actores muy validos llegan a salvar el interés por una historia intrascendente.
Del aburrimiento pasa a la improvisación para llenar el tiempo de un metraje que desemboca en la moraleja de 0 = 0.

Demolition es desconcertante. Destruir, triturar, romper y aplastar lo que sea, y si son objetos personales y representativos de la vida que llevamos sin casi ni darnos cuenta, mejor. La curiosidad de saber qué hay dentro, cómo funcionan las cosas, cómo es el interior de todo. La búsqueda de lo que no está en su sitio, de lo que no funciona. La mirada hacia adentro.

Davis Mitchell (Gyllenhaal) te atrapa, te lleva de aquí hacia allá, y ni te enteras, porque su mirada cambia de matices muy de vez en cuando, y muy lentamente. Pero las miserias del personaje se van mostrando y vas acompañándole en la apatía, en el dolor y en un despertar de la vida misma.

Naomi Watts, en un personaje atrapado, desencantado, acompaña a Gyllenhaal en este duelo inusual. Chris Cooper, como suegro y jefe de Davis, no puede hacer nada más que sufrir perplejo las “excentricidades” de su yerno. Y Judah Lewis es el niño entrañable que busca en Davis un referente («fuck!»).

Podríamos decir que el drama es excesivo en algunos momentos, pero claro, la historia no deja lugar a medias tintas. Todo es intenso y todo está lleno de golpes. En el estómago, en la cabeza, en la mejilla, en el pie, en el corazón. Y, pese a todo, deja un buen sabor de boca. Muy recomendable.

Además, Gyllenhaal escribe cartas; sí, cartas a mano.

Es un festín apreciar el notable talento interpretativo de Jake Gyllenhaal. Y es que el hombre no escatima en recursos dramáticos para presentar a un viudo que no encuentra su centro y equilibrio en el camino necesario para comenzar el duelo por la pérdida de su mujer.

El dolor no expresado, la pena oculta y la aparente insensibilidad demostrada frente a sí mismo y al entorno lo hacen demoler hasta los cimientos cuanto objeto y bien material lo rodea, en una tarea que pretende rehacer desde cero la sanación del sufrimiento. De ahí que lo anunciado en el propio título es lo opuesto a su significado: demoler sí, pero construyendo a la vez el alivio del padecimiento. El monumental trabajo de este actorazo es lo mejor de esta película, y lo peor es... todo lo demás. Es muy obvio el significado de la demolición y la pretensión de trascendencia con un mensaje esperanzador en las bondades del duelo que tanto cuesta comenzar.

Naomi Watts aporta su habitual belleza y hay un gurí (Judah Lewis) que también tiene una actuación brillante, sin embargo a mí me dejó frío como un témpano y no logré empatía con la historia. A pesar de todo, en mi modesta opinión, vale la pena verla para disfrutar del maravilloso Gyllenhaal.

En los últimos años Jean-Marc Vallée nos viene ofreciendo un cine de calidad con tonos de autor que están dejando su cine con el listón bastante alto, y los premios se le van acumulando.

En esta ocasión Jean-Marc Vallée sigue con su cine independiente, con un guión bastante novedoso y a la par angustioso que es capaz de tocar los dos extremos de una misma vara.

Con Demolición, vemos una historia más profundo de lo que ha simple vista puede parecer, detrás de toda la fachada que se esfuerza por presentar en su promoción, detrás de todo eso , hay una historia que puede llegar a conmover. La trama arranca y lo hace de una manera que nos hace presagiar las idas y venidas , los tiras y afloras. Con una historia un tanto peculiar, la trama nos va enredando en una espiral de circunstancias con alto grado de actualidad y como puede uno enfrentarse al hecho.

Para ello su directo cuenta con sobrados recursos, para empezar el tono, ya que en ocasiones ese rollo cómico ameniza la película, pero a la vez nos ve metiendo en situación. Sus momentos musicales, es de lo mejorcito que tiene, esas escenas son más que disfrutables, su enfoque de los problemas usando un tono más angustioso que hace en ciertos momentos nos quedemos sin aire.

En su primera mitad, todos los elementos sobresalientes, lucen por sí solos y es en su segunda donde toda ella resulta más real, más natural, y aunque en algunos momentos, hay que decir que la película lucha contra si misma, lo cierto es que llega a mostrar los elementos fundamentales que la hacen grande,

En su lado negativo, podemos anotar algunos detalles, pero casi todos pueden hacer referencia a una misma cosa y es que quizás le película en determinados momentos puede resultar entre incoherente y exagerada, esto puede provocar cierta desconexión entre ella y el espectador.

En su reparto tenemos a un actor que últimamente se está reinventando, ya que si ya nos sorprendió de lo lindo con Nightcrawler, en esta ocasión no es para menos preciar su labor, es Jake Gyllenhaal quien lleva la voz cantante de la película, con una buenísima interpretación no hace disfrutar con su personaje, muy bien llevado, con mucha personalidad y expresivo, a su lado tenemos a Naomi Watts, cuyo personaje podría haber ofrecido mucho más, ya que hay mucho que contar respecto a ella, y aunque entre ella y Jake no hay una gran complicidad llega a salvar los muebles y por último tenemos a Judah Lewis que también logra sorprender con su personaje siendo otros de los puntos fuertes de la película.

Como conclusión podemos decir que la película, está muy bien dirigida, interpretada en donde Jake luce en plena forma, con una trama interesante que arroja muchos puntos de vista sobre determinadas cuestiones, Indicada sobre todo para quienes quieran nuevas sensaciones, para fans de Jake y a quienes les gusto Nightcrawler. Además de todo esto, estamos ante una película que necesita un día de asimilación para ver si realmente ha valido la pena.

Lo mejor: Gyllenhaal bailando
Lo peor: Habría que haber pulido ciertos detalles.
Recomendada: SI

@cineypunto

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Lo fácil que hubiera sido que ésta película se deforme y termine siendo una paparruchada ni graciosa ni dramática. Por suerte no pasa. Es una gran película dramática pero con matices que la hacen llevadera. De una profundidad absoluta, te pone en la mente de todos los desgraciados que pasan por la historia pero de buena manera, no te bajonea en ningún momento, con lo fácil que resultaría. A mi entender, muy recomendable.