Dos en la carretera

He vuelto a ver... Dos En La Carretera...
https://www.filmaffinity.com/es/film261526.html

Un 7. En su día le hubiese dado más, pero vista con ojos de hoy hay ciertas cosas que no me gustan nada. Aun así, para mi el ver a Audrey Hepburn siempre es un plus y se lleva un siete, que si no llega a estar ella, no sé en cuánto se habría quedado.

Una pareja en viaje, que representa al viaje de su matrimonio, pasa por diferentes avatares a lo largo del tiempo. Pero la película nos los ofrece entremezclados. Con momentos maravillosos, junto a otros repelentes, junto a otros que no hay forma de creerse o que están sobreactuados, o mal actuados, con aciertos plenos mezclados con tópicos, y con unos cuantos ramalazos de machismo.

Podría ser mejor, más alegre, pero tal que es está bien. Y habiendo pasado una buena cantidad de años desde el visionado anterior, volver a verla, ha sido un auténtico placer. Pero, si la vuelvo a ver, será dentro de un buen puñado de años, porque el tono no es de los que más me atraen. Nunca me han gustado las peleas, y menos cuando encima se nota el paripé...

Con una maravillosa narrativa no lineal y con claras influencias de la Nouvelle Vague, Stanley Donen filmó esta comedia dramática de carretera en la que seguimos el comportamiento lleno de altibajos de un matrimonio a lo largo de varios años. Al principio la felicidad más absoluta les invade, y con el paso del tiempo esa felicidad se acaba convirtiendo en distanciamiento.

La película posee un ritmo muy ligero, con diálogos chisposos y vivaces, presentando una divertida batalla de sexos llena de situaciones que son de fácil identificación para cualquier pareja, lo que provoca cierta empatía con esta sofisticada cinta sobre el declive y la renovación del amor.

En su comicidad tanto se aprecian homenajes al slapstick del cine mudo como se adivinan aspectos satíricos en el retrato matrimonial de los amigos cursis con hija insoportable.

Un título lleno de estilo con regusto melancólico, elegante partitura de Henry Mancini y fenomenales interpretaciones de la pareja protagonista.

La película que más prestigio le ha dado a Stanley Donen y a juzgar por la excelente nota que alcanza en esta página, sigue teniendo, no es para mí ni de lejos, su mejor película.
En mi opinión ganan por goleada sus musicales, que ya sabemos que nunca van a obtener la "respetabilidad" que se les otorga a otras cintas más serias, por ejemplo ésta, pero que en mi opinión, resisten mejor el paso del tiempo.
" Cantando bajo la lluvia", " Siete novias para siete hermanos", " Un día en Nueva York", " Siempre hace buen tiempo" e incluso " Charada" por mencionar una cinta no musical, pero en la que mezcla hábilmente la intriga y la farsa, resultan mejores películas que ésta.
Pero aquí Donen se puso serio. Y aunque le reconozco muchas virtudes a este film, no bastan para acallar sus defectos y en su conjunto esta historia, aunque interesante, se ha quedado trasnochada.
En esta película Donen se sube al carro del cine de autor, que en esos años despegaba derribando el cine clásico entendido como fábrica de sueños, cuya primera aspiración era la de entretener y divertir al público y así, al estilo de la nouvelle vague, realiza una obra de realismo crítico, aunque con toques de comedia clásica que para mí, es lo que mejor funciona.
A través de un montaje que entonces debía ser muy novedoso y arriesgado, nos cuenta la vida matrimonial de una joven pareja, desde que se conocen y salta la chispa, hasta las diferentes etapas por las que pasan en sus diferentes viajes a la Riviera francesa en diferentes momentos de su vida matrimonial.
Así durante todo el film, observaremos a través de saltos temporales, aparentemente caóticos, todos los momentos por los que pasa el matrimonio. El enamoramiento, los proyectos, los sueños, la rutina, el egoísmo, los reproches, el hastío, la infidelidad...Todas las fases por las que pasa un matrimonio a lo largo de su vida.
Virtudes. Las tiene y muchas. Muchos diálogos son brillantes y te identificas con ellos. El montaje hay que reconocer que es perfecto y enlaza estupendamente y con ingenio unas épocas y otras a través del vestuario, peinados, coches y demás y utilizando como enlace objetos o muebles que te hacen reconocer en qué momento de su vida están. Hasta ahí chapeau.
Pero también tiene defectos. Muchas escenas resultan aburridas y no aportan nada o muy poco, al desarrollo de la historia. Tampoco terminamos de saber muy bien, sólo por los reproches que se hacen ellos, cómo han ido derivando a esa situación. Diríase que Donen, más que mostrar, nos dice lo que les pasa, sustrayéndonos así la emoción que el desarrollo de la decadencia suscitaría en nosotros.
Yo, desde luego, aún identificándome con la historia, no pude evitar quedarme frío. Una película en la que se habla y analiza mucho, pero visualmente no transmite lo que debiera.
No. Aún siendo estimable, Donen las tiene mejores.

Esta película analiza la institución del matrimonio como pocas. El argumento abarca 12 años de una pareja que realiza un viaje de Londres a la Riviera francesa en la que Joanna y su marido Mark reviven los comienzos de su relación, primeros años de matrimonio y posterior decadencia. Al principio, el amor suple cualquier adversidad de tipo económico u otros. Después, el matrimonio se convierte en rutinario, el peso del trabajo, las discusiones, las infidelidades van haciendo mella.

¿Qué la hace diferente y especialmente buena? Primero, su guión, con buenos dialogos y el tratamiento como el matrimonio de una metáfora del camino para narrar sus vidas, y segundo, el montaje que avanza y retrocede llevándonos a diversos momentos de la pareja. Enfados, discusiones y reconciliaciones se alternan con momentos dulces, en esta metáfora del amor, que es realmente un viaje entre dos.

Otro punto fuerte, y muy bien hecho, es que sabe combinar drama y comedia de manera suave como la seda. Un ejemplo claro es el de la niña repelente hasta decir basta, que realmente nos está sugiriendo las pocas ganas de tener descendencia.
Las interpretaciones son excelentes. La química entre Audrey Hepburn y Albert Finney es palpable. Ella estaba atravesando una crisis en la vida real con su marido Mel Ferrer, de carácter muy celoso, y tuvo un romance con Albert Finney durante el rodaje. Eso se nota en pantalla.

Se puede hacer también una lectura en clave del contexto socio-cultutral de la época. El cine estaba cambiando, viviendo una transición a finales de los 60. El propio Stanley Donen que había dirigido "Cantando bajo la lluvia", un clásico de los estudios, lo sabe y se adapta en este film a un estilo acorde con esos años. Por cierto, el vestuario, con asesoramiento de Paco Rabanne, es una pasada para la época. Por supuesto, Audrey Hepburn es un ángel, bellísima con cada uno de sus vestidos.

También hacen grande a esta película las diferentes lecturas que se pueden hacer del film en revisionados posteriores, y también en función de la edad del espectador y sus circunstancias vitales.

En definitiva, una película moderna, es decir, un clásico.

Ayer fui a la biblioteca directo a la zona de audiovisuales. Menú para llevar: "39 escalones" (buena) "En compañía de lobos" (aun no la he visto) y esta chorrada de la que ahora voy a hablarles.
Mejor haré un resumencito:
Cuando se mueran los últimos viejos nadie volverá a ver esta película. Los más osados lo intentarán, pero no conseguirán llegar al final. Como mucho algún paleontólogo trasnochado.
La película es un pestiño. El guión es una versión extendida en formato road movie del más infame episodio de las matrimoniadas de Jose Luis Moreno. Dos hermosas horas de Noche de fiesta con humos de tragicomedia. Por ende y en ciernes, este paquete bomba viene camuflado con mucha modernura de la época. Los pobres actores no pueden hacer nada para levantar este tedio infinito. A decir verdad hasta la Hepburn sale fea. Solo para amantes incondicionales de la ídem