Haz click aquí para copiar la URL

Imitación a la vida

Drama Lora Meredith (Lana Turner), una actriz viuda en paro, vive con su hija adolescente (Sandra Dee) en Nueva York. Un día, conoce por casualidad a Annie, una mujer negra (Juanita Moore) a la que contrata como sirvienta. Ese mismo día conoce también a Steve (John Gavin), un fotógrafo que se enamora de ella. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Críticas 36
Críticas ordenadas por utilidad
16 de marzo de 2009
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director alemán, Douglas Sirk, se ha despedido, con honores, de una carrera cinematográfica que dejó para la posteridad títulos memorables como “Has Anybody Seen my Gal?”, “Magnificent Obsession”, All that Heaven Allows”... o este conmovedor y sincero alegato contra una vergüenza humana que, en pleno siglo XXI, todavía se presenta en numerosas y deplorables sociedades: Valorar a una persona por el color de su piel y expresarle rechazo, menosprecio, insultos… y hasta agresiones, por el simple e inocente hecho de haber nacido distinto.

Pocas cosas dan cuenta de la terrible ignorancia y del grado de intolerancia que puede emanar de un ser humano cuando, sintiéndose superior, mancilla la dignidad de un semejante sólo porque es diferente, porque piensa distinto o porque “pertenece a otro lugar”.

¡Cuán lejos se vislumbra la paz, mientras estas diferencias sigan siendo motivo de discordia, rivalidad o atropello! ¡¿Cómo no comprender que las diferencias de color, de ideas, de intereses… se dan con el preclaro objetivo de hacer más amena y variada la existencia?! Nacemos con gustos y deseos muy distintos, y el universo, en su infinita generosidad, nos concede toda la diversidad que le pone gusto a la vida.

Partiendo de un guion de Eleanore Griffin y Allan Scott, basados en la imperecedera novela homónima de Fannie Hurst, “IMITACIÓN A LA VIDA”, nos cuenta la historia de Lora Meredith, una actriz y modelo que, como empleada para su casa, acepta a una mujer negra que tiene a una niña, apenas un poco mayor que Susie, su propia hija. Aunque la estadía de ellas, en principio es momentánea, ambas congenian de tal manera que muy pronto construyen una gran amistad en la que impera el respeto, la mutua colaboración y un inmenso cariño.

Susie también empatiza con Sarah Jane, la hija mulata de Annie Johnson, la noble empleada de la bellísima actriz... pero, para esta generosa mujer, la paz no durará bastante cuando su ambiciosa hija comience a desear algunas de las cosas que, por incomprendidas razones, la vida le ha denegado.

Esta situación nos lleva por un doloroso sendero donde el racismo, la liviandad, y el sufrimiento de unos seres inocentes, quizás traigan desventura a una familia que lucha arduamente por la superación.

Lora mantiene una espaciada y larga relación con Steve Archer, un fotógrafo y publicista que la ama sin interponerse en su camino... y en algún momento, acaso él llegue a comprender que nadie puede detener a un ser humano que ha descubierto el objetivo supremo de su vida.

La película recrea a seres Vivos, sensibles, con debilidades y con grandes fortalezas, que hará muy fácil identificarse con ellos, sobre todo, cuando conseguimos entender que, es en el fuero interno, donde radica la grandeza y el halo de divinidad que posee todo ser humano.

Un filme que nos exalta como especie y que guarda la esperanza de despertar la conciencia de aquellos que todavía la tienen adormecida.

Título para Latinoamérica: IMITACIÓN DE LA VIDA
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de febrero de 2009
51 de 89 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los años setenta un grupo de críticos europeos, especialmente franceses y británicos comenzaron a rescatar del olvido al director norteamericano de origen alemán Douglas Sirk. Hasta entonces Sirk había sido considerado un realizador menor, especialista de los melodramas amorosos, a los que se achacaban su banalidad, inverosimilitud y que abordaba temas en general sin demasiada importancia.

Particularmente creo que ese desprecio al que estuvo sometido tanto tiempo fue una injusticia, ya que Sirk cuanta con un puñado de películas que merecen figurar por sí solas entre el catálogo imprescindible de la década de los cincuenta. Ahora bien, tampoco acepto la nueva ola, que intenta situar a este director entre los más grandes de la historia del cine.

La historia de este alemán de Hamburgo es realmente curiosa, no fue como tantos otros contemporáneos suyos que tuvieron que exiliarse con la llegada de los nazis al poder. Más bien al contrario. Desde el año 1933 hasta casi empezada la SGM, fue uno de los directores favoritos del Ministerio de Propaganda Nazi, dirigido por Josef Goebbels, con el que mantenía una buena amistad. Su caída fue totalmente cinematográfica. Su primera mujer, seguidora acérrima de Hitler, de la que se había divorciado, fue la que denunció que Sirk se había casado con una actriz de origen judía en la segunda mitad de los años 30. Y eso, por muchos amigos que tuvieras era imperdonable en aquel momento, tal y como le pasó a tantos otros alemanes que vivían a costa del régimen, su matrimonio supuso su desgracia, como le ocurrió a Karl Haushofer, director de la Academia Alemana y del Instituto de Geopolítica de Munich. Su mujer tuvo que escapar a Italia, donde el tema judío nunca tuvo gran importancia, y Sirk acabó exiliado en Estados Unidos con la guerra ya empezada.

A pesar de que en los años 40 hizo sobre todo cine negro, como casi todos, muy pronto encontraría el género donde mejor se movió, el melodrama. Ahí nos dejó grandes películas, otras buenas, regulares algunas y discretas las menos.

En este último apartado sitúo su última película dirigida en Estados Unidos antes de regresar a Europa, “Imitación a la vida”, a la que considero una obra muy sobrevalorada, a la que se podía definir como un culebrón de serie alta pero nada más.

La novela en la que se inspira el guión es de Fannie Hurst, una Danielle Steel de su tiempo, autora de obras con títulos como “De amor también se muere”. Con semejantes mimbres realizar una gran película no resulta nada fácil, pero al menos Sirk consigue que el ritmo y la luminosidad de su puesta en escena –siempre fue uno de los directores más pictóricos de Hollywood- hagan que se desvíe la atención de las varias escenas totalmente irritantes por absurdas y ñoñas que nos encontraremos.

Apuntar que “Imitación a la vida” ha envejecido muy mal es una obviedad, se asemeja a una revista del corazón, que pasado un tiempo carece de verdadero valor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de junio de 2013
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
A lo largo de la década de los años 50 del siglo pasado en Hollywood, el director danés Douglas Sirk comenzó a encadenar un éxito tras otro, gracias a una serie de melodramas considerados hoy en día objetos de culto. La mayoría de estas películas fueron producidas por Ross Hunter, un avispado directivo de la Universal, que en 1958 le ofreció a Sirk dirigir el “remake” de la película del mismo nombre que había realizado John M. Sthal en 1934, en la que éste gran maestro había conseguido una de las mejores interpretaciones de Claudette Colbert.

Sirk desconocía por completo la versión anterior e inteligentemente (para no sentirse influenciado, creo yo) decidió no verla hasta que no finalizó la suya. Tampoco leyó la novela en que se basaba la historia, esperaba el guión que le proporcionaron los guionistas. Aunque no le entusiasmó, sí adivinó sus posibilidades de convertirse en un éxito de taquilla. Además, no podía dejar de reconocer que le parecían atractivos unos personajes tan a la deriva y, por otro lado, era consciente de poder sacar jugo melodramático al conflicto de razas que plantea la película. De hecho Sirk, desde un principio creo que se propuso criticar tanto la actitud racista imperante de los blancos como la falta de una toma de conciencia por parte de los negros y, en este sentido se puede considerar su última película como una de las más críticas hacia la sociedad norteamericana de los años cincuenta.

No obstante Sirk propone en su discurso la abstracción a otros niveles: el autoconocimiento, la aceptación de la realidad, la necesidad de vivir y no de “imitar” los arquetipos… “Imitación a la vida” comienza siendo los avatares de una actriz en decadencia para convertirse en una tesis sobre la búsqueda del “yo” que encarna Sarah Jane, autentica protagonista. Es un film sobre la insatisfacción, sobre la huida, sobre la posibilidad de escapar a la propia condición, sobre el deseo de imitar, sobre la necesidad de introspección, sobre la autocomplacencia en las desgracias… A pesar de su sarcasmo, cercano al humor negro, hay una esperanza en la evolución, en la posibilidad de cambio, en la importancia de reconocer esa capacidad misteriosa a la que llamamos VIDA.

La Universal le proporcionó unos actores adecuados como Lana Turner en su mejor momento, el galán, John Gavin, la adolescente, Sandra Dee muy popular entre los jóvenes, la actriz de color Juanita Moore, Susan Kohner y Troy Donahue. Sirk se rodeó del competente equipo de la Universal que ya había trabajado para él en otros melodramas, como el estupendo director de fotografía Russell Metty, cuyas elaboradas imágenes con colores muy vivos hicieron de “Imitación a la vida” un autentico festín para los ojos del espectador, el diseñador Jean Louis, particularmente inspirado en el fastuoso vestuario para Lana Turner y el compositor Frank Skinner, autor de la evocadora música que sirve de perfecto complemento al empaque melodramático del film.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de abril de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
América, 1959. Los negros viajan en los asientos traseros de los autobuses en los estados del Sur, no comen en los mismos restaurantes que los blancos, no beben de sus grifos, ni usan los mismos urinarios. Asoman los años sesenta. Asoma el sueño de Martin Luther King, la rebeldía de Malcom X o de Mohamed Ali (antes Clasius Clay), y comienza a plantearse la lucha por los derechos civiles.

Sarah Jane es negra, pero no lo parece, y se rebela contra el destino de su raza, que sólo puede aspirar a servir a los blancos, hasta el punto de renegar de su madre y avergonzarse de ella porque sabe que tendrá más oportunidades si miente. Cincuenta años después, con un presidente negro en la Casa Blanca, no parece tan mala hija.

Douglas Sirk, el rey del melodrama en los años cincuenta, adapta al cine una novela que ya había rodado en 1934 John M. Stahl con Claudette Colbert en el papel que aquí interpreta Lana Turner. Y se queda corto. Demasiado corto incluso para su tiempo.

La película se centra en la relación de dos madres y dos hijas, pero es la historia de Sarah Jane y Annie Johnson la que ha envejecido mejor, aunque el conflicto que plantea hoy esté superado y el abnegado personaje de Juanita Moore, mujer piadosa donde las haya, acabe dejando un poso de resignación que lastra la crítica.

El resto es un folletín rodado con elegancia, de sentimentalismo desbordante, ingenuo y bien intencionado, que convierte en inverosímiles la mayor parte de los personajes. Se nota que no se atrevieron a profundizar en la ambición y el egoísmo de Lola Meredith para no poner al público en contra de la protagonista. Pero también resulta sospechoso que la moraleja final, que la tiene, apunte a que una mujer debe anteponer la familia al trabajo para sentirse plenamente realizada, porque siempre habrá un hombre que se encargue de todo lo demás.

Por lo demás, Sirk sabe emocionar al espectador y hay escenas que todavía hoy mantienen su fuerza, aunque después de ver la película, a uno le quede la sensación de que ha abierto un armario lleno de vestidos bonitos, pero con un olor muy fuerte a alcanfor.
Alguernoon
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de mayo de 2006
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película "Imitación a la vida" es un folletín lacrimógeno que pretende implicar al espectador en la lucha de derechos civiles de la comunidad negra americana. Con una serie de matices románticos bastante reiterados. La película ofrece, sin embargo, un interés al marcar claramente el rechazo que un mujer de raza negra, pero de aspecto blanco, intenta realizar para ser aceptada en la discriminadora sociedad americana. Al margen de valoraciones interpretativas, que por otro lado, son aceptables. La película pasa de puntillas por el espinoso tema del racismo, utilizando historias paralelas, poco interesantes para distraer la atención del espectador del auténtico problema de fondo. Sin embargo, esta película de 1959, en plena explosión de las reivindicaciones antisegregacionistas (Martin Luther King, Malcolm X, etc.),merece un reconocimiento, y al mismo tiempo una comprensión del momento histórico en que se realizó.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lucaspj
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 8 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow