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La chispa de la vida

Drama. Comedia Roberto (José Mota) es un publicista en paro que alcanzó el éxito cuando se le ocurrió un famoso eslogan: "Coca-Cola, la chispa de la vida". Ahora es un hombre desesperado que, intentando recordar los días felices, regresa al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Salma Hayek). Sin embargo, en lugar del hotel, lo que encuentra es un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad. Mientras pasea por las ruinas, sufre un ... [+]
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Críticas 127
Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante drama que critica descaradamente a situaciones del panorama actual, no solo español sino de cualquier lugar. Los que pensaban en que José Mota se iba a poner chistoso, olvidaos. La película no aburre y se torna como digo interesante y son de las que sueltas tú mismo de vez en cuando un "es que es verdad". Bien por Alex de la Iglesia.
Alfonso Gómez
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6 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre me ha gustado Alex de la Iglesia, desde su primer corto hasta su penúltima película (Balada triste de trompeta) siempre me ha proporcionado altas dosis de diversión y placer cinéfilo, algunas de mis películas preferidas del cine español las ha firmado él. Tan solo considero un borrón en su carrera la forzada "Los crímenes de Oxford", que por otra parte ya empezaba mal con ese extraño elenco de actores ¿Elijah Wood con Leonor watling?, y algo parecido sucede en esta última película del director, eso si, ahora rodando de forma mas cómoda y sin las exigencias de rodar fuera con un alto presupuesto, el caso es que la pareja protagonista es absolutamente inverosímil, supongo que intencionadamente, pero lo peor es que además no es para nada creíble. A José Mota se le nota el esfuerzo de contención y resulta curioso verlo en esta tesitura pero no se porque no acabo de creerme a Salma Hayek, desconozco si es culpa suya o de Alex que no ha sabido como llevarla, el caso es que desprende falsedad y en partes como el inicio de la película en la que aparecen los dos en plan familia se hacen un poco ridículas.

Por otro lado la historia es interesante y no se pierde el interés en ningún momento, siendo una historia dramática tiene, como era de esperar, unos toques cómicos bastante buenos, también como era de esperar hay una critica social adaptada a estos tiempos de crisis, quizás algo obvia pero efectiva. Destaca ante tanta sanguijuela oportunista Fernando Tejero, un actor que se desenvuelve bien fuera del registro cómico, una pena que en el momento clave de la película desaparezca de la trama sin motivo aparente, incomprensible fallo de guión.
También se agradece un final triste pero que dignifica la figura del hombre ante tanta hipocresía y tanto depredador sin escrúpulos, el dinero no lo es todo.

Esta última película de Alex no pasará como una de las mejores de su filmografía pero contiene suficientes virtudes como para tenerla en cuenta y disfrutarla. Mal casting, errores de guión, algunos chistes sin gracia, son los principales problemas del film pero no enturbian un conjunto aceptable, sin firmar una película sobresaliente permite al director seguir en el candelabro sin renunciar a su particular estilo.
MARDUK
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13 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última película de Alex de la Iglesia, luego de Balada Triste de Trompeta. Tenía muchas ganas de ver la película, y cuando la vi quedé un poco decepcionado. Pero no porque la película no me hubiese gustado, sino porque me gustó y creo que pudo ser mucho mejor.

La película cuenta la historia de Roberto, un publicista que se encuentra desempleado, que años atrás alcanzó un gran éxito al crear el famoso eslogan: “Coca-Cola, la chispa de la vida”. Últimamente pasa una mala racha, se encuentra triste, inútil e imaginando el futuro de su familia con pesimismo. Un día, después de fracasar en otro nuevo intento de conseguir trabajo, decide regresar a un hotel donde pasó la luna de miel con su esposa. Sin embargo, cuando llega al lugar, ya no se encuentra el hotel sino un museo levantado en torno al teatro romano de la ciudad de Cartagena, España. Con tan mala suerte, que cuando se encuentra observando las ruinas del lugar, tiene un accidente, en donde una barra de hierro se le clava en la cabeza y lo dejo inmóvil. Roberto, es descubierto por los medios y se convierte en el centro de atención de los medios de comunicación nacionales e internacionales. Y empieza el circo.

Y es un circo precisamente en lo que se convierte la película. Ese ambiente que De la Iglesia maneja tan bien. Y esa parte resulta genial verla, como maneja el ambiente de tensión y carnavalesco durante todo el metraje en un solo sitio. Como ese sitio se convierte en un pequeño escenario donde salen a flote los más extremos comportamientos del ser humano, tanto buenos como malos (tal vez muy extremos y marcados de cada lado).

También se aprovecha para lanzar críticas sobre la sociedad y el comportamiento de las personas frente a una situación. Lo que muestra (aunque a su estilo) es una realidad muy cercana en el mundo, el constante nombramiento del caso de los mineros de chile es más que interesante. Además de abordar temas anexos, como el valor del ser humanos, la responsabilidad de los medios en la difusión de la información, en la manipulación, en la avaricia, todos sentimientos muy humanos, que tal vez si se hubiesen manejado con mayor tacto y sensibilidad, e imparcialidad, pudiese haber sido mucho mejor.

Me gustaron muchas cosas, desde el inicio me mantuvo expectante, hasta que va perdiendo un poco, y aún más al final con la decisión de la madre. No digo que hubiese preferido que tomara el maletín, pero al menos haber dejado ese interrogante al público, hubiese sido más interesante. Al menos para mí. También algunas excentricidades, más de lo normal e inconsistencias, le quitan valor al filme. El guión pudo ser más trabajado y cuidado. No estuvo en manos de De la Iglesia, sino de Randy Feldman.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alejandro
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27 de julio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La chispa de la vida intenta emular a aquellos coliseos en donde los esclavos de Roma defendían sus vidas en pro del entretenimiento de la chusma popular. Si bien es cierto que Álex de la Iglesia transforma un poco el mensaje, adecuándolo a estos tiempos con sus propias miserias e intereses, el mensaje, el trasfondo sigue siendo el mismo. Toda la obra actúa como una suerte de metáfora lindante con la alegoría, en donde una situación particular sirve para expresar otra cosa.

El director opta por meterse dentro de un tono inusual en su filmografía: el género dramático basado en los lazos familiares. Diría que sale parado a medias. No se si a ustedes les habrá pasado lo mismo, pero en mi caso miré toda la película teniendo la sensación de que algo faltaba, algo no cuajaba del todo.
Esta es una peli que exige a gritos una revisión, una re lectura. Y creo que al hacer tanto hincapié en esa obligación del espectador, en lo que respecta a la decodificación del mensaje, La chispa de la vida termina por hacer demasiado evidentes los hilos que la sostienen. Hay una preponderancia de la idea por sobre la forma: de allí que estemos ante una de las estéticas visuales más sucias y descuidadas por parte del director. Algo debe cumplirse en la obra y para ello hace falta tensar los hilos que la construyen. Por eso los personajes parecen, si bien no planos, sí meras abstracciones, meros prototipos éticos (el empleado-cosa/la esposa noble/el empresario codicioso). Buscándolo o no, Álex de la Iglesia termina generando un desparramo de situaciones maniqueistas que modelan la película con un tufillo moralista totalmente unidimensional, ausente de matices.
El espectador puede notar la dimensión trágica del protagonista, pero la percibe como una bajada de linea ideológica que subordina al sujeto en cuestión para priorizar una pancarta humanista, una toma de posición que en cierta forma se independiza de la situación extrema que presenciamos. Entonces en La chispa de la vida queda dañado el lado humano, sufriente y sanguíneo de un grupo de personas atrapadas en un carrusel sin control.
No es que le falte coherencia conceptual (le sobra), ni pulso en la dirección. Le falta más humanidad (sí, es paradójico), más contingencia. La chispa de la vida se preocupa más por demostrar la miseria humana en forma de ecuación matemática que en forma de verdadero drama humano.
Juan Rúas
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14 de agosto de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A estrenarse en septiembre de 2012 en Argentina, “La chispa de la vida” es el último trabajo del reconocido director Álex de la Iglesia, luego de la regular “Balada triste de trompeta” en 2010.

Roberto (José Mota) es un publicista español desocupado, casado con Luisa (Salma Hayek) y padre de dos hijos adolescentes. Luego de fracasar en una entrevista de trabajo, decide visitar el hotel en el que, quince años antes, había pasado la luna de miel con su esposa. Roberto encuentra el hotel, ahora un museo y, por cuestiones del azar, se ve en medio de un suceso de divulgación a la prensa del descubrimiento de unas ruinas romanas subterráneas. En medio del absurdo, Roberto cae y se incrusta un hierro en la cabeza, sobrevive, pero el tratamiento de su situación será un problema público y de interés general.

Álex de la Iglesia pone en juego como temática inicial el desempleo y sus implicancias en la vida de una familia tipo dentro de una España en crisis. La trama arranca con una situación generada a partir del absurdo y el azar, para luego dar rienda suelta al humor negro y la sátira. Irán apareciendo varios personajes, entre brutos y siniestros, que giran alrededor de la situación de Roberto: guardias de seguridad del museo, médicos, enfermeros, el director del museo y la encargada de cuidar las ruinas descubiertas, periodistas, intermediarios del mundo del espectáculo, curiosos, etc. A partir de ellos y sus relaciones, se intenta satirizar a la prensa sensacionalista, al morbo ofrecido por la tv y consumido por la sociedad, a las prioridades sociales en contrapunto con la vida humana (“piedras” patrimonios de la humanidad, dinero, rating, publicidad).

“La chispa de la vida”, en clave humorística (negra), parece hacer una crítica sobre lo poco que se valora la vida humana, a la vez que muestra lo indigno que puede sentirse una persona sin trabajo. El problema es que el director parece estar muy enojado con la sociedad y las instituciones que critica, tanto, que es difícil clasificar este film como comedia negra. Es, más bien, un drama/thriller negro (muy negro). En “El día de la bestia” (1995), “La comunidad” (2000) o “Crimen ferpecto” (2004), Álex de la Iglesia “se ríe” de (y con) la muerte y la mezcla con distintas situaciones confusas, azarosas y absurdas (religión, fe, creencias, relaciones de pareja, amores no correspondidos, fracaso, relaciones vecinales, etc.).

En “La chispa de la vida” se dan pocas sonrisas, ninguna carcajada y todo es demasiado directo y bruto. A pesar de reivindicar los valores de la vida y la familia en el final, el film es bastante deprimente y despreciativo. No obstante, la técnica intachable, el respeto por el estilo propio y una puesta en escena que nunca será indiferente son puntos para valorar.

www.quecinemirar.blogspot.com
gonzafer85
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