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Crash

Drama. Thriller Una noche, James Ballard estrella su coche contra el de Helen y ambos son ingresados en un hospital. Lo sorprendente es que inmediatamente después del choque los dos experimentaron una extraña atracción mutua. A partir de entonces, la vida de James se precipitará hacia un mundo oscuro y prohibido, dominado por el peligro, el sexo y la muerte. (FILMAFFINITY)
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Críticas 109
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2024
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Pseudocríticos de cine "alaban" en Cannes a Cronemberg solamente por su apellido, permanecen asqueados por ésta plasta de película y se salen horrorizados de las salas cuando les dan lo mismo en el cine hecho en otros idiomas... Todas las personas que les parece una buena película se encuentran en un ambiente de adoración de charlatanes, son amateurs, "villamelones" que gritan OLE en cualquier suerte mediocre del torero. Pseudoexpertos, cinéfilos bajo el hechizo de apantalladores, público perdido que con sus baderas de entendidos van por ahí salpicando citas repetidas de los anuncios del marketing "David Cronenberg nos muestra la desolación del mundo", NO! En Crash David Cronemberg te muestra la desolación de su cámara y de su cabeza. Cronemberg no ha podido superar nunca la contínua realización de cine mediocre, su único tropiezo positivo ha sido el actor Viggo Mortensen en Promesas del Este (2007), si no es por Él Cronemberg seguiría siendo menos que mediocre. Crash destaca por su mediocridad en todo, actoral, fotográfica, iluminación, credibilidad, cinemática, lentes, encuadres, tomas, todo parece realizado por Hugh Heffner para un video de televisión por cable del canal Playboy-NC17, la adaptación se agota en minutos, de pasmosa linealidad, de insoportable artificalidad es preferible ir a donar sangre al hospital, el asco no es por la temática "incómoda" del escritor J.G. Ballard, es por que en el fondo sabemos que el asco viene de las profundas carencias de David Cronemberg para poder auto-denominarse "Director de Cine". No hay un criterio artístico y estético que sea mínimamente inteligente. Evita toda introspección y cualquier compromiso con los personajes y éstos a su vez con la profundidad posible de la trama o con llevar al público hacia lugares más allá del cuadro visible. Cronemberg destrozó el excelente Cortometraje Crash de (1971) Producido por la BBC que puedes ver en cualquier página de videos.
Lisa
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7 de diciembre de 2009
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camina nuestra carne por vericuetos de deseo, pasión, amor, egoísmo... y tendrás suerte si la tuya ha decidido seguir los caminos convencionales. Porque a veces la carne en los seres humanos se desvía transitando por terrenos oscuros, pasadizos, atajos que desembocan en el dolor, en la sangre, tal vez en la aberración. Esa carne que en cada individuo busca su identidad, que no es otra que la obtención del placer, bifurcado en tantas direcciones como cuerpos, sencillo sólo cuando se encuentra en línea recta pero tan complicado cuando el sexo no quiere, no puede si no mostrarse desde la diferencia, la exclusión, el tabú y la marginación.

Se mueve mi carne por la vía más transitada, la considerada dentro de los márgenes aunque siempre habrá quien tenga límites aún más pequeños, pero mirando fuera de ellos se me abren mundos extraños que puedo observar desde la barrera con un punto equidistante entre la incredibilidad, el morbo y el asombro. No quiero experimentarlos, sé que no son para mí pero puedo acercarme a ellos como un voyeur, ajeno a la participación pero abierto a conocer aunque solo sea con la superficialidad del que observa los diferentes caminos que mi naturaleza no podría si no rehuir y rechazar.

Y en esta película retorcida y lúgubre de una intensidad casi perversa donde la carne solo se realiza a través de la colisión apocalíptica entre el sexo y la velocidad hasta llegar a un orgasmo bizarro provocado mediante accidentes automovilísticos, miro y asisto perplejo a lo que me parece un esperpéntico espectáculo de barraca de feria, de cuerpos desnudos que se buscan entre hierros y kilómetros, y sin embargo tal vez tan parecidos a mi cuando persigo el placer en el cómodo camino que ha escogido mi carne.

Dura, fácilmente detestable, tal vez incomprensible, tiene de todas maneras la fuerza propia de su director y si consigues entrar en ella puede ser que consiga fascinarte aunque una vez finalizada solo quieras mirarte a ti mismo y olvidarte por un tiempo de los demonios que se esconden más allá de tus propias fronteras allí donde el placer de otros se convierte en un terreno desconocido mientras hace palpitar las entrañas de la carne accidental.

https://corazonesenelprecipicio.blogspot.com
Wild In Love
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4 de mayo de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ocurrencia de encontrar un nexo fetichista entre la violencia, despersonalización y desmembramiento de los accidentes de tráfico y el deseo y el acto sexual parte de la imaginación de un escritor llamado J.G.Ballard.
Esta temática se convierte en un posmoderno punto de partida filosófico, en aras de la creatividad y de la exploración del lado oscuro del ser humano. Probablemente el propio Ballard habría reconocido lo absurdo del tema en sí, independientemente de las viscerales emociones que pueda llegar a suscitar.
Lo que hizo Cronenberg fue limitarse a llevarlo a la práctica adaptándolo en forma de película. No debe ser nada fácil pero a mi juicio lo logra, y tiene un ritmo y una exposición bastante comprensibles una vez nos hacemos a la idea de su extraña y enfermiza temática.
Tanto por el lado del erotismo sadomasoquista e hipersexual de los personajes como por el de los terribles accidentes de automóvil se trata de una película muy fuerte e inquietante, que puede herir la sensibilidad de no pocos espectadores.
Con todo, el resultado está logrado pese a lo escabroso y absurdo de la temática, y eso depende del buen hacer del director. Los actores hacen sus papeles creíbles, dejándose envolver por la oscura y casi dolorosa atmósfera que logra el film.
Como comentaba una crítica que leí en esta página, no era de esperar que nos saliese con una de Indiana Jones. Afortunadamente, pues como esta película no hay otra.
J Brain
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25 de junio de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
A quienes no les gusta la película suelen tener en común que en su interior florecen sentimientos de desprecio, asco y repulsión; comunes adjetivos que utilizan para describir la película. Resulta curioso que una película que su tonalidad se mueve por esas tesituras tuviera que provocar otro tipo de sensaciones, la película cumple con su propósito, inquietar, escandalizar... una colisión directa. Por lo contrario, el hecho de que la película te guste no quiere decir que no despierte en tu interior ese tipo de sentimientos, pues algo en común que une tanto a quienes la repudian como quienes la disfrutan, es que consigue desconcertar.

El reparto está muy bien seleccionado la actuación de los actores es la ideal para la película, su dirección es muy precisa, el juego de miradas, las expresiones indolentes, la forma en la que dialogan, todo está pensado para la construcción del tono de la película, que en su conjunto final consigue provocar una serie de sensaciones que distan mucho de lo agradable.
La dirección fotográfica de Peter Suschitzky es tan sutil como desbordante. No se basa solo en conseguir tonalidades azuladas y combinaciones de colores fríos, va mucho más allá, desde sombras y luces expresivas, hasta sutiles reflejos sobre los personajes. Está pensado para crear conceptos, despertar sensaciones y construir ideas; todas relacionadas con la temática de la película, tan integradas que no destacan por encima de otros elementos. La banda sonora es inquietante y perturbadora, ecléctica en función a la película, contiene aquello que se quiere transmitir al público pero que resulta de difícil asimilación por lo abrupta que resulta la propuesta.

A parte de recibir un premio especial del jurado en Cannes, la película consiguió en los premios Genie de 1996, lo que vendría a ser el equivalente de los Oscar en Canadá, los premios a la mejor fotografía, mejor dirección, mejor montaje, mejor guión adaptado, mejor montaje sonoro y la Bobina de Oro; también consiguió una nominación en 1998 por parte de la Motion Picture Sound Editors al mejor montaje sonoro. A partir de su estreno, la película sufrió censura en gran parte del mundo, en Estados Unidos sufrió recortes y en Inglaterra directamente se prohibió su estreno. Lo curioso es que en España se pudo ver la versión íntegra, es posible que tal como están las cosas en la actualidad ni la estrenasen. Crash es una película complicada para recomendar, no porque resulte compleja para su entendimiento, aunque si lo puedan ser las re-lecturas que ofrece, es una película de la que si escarbas sacas mucho más de lo que piensas, sobre todo por la calidad cinematográfica que esconde. También es cierto que para disfrutar de muchos de los elementos de Crash tienes que conocer el recorrido de Cronenberg y tener una cierta afinidad, pero eso no es excusa para quedarse en la superficie de Crash, hay que indagar más, levanta su capó y toquetea su motor, te mancharás, pero descubrirás cosa nuevas.
Orlok
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12 de enero de 2014
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La visión que David Cronenberg ofrece en Crash, obra literaria homónima escrita por James Graham Ballard, autor de historias extrañas, magnéticas y en ocasiones incomprensibles con una capacidad asombrosa para crear ambientes poéticos y perturbadores a partes iguales, no desmerece para nada la original. Aunque Cronenberg elimina ciertos elementos de humor negro que alberga el relato, así como toda la jerga técnica automovilística, e incorpora sus propios elementos de transmutación de la carne y enfermedad como paso previo al renacer del individuo, el espíritu de la novela queda intacto. De hecho, todas esas obsesiones de alguna forma están también en el espíritu de la novela, como si Ballard estuviera pensando en alguien como el canadiense cuando la escribió. Por tanto, de entrada, una gran adaptación cinematográfica de una novela difícil, malsana y compleja que no dejará indiferente a nadie y obligará a amarla o a odiarla con todas las fuerzas.

El futuro frio, decadente y sin alma que se nos muestra, donde personas de actitud robotizada incapaces de amar y sentir nada por el prójimo, que están en perpetua búsqueda enfermiza de placer que sacie su vacío interior y donde los coches son una materialización de lo rápido que se transforma el mundo debido a la tecnología y nuestra incapacidad (mental y física) como especie para adaptarnos a ello que planteaba Ballard en 1972, parece hoy día una profecía hecha realidad. No cuesta mucho vislumbrar en el actual, frenético y decadente mundo capitalista donde nada nos satisface y continuamente buscamos ese nuevo tótem tecnológico que nos proporcione la anhelada felicidad y paz interior el reflejo real de lo imaginado por Ballard hace más de 40 años.

Cronenberg muestra una carne y sexo enfermizo, perverso, degenerado e hiriente que atrapa a los personajes, y a nosotros como espectadores-voyeurs, en un intento desesperado por conseguir todo aquello que una sociedad post-industrial y aséptica, donde todo está perfectamente estandarizado, les niega sistemáticamente, el simple goce de las cosas naturales de la vida. En este contexto surgen falsos iluminados como Vaughan (Elias Koteas) que corrompen y degradan aún más a los desesperados, ávidos de una luz que marque el camino, empujándolos inexorablemente hacia el lado más oscuro y depravado de su ser. Lo curioso del asunto, es que a pesar del sexo que aparece en pantalla y la viciosa, tortuosa e incómoda erótica que desprende la historia, pocas veces en el cine hemos (disfrutado) asistido a una lección de desvíos y degradaciones tan sensuales. Apenas se visualiza de forma nítida el acto sexual, pero las imágenes que nos presenta Cronenberg son tan poderosas que mutan en nuestra mente transformándose en iconos abyectos, decadentes y obscenos. Gran triunfo del canadiense que se erige como un maestro, casi inigualable en el cine actual, para rodar escenas de alto contenido carnal y depravación de forma tan exquisita y elegante.

El reparto, como suele suceder en el cine de este autor, da el 100% y nos brindan unas actuaciones frías, distantes y ambiguas que encajan a la perfección en la historia, destacando fundamentalmente un perturbador y alucinado Elias Koteas y una sicalíptica Deborah Kara Unger. Desgraciadamente los personajes están esbozados, nunca llegamos a comprender perfectamente todas sus motivaciones y difícilmente podemos congeniar con ninguno de ellos. Sólo podemos acompañarlos en un viaje que no tiene retorno.

En conclusión, Crash no es una película fácil, se vuelve algo reiterativa a partir de la hora de metraje y no termina de consumar el gran clímax que desde el principio nos promete, por lo que todos aquellos que no estén dispuestos a embarcarse en un viaje descabellado y sin conclusión al fondo del alma humana, desprovistos de prejuicios, desgraciadamente sólo encontrarán la visión de la carne desnuda, del pubis rasurado, de la herida abierta, del sexo enfermizo, de la necesidad de que los fluidos corporales muten a lubricantes industriales de mecanismos de alta temperatura, sin que exista lógica alguna para ello. Y no se percatarán que todo lo planteado es mucho más profundo e intenso que la necesidad urgente de alcanzar el orgasmo.
Vagabundoespiritual
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