Mi querida señorita

Pongámonos en situación: 1971, 4 años antes de la muerte del dictador
Una película sobre "cambio de sexo" pero con un giro de una extraordinaria originalidad
La vida en los "pueblos", la represión de la mujer (sólo ver el tipo de educación que se recibía)
Toda la película fundamentada en grandes emociones, en pasiones, en cine auténtico. José Luis López Vázquez en su cima en un personaje inolvidable. Todos los secundarios están en estado de gracia. Mónica Randall en primer lugar y Julieta Serrano, maravillosa.
La película fue seleccionada para los Oscar en 1972, pero la cutrez de la época hizo imposible una promoción adecuada. Jaime de Armiñán, visionario y con muy pocos recursos, más allá del talento de guionistas y actores/actrices, nos entrega una de las 5 ó 6 películas imprescindibles del cine español de todos los tiempos


Un 10 rotundo y sin fisuras

Excelente película a la que suelen encasillar en la temática transexual, cuando en realidad de lo que habla es de la búsqueda de la propia identidad.

El análisis no se agota en las eventuales consideraciones de naturaleza sociológica, pese a ser interesantes (que si era la época de Franco, que si la represión...), sino que va mucho más allá.

La construcción de la identidad es un proceso complejo que puede verse frustrado por diversas circunstancias vitales. La sexualidad es quizás uno de sus elementos más íntimos y a la vez definitorios, y es por ello que el componente sexual constituye la llave para que el protagonista pueda escapar de su prisión (otra cuestión es si realmente se encuentra preparado para escapar de ella). Isabelita en este sentido supone el elemento catalizador de la transformación; un ángel capaz de redimir al protagonista de su soledad, demostrando una bondad absoluta.

La música de Chopín hace que por momentos la película alcance una dimensión emotiva turbadora, alcanzando verdaderos clímax en los que la emoción rebosa e inunda al espectador, todo ello con gran delicadeza y sobriedad.

Con respecto a José Luis López Vázquez no cabe otra cosa que quitarse el sombrero y aplaudir humildemente.

Pisan terreno delicado, aguas pantanosas, están continuamente al borde del traspiés definitivo, de caer sentados de culo, de salir entre tomates, puro bochorno cerrado. Pero hete aquí que no. Que muy bien. Que es un gozo. Un disfrute. Una pequeña maravilla. ¿Y cómo es posible eso?
Por todo, por la inteligencia y la delicadeza, por el buen hacer de todos, por la contención, la sobriedad y el tacto. Y, también, por la mala uva disimulada, suavemente me matas con tu canción envenenada.
Un José Luis inmenso y una Julieta gloriosa nos llevan de la mano en este cuento pérfido y sabio.
La clave es no dar demasiadas explicaciones de un pasado, se supone, engorroso y represivo, de un malentendido general, a fuerza de tabúes y miedos. Debe ser que nada más nacer le pusieron en la casilla marcada, o equivocada, mujer, y a correr, así quedó. No vayamos a mirar debajo de la falda y nos llevemos un susto todos. Y así pasaron los años, dignamente, recatadamente, como Dios manda. Pero la manzana malévola siempre está ahí, a la espera de ser probada/devorada. O tal vez sea la Cenicienta o la bruja mala o la Blancanieves o la... "la chica de servicio", "un problema doméstico", la del dedo en la boca la que inicie el bello jaleo. Y se nos cayó el velo, todo el chiringuito, toda la comedia macerada con años de dolor y fingimiento, toda esa hipocresía capaz de producir monstruos.

Es una película de Jaime de Armiñán de 1971. En mi modesta opinión es una historia original y tierna cuyo argumento gira en torno a la crisis de identidad de la protagonista. José Luis López Vazquez realiza una actuación estupenda. Merece la pena verla.

José Luis López Vázquez nos demuestra en esta película su categoría como actor, saliéndose del registro habitual de la comedia, al asumir un papel femenino, sin caer en la parodia ni la ridiculez, sino con una dignidad que llegó a asombrar a la Academia, cuando fue candidata al Oscar como mejor film extranjero en 1972. Una película muy arriesgada para la época. Una de sus virtudes reside en la pulcritud impecable para haber eludido la censura, tocando un tema tan delicado y tabú entonces, haciendo ese retrato social de la España de provincias, en los últimos años del franquismo. López Vázquez encarna a Adela y Juan, dos personajes en busca de su verdadera identidad sexual.

Del binomio Jaime de Armiñán y José Luis Borau, este último productor y coguionista, surge el argumento de la película, un producto absolutamente contextualizado en una época, de cómo una mujer de provincias con 43 años, descubrió que era hombre, que habla de la represión sexual de un tiempo, con este personaje tan complejo y contenido, elegante y sensible, tierna y original, que cuestionan un tema difícil y peliagudo de llevar a la pantalla y lo hace muy dignamente. Otro personaje a destacar sería el que interpreta Julieta Serrano, el de criada de la señora y el de empleada del café. Un personaje ingenuo en principio que deriva hacia una mujer madura y responsable.

Ahora bien, qué duda cabe, que el film ha envejecido como la mayoría de los films contextuales de esa época, aunque su puesta en escena resulta gratamente sobria, sin zooms ni extraños movimientos de cámara, al menos en la primera parte de la historia del film, en el desarrollo en provincias . Y cuando lo hace en la segunda parte es por motivos bien justificados por el cambio del personaje, constatando los problemas laborales de Juan para adaptarse como persona en la gran ciudad. Transformándose la historia en cierta forma, algo sórdida.