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Bottle Rocket (Ladrón que roba a ladrón)

Comedia Dignan (Owen Wilson) y su compañero Anthony (Luke Wilson), recién salidos del manicomio donde ingresaron voluntariamente, deciden seguir por la senda del delito. Con la ayuda de su amigo Bob, que debe ayudarles a escapar, puesto que es el único que sabe conducir, intentarán cometer algunos atracos para llamar la atención de un jefe mafioso (James Caan). (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
23 de abril de 2020
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
105/25(22/04/20) Fallida ópera prima de un realizador que con el pasar de sus trabajos se ha ido perfeccionando y puliendo hasta convertirse en un tipo que ha creado un sello propio, una marca de la que beben muchos cineastas, me refiero por supuesto al texano Wes Anderson. Pero que en este debut me ha dejado con gesto torcido, pues es una historia que tiene un prometedor arranque en un tono de comedia de amigos, pero que a medida que avanza el metraje va perdiendo fuelle y sus esperanzadoras bazas de personajes disfuncionales se torna en infantiloides seres caprichosos que no se dirigen a parte alguna. Con un guión de Anderson y Owen Wilson basado en un cortometraje de 13 minutos de 1.994 (rodado en 1992) de Anderson del mismo nombre, protagonizado por los mismos que en la película, llamando la atención de varios productores, entre ellos el conocido James L. Brooks, que impulsaron se alargara el metraje para un largo. Además de ser el debut como director de largometraje de Wes Anderson, fue el debut de los hermanos Owen y Luke Wilson, que coprotagonizan junto a James Caan y Robert Musgrave. Siendo un film de bajo presupuesto filmado en su totalidad en Dallas, Fort Worth y Hillsboro, Texas. Las escenas en la casa de Bob Mapplethorpe fueron filmadas en la residencia John Gillin, diseñada por Frank Lloyd Wright. La historia se centra en un trío de inadaptados que se dedican de modo burdo a los atracos, pero a un nivel de niños de parvulario, donde el fin mismo de robar parece solo una excusa para el idealismo de hacer lo que te gusta, lo cual ya es un mensaje bastante tóxico. Donde el espíritu de comedia dura poco, donde su romanticismo me resulta impostado, y donde su drama me resulta prefabricado. Un relato que a la media hora, prácticamente cuando entran en el motel, la historia se estanca sin dirección alguna hacia la nada, en medio de situaciones bobas, que no me mueven a emoción alguna, donde esta supuesta oda a la amistad me queda artificiosa, pues nada tiene de conexión este trio de amigos. El título se refiere a los fuegos artificiales baratos y una vez populares que fueron prohibidos, simbolizando las motivaciones explosivas de corta duración de los personajes. La película fue un fracaso comercial, pero lanzó la carrera de Anderson llamando la atención de los críticos. El director Martin Scorsese más tarde nombró a Bottle Rocket una de sus diez películas favoritas de la década de 1990. Después que la película no logró el éxito, Owen Wilson consideró unirse a los Marines. Bill Murray fue considerado para el papel del Sr. Abe Henry.

Tiene un inicio prometedor con un tipo, Anthony (Luke Wilson) que vemos planea escapar de un psiquiátrico, tiene una cuerda echa con sábanas para descender por la ventana el piso de distancia al suelo, desde abajo, entre unos matorrales un cómplice, Dignan (Owen C. Wilson), le espera animándolo, pero antes de salir, llega un médico a la habitación, entonces nos enteramos que estar en el sanatorio es voluntario, eso lo sabe Anthony, pero le dice al doctor que va a salir por la ventana para hacer feliz a Dignan, que se cree un genio del crimen. Tras esto vemos a la pareja en un supuesto allanamiento robando en una residencia, y es que es la casa de los padres de Anthony y la excusa para el latrocinio es ensayar para metas mayores. A ellos se une un amigo, Bob (Robert Musgrave), el chófer del trio, su ascenso en el mundo criminal es atracar una librería, atraco estrafalario, marcando este minutaje el tono de los personajes y de la película bufa.

Es un trío protagonista heterogéneo. Anthony es un chico romántico que acaba de salir de centro de salud mental al que había a parar voluntariamente debido al diagnóstico de “agotamiento”, cuando luego escuchamos a su hermana que dice que no ha trabajado en su vida, espetándole, “Cómo puedes estar exhausto?". A pesar de estar en un psiquiátrico es el único con mentalidad cuasi-adulta. Es el que tiene algo más de fondo al tener un romance con una empleada hispana de un motel que no sabe hablar inglés;

Dignan es un joven de mentalidad primaria, un entusiasta que en sus delirios de grandeza se auto-erige en líder del grupo, alguien que se cree un genio del crimen cual Profesor Moriarty, lo tiene todo tan medido (según su atrofiado barómetro) que tiene planificados los próximo 75 años en una libreta; Bob es niño bien de familia acomodada, que cría marihuana en su patio trasero. Atemorizado y acomplejado por su hermano mayor Futureman (Andrew Wilson, otro más del clan Wilson, y van tres). Es el que menos peso tiene en el trio; Son tres tíos patosos que se creen malotes y nadie les toma en serie en sus ridículos planes y desenvolturas torpes. El director cree que los tres son tipos en su carácter de perdedores interesantes, pero no son así, de hecho me resultan anodinos en sus estupideces, igual se lo pasaron muy bien realizando la cinta, pero eso no me llega a mí para hacerla disfrutable. Resultándome un mundo caricaturesco, y lo peor es que Anderson quiere dar un fondo dramático a un desarrollo errático. De hecho el único ser con alma tridimensional de la película no es alguien del trío, es Inez, encarnada por una estupenda mexicana (aunque haciendo de paraguaya), Lumi Cavazos, desprende dulzura y encanto natural, pero tampoco es complicado destacar ante unas actuaciones del trio que no es que sean malas, es que me son sin sustancia alguna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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1 de noviembre de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wes Anderson debuta detrás de las cámaras con una comedia tan entrañable como un bebe haciendo travesuras.

El tono desenfadado de la puesta en escena y una fotografía alegre y soleada hacen que el subconsciente vea, sin temor a la credulidad, el sinsentido de unos personajes construidos con cariño.

La rebeldía que se narra es blanca e inofensiva, pero de un peso existencial como para reflexionar en un manicomio y regresar con ganas de amar y no defraudar al compañero.

El mundo se observa según perspectivas al igual que los personajes que recorren la obra de Anderson. El romance es tan desolador como tierno. La incapacidad de comunicación llevada al surrealismo de utilizar una tercera persona. Podemos diferenciar entre matices los distintos tonos de personalidad maliciosa. No es lo mismo la travesura intencionada del trío principal que la burla maliciosa del hermano de Bob o la maldad del personaje de James Caan. Siendo este último idolatrado por los primeros e incompatible con el segundo.

Agradable experiencia de historias entrañables rodadas de forma relajada y sin golpes bruscos de cámara, con planos fijos y los travelín lentos. Puede que parte de la armonía de la cinta se rompa bruscamente con el giro y elipsis a mitad del metraje. Único punto que chirría en una melodía que mantiene el ritmo hasta ese atraco que poco importa si sale bien.

Nunca un "Te amo" me hizo tanta gracia.
La puerta de Tannhäuser
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8 de abril de 2009
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimable ópera prima de Wes Anderson, que ya empieza aquí a sembrar la cosecha que tan buenos frutos le daría en Los Tenenbaums y, especialmente, Life Aquatic, una de las mejores comedias de los últimos tiempos, para mi gusto.
En esta ocasión el mayor lastre es tener que aguantar, al igual que en la horrenda Viaje A Diarreling, a Owen Wilson en un papel protagonista, un tipo soportable, incluso efectivo en pequeñas dosis pero que puede llegar a arruinar una función a golpe de tabique si le das unos metros de más. Salvando este incómodo detalle, el guión tiene ingenio y el toque personal del mejor Anderson y, a pesar de mis reservas, conseguí disfrutarla bastante.
Peter Gabriel 77
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20 de febrero de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A fecha actual, esta ha sido la última película que he visto del cineasta Wes Anderson y a falta de ver sus futuras producciones cuando sean estrenadas. Paradójicamente la primera película que ví de Wes Anderson fue Hotel Budapest y me hizo caer enormemente enamorado de la obra de este cineasta y de su forma de entender el cine, la composición de sus planos, sus actores recurrentes, la música perfectamente medida con el tempo de la película y sus interesantes travelling. Como autor me ha gustado tanto que poco ha poco he acabado terminando de ver su cinematografía y la última por ser más dificil de encontrar ha sido Bottle Rocket.

Es un remake de su primer cortometraje y con los hermanos Wilson en los mismos papeles. Sin embargo la película empieza a apuntar maneras sobre lo que sería el personal estilo del director. Su fascinación por el mundo de los hoteles, los primeros planos de libros y documentos. Los personajes brillantes pero marginales, el completo tono de nostalgia que inspiran sus cintas y el afilado e irónico humor que destila.

Como cinta es una película correcta que deja entrever el brillante futuro que tendrá Anderson como director y no deja de ser una comedia curiosa e interesante que merece la pena dedicarle su hora y media de duración. Claro que no puede ser plato de buen gusto para mucha gente y con Wes Anderson sucede que ante su éxito se conjuga una legión de detractores por su particular manera de entender el cine.

Sin embargo, desoigan en esas críticas y denle una oportunidad a esta pequeña película que son los primeros pasos de un gigante cinematográfico.
JCR
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22 de abril de 2020
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremebundo repertorio de escatología. Esta soporífera comedia intenta desbordar con su "humor negro" pero nunca consigue superar el "humor marrón", es decir, el humor color mierda-perro. Además, tiene la característica de que nada tiene personalidad y todo adquiere ese color característico de la mierda-perro. Sólo apto para subnormales profundos o gente con media neurona y complejo de niño-grande y además con un punto de "cateto norteamericano a babor". Un verdadero coñazo que no se puede aguantar ni con ganas ni sin ellas. Una cosa aquí puesta que desborda aburrimiento, sosería y....y....y que me deja sin palabras. Tuve que acudir al móvil de vez en cuando (cosa que ODIO hacer cuando me siento a ver cine) porque entre la vergüenza ajena y la poca gracia que tiene tenía que distraerme con algo.

Y ya está, porque ya he gastado demasiadas neuronas en escribir esta mierda de crítica para esta defecación de película. Vamos, que no le meto un 1 porque insultaría al 1, y eso no se debe hacer, aunque tenga ganas de ello.

Por favor, no lo intentes, aunque tengas ganas. Huye de esta bafocia...
En Resumidas Cuentas
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