Ronin

Largometraje del veterano Frankenheimer con aroma a clásico que nos transporta a películas de los 70 como el chacal de Zinemann , Odessa o tantas otras de espías americanos contra soviéticos corriendo por ciudades europeas, pilotando coches europeos y acostándose con mujeres europeas. Posiblemente la idoneidad del “Viejo continente” se deba a la cantidad de espacios míticos por kilómetro cuadrado en contraposición a la geografía americana, más de largas distancias. Aunque quizá tenga más que ver con la situación política de sus países, lo cual le confiere una excelencia de tablero de ajedrez de las disputas entre los dos grandes bloques políticos del siglo XX que no pasa inadvertida al cine. En Ronin, a pesar de estar basado en 1998, se respira todo eso: mercenarios de un puñado de países persiguiendo en coche por el casco antiguo de ciudades francesas a ex agentes del KGB, terroristas del IRA en sombríos pisos francos y hasta el mítico MacGuffin hitchcockiano. Y, por supuesto, rodado como esos films de antaño, con especialistas y no con efectos, al modo tradicional, como solo podía hacer un artesano de la talla de Frankenheimer.

“Ronin” es el nombre que en Japón recibían los samuráis deshonrados que tenían que convertirse en mercenarios y vagar por el mundo. Ambientada en Francia – París, Niza y Arlés –, la historia se centra en un grupo de mercenarios contratados por una misteriosa mujer para apoderarse de una valiosísima maleta (un genuino McGuffin o pretexto), que también desea el IRA y la mafia rusa. La conclusión de este planteamiento inicial es una guerra sin cuartel, un thriller duro y áspero, narrado con oficio por Frankenheimer, un director irregular, pero con unas cuantas películas magistrales. Una de las virtudes de este film de acción trepidante, es que se utilizan los modelos más clásicos, a cargo de especialistas y no la simulación por ordenador, los planos generales por encima de la realización de videoclip, y por supuesto, apoyándose en un reparto estupendo: un inmenso Robert de Niro, el eficiente francés Jean Réno, la dura y creíble Natascha McEllhone y otros buenos secundarios.

El film es un curioso intento de recuperar la estética y el contenido del thriller de los setenta. Los personajes muestran en sus caras el cansancio de una vida siempre huyendo, muchos de ellos con un pasado oscuro, los diálogos denotan una sabiduría fruto de la experiencia y las acciones surgen de un saber hacer a la antigua usanza. En definitiva, la descripción de la profesionalidad de los ronin de la película, y extrapolando, de la del mismo John Frankenheimer. Un argumento plagado de giros inesperados que generan tensión e incertidumbre, plagados de persecuciones y tiroteos hiperrealistas, donde se dirime, la amistad, la traición y la lealtad.

La película guarda similitudes, en cuanto a la acción con “Bullit” y “French Connection” películas que marcaron tendencias en tiempos pretéritos. Aunque el argumente no es muy original, todo está narrado con sutileza, aparcando virtuosismos innecesarios. El montaje está al servicio de la planificación previa, no a la inversa como suele suceder en algunas películas. La veteranía del cineasta se nota en su moderación frente a la precipitación y en el talento frente a la ineptitud. Y finalmente, me parece absurdo que el espectador se sienta frustrado por no saber qué había en el maletín, como apunté anteriormente, no importa porque sólo es un pretexto para contarnos una historia.

Película de acción con un interesantísimo comienzo que mantiene la coherencia del argumento solo hasta la mitad. A partir de ahí un desastre que sólo se mantiene a costa del buen rodaje de sus trepidantes escenas pero en la que puede suceder cualquier disparate como que heridos en accidentes y tiroteos mortales de necesidad se recuperen en segundos e intervengan decisivamente en el desenlace de la trama. Vamos, que comienza para De Niro y Reno y termina para Vin Diesel y Chuck Norris.

Entretenida película de tiros y persecuciones. La trama se deja de lado bastante y el metraje se centra más en el objetivo de ver acción que no en la historia de la maleta o la relación de amistad entre De Niro y Reno o con la chica francesa. Lo que sucede es que los tiros están muy bien pegados y las escenas de persecuciones urbanas siempre son atractivas.
Hay que tomar mucha distancia con lo que hacen en cada ciudad a la que van y la inoperancia de la policía, pero la presencia del enorme De Niro consiguen que esta película sea justamente valorada. Yo le pondría un 6.5.

De Niro y Jean Reno, dos actores consolidados se divierten en las calles de Francia. Esta dupla de patinadores está en una intriga en Europa al estilo del espionaje de la guerra fría. La persecución en atractivo carros del año es alabada por no utilizar trucos digitales. Y esto le da cierta nostalgia y a la vez cierta notoriedad. Es como un doble impacto en las mentes de los fans de espías. En la que una mujer hermosa podía ser un doble enlace, y nos gustaba sentir la adrenalina de jugar el juego con ella, porque sentíamos la emoción como si estuviéramos en una persecución de autos veloces en una ciudad europea cuando los rusos representaban al enemigo y los mercenarios se daban un festín con ambos bandos.
“Ronin” es el sueño de un director que se quedo atrapado en las pistas de la guerra fría.