Torrente 3: El protector

En las cercanías, como ya estamos, de una nueva aventura torrentiana, a uno le da por revisar las anteriores partes de la saga. Así, comienzas a recordar las carcajadas brindadas antaño por ese zafio policía, tanto en su papel de cobra español como en sus aventuras por Marbella. Sin saber muy bien el porqué, parece como si a la tercera entrega la rodeara una especie de nebulosa que te impide saber con certeza de qué iba aquéllo.

Una vez vista de nuevo, ya sabes de qué iba. Menos recursos, menos ingenio buscando más dinero, más recaudación. Santiago Segura parece haber perdido su orientación a la hora de escribir su historia, encandilado por los cantos de sirena de la taquilla nacional.

Homófobo. Racista. Machista. Sin embargo, la parodia roza el hastío. No ayuda el efecto bucle de las "pajillas" y la coletilla de "'¡pero sin mariconadas!". La picantez, en esta ocasión, es desmedida. El montaje es chabacanero (sumándose a eso de "mal escrita y peor dirigida"). La pareja de baile (Juan Mota) no está acertada, y eso redunda para mal en el resultado final. Por no hablar de ciertos gags (futbolistas, Deltell, el risitas) que no es que no tienen gracia, simplemente es que no vienen a cuento. En definitiva, si ésta es mala, cuidadito con la cuarta.

Santiago Segura se vuelve a sacar de la manga está 3 parte para ganar dinero. La película es poco graciosa. José Mota, un tío que me cae cojonudo y que me parece muy cachondo en Cruz y Raya está totalmente desaprovechado, evidentemente no es culpa suya ya que él es muy cachondo, sino de como le ha escrito el personaje Segura. Los demás no se salvan, Javier Gutiérrez vuelve a demostrar que no es buen actor, Yvonne Sció enseña las tetas que es lo que importa, lo de Tony Leblanc es de vergüenza ajena y Segura fatal. Si la 2 parte ya era innecesaria pero tenía cosas que entretenían (el Cuco de Gabino Diego) su 3 parte es aún peor. El guión es pésimo de esos que te entran ganas de potar en mitad de la película y además copia descaradamente de las dos anteriores porque a Segura no se le ocurre nada. Tampoco me convence eso de que Torrente 3 está hecha para entretener (The house of the dead también y eso no quita que sea una mierda) porque está bastante claro que esta hecha sólo para que Segura se llene los bolsillos de euros.

Su cenit llego en "Misión en Marbella" pero en la tercera ha caído con todo el equipo. Una película en la que los cameos dan pie al "guión". Un Santiago Segura sobreactuado en todas sus escenas, previsible y cada vez con menos gracia. Carlos Latre no ha sabido llevar el papel -quizá porque el guión no le haya dejado-, y una Silvia Gambino que lo único que hacia era gritar y gritar. El mejor en su interpretación ha sido José Mota (el yonki) porque el resto del reparto...

Si destacamos algo positivo, las escenas de acción han superado a las 2 anteriores y la música de Rosa en los créditos también. Por lo demás...para pasar el rato y ahora que la he visto por 2ª vez, me arrepiento de haber pagado 5 euros en el cine.

Más de lo mismo...y peor, mucho peor.
Salí del cine abochornado, asqueado, decepcionado de mí mismo por haber pagado una entrada para ver esta bazofia de película.
Llevaba viendo una semana a Segura en todos los programas haciendo promoción y he de reconocer que tanta promoción nubló mi razón (tonto de mí) y fuí a verla. Moraleja: la televisión enajena las mentes.
De verdad que no recomiendo a nadie este espectáculo tan lamentable, además cada secuela es peor, la primera al menos era aceptable, la segunda ya fue a menos y esta es patética espero por todos los santos que no haya cuarta.
Segura en este bodrio ha fichado a sus amigos, la mayoría conocidos en televisión, para hacer una gran taquilla aunque tenga malas críticas pero eso qué más da, el negocio es el negocio y volviendo al principio parte del negocio es la promoción que, en mi opinión, es lo único bueno de esta película.

A lo mejor algún día recibo un golpe en la cabeza y consigo entender ese sentido del humor tan absolutamente insufrible que ha patentado el señor Segura, pero por el momento no me queda otra que alucinar con el éxito de taquilla de esta monstruosidad anti-cinematográfica. Porque el que califique esto de cine ya puede ir elevando los especiales de los Morancos a la categoría de obras maestras.
No hay mucho que decir sobre semejante tomadura de pelo. Tan solo que los componentes machistas, racistas, xenófobos, homófobos, repugnantes e inmorales de las otras entregas están acentuados hasta la nausea, y que el éxito parece haber convertido a Santiago Segura en un graciosillo repelente que, de seguir así, acabará haciendo bromas escatológicas sobre los campos de concentración. En serio, no perdáis el tiempo en ver este despropósito. Es asquerosa y ofensiva.