Noche de miedo

Película importante de los 80 en el género de terror juvenil, algo friki y que actualiza (a su manera) el mito de los vampiros. La película trata de un chico de instituto que sospecha de unos vecinos recién llegados a su barrio; cree que son vampiros, pero ni su novia, ni su madre ni siquiera la policía lo creen. Recurrirá a un viejo actor de películas y programas de terror para que le ayude con los vampiros, aunque en principio cree que está loco.

En su momento fue muy vista por un público adolescente y constituyó en éxito de taquilla. Vista hoy sigue resultando muy apetecible, llegando incluso a convertirse en un pequeño clásico del subgénero.
Tiene un comienzo interesante, con mucho ritmo y una magnífica presentación. Contiene varias secuencias destacadas muy recordadas relacionadas con las criaturas vampíricas.
En su momento, los efectos especiales y sobre todo el maquillaje fueron muy comentados, y vistos actualmente siguen produciendo admiración por ser creados de manera más artesanal que en la actualidad, en el que las creaciones por ordenador están a la orden del día.

Son efectos visuales atractivos, de la vieja escuela, artesanales, con fluídos viscosos, verdes y colmillos exageradísimos, más que de vampiro, de tiburón. El maquillaje es alucinante, teniendo en cuenta que su presupuesto fue de unos 9 millones de dólares, muy bien aprovechados, con diseños de Richar Edlund, responsable de la trilogía original de la Guerra de las Galaxias.

La película mezcla sabiamente horror y algo de humor, aunque sin ser comedia. También crea una atmósfera propia muy lograda, con referencias claras a “La ventana indiscreta” (A. Hitchcock,1954) ,a “Un hombre lobo americano en Londres” (John Landis,1981), o a la productora Hammer (Peter Vincent, el actor Roddy McDowall, una especie de Van Helsing, toma su nombre de PETER Cushing y VINCENT Price). Hay una cierta ironía, cuando Peter Vincent es despedido, dice que la gente no quiere verle a él matando a vampiros, solo a asesinos locos con pasamontañas descuartizando a vírgenes inocentes (en clara referencia a “Viernes 13”).

Una atmósfera que me hace sentir cómodo desde el principio, te logra asustar, pero no mucho, con un vampiro elegante, sexy, meticuloso, atractivo, llamativo, distinto, pero que cumple algunos cánones del vampiro clásico: transformación en niebla, en murciélago, no tolera las cruces (si se tiene mucha fe), duerme en ataúd, no soporta la luz solar,…

Está hecha para un público juvenil, por tanto, se trata de asustar de manera moderada, sin llegar a dejarnos helados de miedo. Se toma el entretenimiento más en serio que las virtudes artísticas, con la noble pretensión de articular una película atractiva visualmente, bien filmada, en un debut, no lo olvidemos, muy prometedor de su director, Tom Holland, que luego nos regalaría otro clásico: “Muñeco diabólico”.

Plenamente ochentera, con escenas de baile en discoteca, música sintética, vestuario pop, relojes Casio, y una magnífica fotografía, con muy buenos primeros planos de los rostros de ellos y una gran ambientación de la casa.

En definitiva una película divertida, de guante blanco, que aprieta pero no ahoga. Una producción modesta pero altamente divertida, que suple sus defectos con altas dosis de ingenio, pudiendo presumir de encaramarse como una de las mejores en su especie.
A pesar del tiempo pasado, y un cierto temor a que hubiera envejecido penosamente, he disfrutado mucho volviendo a ver esta película, me parece mucho más entretenida que otras del género.

Es esta una historia de vampiros a la vieja usanza, pero con toques ochenteros. Narra la historia de un joven obsesionado con las historias de terror que ve a través de la televisión y que ve su vida cambiar cuando un vampiro se muda a la casa de al lado.
Contienen todos los clichés que caracterizaron a las películas de aquella época. Protagonistas adolescentes, historia de terror pero contada con humor, efectos especiales cercanos al gore (al puto estilo Historias de la Cripta) y una muy buena banda sonora con temas de la época.
El homenaje a las películas clásicas de vampiros se observa a lo largo de toda la cinta con una estética muy cercana a las películas de la mítica Hammer y se corona con el personaje del matavampiros Peter Vincent que es un homenaje a las dos leyendas del cine de terror, Peter Cushing(Moff Tarkin en Star Wars) y Vincent Price.
Clásico ochentero de raza pura para pasar un buen Halloween y que está envejeciendo muy pero muy dignamente.

*Vigila a quién tienes de vecino

Noche de miedo nos lleva hasta una zona residencial de Estados Unidos, allí un adolescente adicto a las películas de terror y a un programa llamado “Fright Night” que pasan todas las semanas. En el un presentador que también sale en algunas de las películas que suelen reproducir da la entrada a modo de maestro de ceremonias. Este hombre es Peter Vincent (Roddy McDowall) en claro homenaje a los dos clásicos del cine de terror Peter Cushing y Vincent Price.

Será el quien ayude a Charley Brewster (William Ragsdale) el joven que cree haber visto en la casa de enfrente a la suya a un vampiro que resulta ser su nuevo vecino llamado Jerry Dandrige (Chris Sarandon). Junto a Charlie su novia Emy Peterson (Amanda Bearse) y el amigo en común al que apodan Rata (Stephen Geoffreys) serán los encargados de resolver el misterio. Con esta premisa su director hace maravillas para coger al caduco ser y hacer la versión que hoy día nos resulta tan familiar.

*Aquí tenemos al vampiro moderno de hoy día

En plena era donde el látex, los auriculares, las mallas de calentar, la laca y el rímel hicieron estragos y no siempre para bien Tom Holland actualizó al decrépito vampiro que ya venía de capa caída hacía años, bueno, la verdad es que en 1979 se modernizó algo el mito con la película Drácula que protagonizaba Frank Langella, donde se mostraba a un chupasangre más seductor y lascivo.

En Noche de miedo Tom Holland lo lleva un paso más allá mostrando al vampiro como un ser tan atrayente que ninguna mujer puede resistirse ante su encanto y figura. Es por eso que uno no puede dejar de aplaudir como Chris Sarandon domina a su personaje de forma magistral. En su andar, la forma de moverse y gesticular todo lo hace de forma brillante, trayendo para quedarse al vampiro moderno que es el referente hasta nuestros días.

*Conclusión

Noche de miedo ofrece una puesta apunto donde el vampiro y su sed parece no tener límites. La película tiene todos los puntos más interesantes de la década de los años ochenta, dando de si una cinta de terror con la comedia justa para no estropear el resultado final. Una buena pero sencilla puesta en escena más unos actores competentes y en algunos casos brillantes (Roddy McDowall, Chris Sarandon) hacen que hoy día sea uno de los títulos de referencia cuando de vampirismo en el cine toca hablar.

Estamos por lo tanto ante un film que sin tener un guion especialmente brillante, si tiene en su director el toque mágico para saber reunir todos los elementos necesarios (puesta en escena, fotografía, actores y música) para dejarnos una pequeña obra de arte que se sigue recordando y va pasando de generación en generación.

Escrito por Víctor Vega Cuervo

Ópera prima del director que años después nos traería al icónico Chucky en la primera entrega de "Muñeco diabólico" y que en este caso coge el mito de Drácula y lo lleva a otro nivel con el ambiente ochentero en el que estaba inmersa la época de la película y con numerosos guiños a la Hammer y en concreto a sus monstruos (el propio nombre del personaje coprotagonista que interpreta Roddy McDowall, Peter Vincent, es en sí toda una declaración de intenciones). Es una película muy entretenida, con un ambiente muy conseguido, con algunas escenas que todavía producen escalofríos y unos efectos especiales que a pesar de ser totalmente carentes de cgi no han envejecido nada mal teniendo en cuenta que tienen más de 35 años, y sigue siendo una película que a los ojos de quienes se inician en el cine de este género a día de hoy, divierte y entretiene.

Nos encontramos en el año 1985 y Charley Brewster es un adolescente norteamericano que vive con su madre, en un barrio residencial. Su vida es de lo más normal hasta que un día llegan unos nuevos y estrafalarios vecinos.

Charley está convencido de que son vampiros pero nadie le cree. Si la curiosidad mató al gato, ¿qué le ocurrirá al protagonista y a sus amigos por meter el hocico donde no deben?. ¿Cómo cambiarán sus vidas y cómo afrontarán la pesadilla que están por vivir?.

Simplemente la recomiendo. Una película de vampiros que ha envejecido muy bien.

Un saludo.