Loving Vincent

Basado en los últimos días de vida de Vincent Van Gogh. Armand (Douglas Booth), el hijo de un cartero amigo del malogrado artista, se dispone a llevar la carta póstuma de Vincent Van Gogh (Robert Gulaczyk) a su hermano Theo (Cezary Lukaszewicz). Pero durante su viaje para dar con el también fallecido hermano mayor de Vincent, irá preguntando a conocidos de Vincent Van Gogh sobre sus últimos momentos y es cuando empieza a dudar de que su deceso fuera un suicidio.

Debo admitir que cualquier persona con un mínimo de cultura general sabe, no solo quien es Van Gogh y su magnífico y marcado estilo pictórico, sino también que fue un joven con serios problemas de salud mental y que su muerte aun se desconoce si fue un suicidio o un accidente circunstancial. Así que la película a nivel de trama no es que nos cuente algo novedoso que al espectador medio vaya a sorprender o impactar (estamos hablando de un relato de ficción al fin y al cabo, y algo de originalidad arriesgada habría podido legar para enriquecerse. Tampoco es que esperara un "Malditos bastardos" pero un biopic más cercano a "Mar adentro" (2004) o "Ray" (2004) en detalles argumentales singulares y poderosos sí podría haberse producido... cosa que no se da) pues el desarrollo de la trama es sumamente timorato a la hora de abordar a sus personajes y circunstancias, y se asegura de forma superficial a lo establecido en las biografías oficiales más sucintas y resumidas sin reflexiones de calado o situaciones de garra absorbente (¡vamos, que está a años luz de dramas a lo "El secreto de sus ojos" (2009) o "Cadena perpetua" (1994)!). Con esto no digo que estemos ante un guion deslavazado o indolente, pero sí descafeinado, donde los personajes se pasean por sus paisajes sin riesgo a ser turbados en exceso (por poner un ejemplo, el protagonista pasa por el relato sin que su vida quede afectada lo más mínimo).

Es por ello que la cinta de tanto en cuanto no evita distanciarse de la audiencia general, dado que los avatares que nos exponen son más someros y anecdóticos de lo que seguramente el producto pretendía (con permiso de los flashbacks que, obviamente, si relatan "titulares" de las tribulaciones de Vincent Van Gogh. Pero lo que es el 70% de la película con Armand de protagonista ya es otro cantar por desgracia) sin embargo lo compensa en gran medida con esa ejecución artística tan refulgente. Utilizando la rotoscopia (esto es, pintar sobre los fotogramas de la película para convertirla en una cinta animada. No es una técnica nueva pues desde el primer largometraje de Disney ("Blancanieves y los 7 enanitos" (1937)) ya se utilizaba para ciertas escenas. Y mismamente films como "Una mirada a la oscuridad" (2006) o "Chico y Rita" (2010) entre otras también lo han utilizado en la totalidad del metraje. Sin embargo jamás se había ejecutado de forma tan bella, tan inspirada y memorable como en "Loving Vincent") en la que participaron más de 125 pintores de todo el mundo... el terreno visual del largo no se puede describir más que como una pura maravilla imperecedera.

Muchos de los artistas del largo se inspiran evidentemente en el post-impresionismo colorista de Van Gogh (otros en su etapa anterior más lúgubre y gris... en todos los sentidos) y lo hacen con un genio y una agudeza para enmarcar (valga la redundancia). Y es que las más de 1.000 pinturas empleadas para los fotogramas son una delicia hipnótica y evocadora hacia la realidad que se presenta ante nuestros ojos. Hay en "Loving Vincent" una sensibilidad, meditación y loa tan potente y detallista como la del artista al que se homenajea, ahí es nada.

Y por ello el film nos cautiva... e incluso puede dar lugar a más de un revisionado si se tiene especial interés en los dramas más ascetas y prudentes o un gusto especial hacia el impresionismo y el posimpresionismo (admito que es mi caso). Pero como el resto de sus elementos (dirección, guion y banda sonora fundamentalmente) resultan tan obviables... pues es muy difícil que la audiencia más amplia tenga la necesidad de volver a ver un film que se le hará de lo más trivial y pasajero en su conjunto global.

Así que no puedo decir con honestidad que estemos ante una película capaz de traspasar géneros y afectar a la audiencia de forma perdurable. No es un biopic a lo "La lista de Schindler" (1993), "American Gangster" (2007), "La vida en rosa" (2007), "Braveheart" (1995), "Invictus" (2009), "Dallas Buyers Club" (2013) sino más bien a lo "La verdad duele" (2015), "Erin Brokovich" (2000) o "Bohemian Rhapsody" (2018). Como cinta animada para adultos supera con creces a otras cintas con rotoscopia (como las "Una mirada a la oscuridad" y "Chico y Rita" mencionadas) pero no llega al nivel de "Arrugas" (2011), "El Príncipe de Egipto" (1998) o "Los mundos de Coraline" (2009) digamos que es mejor que "Batman: Death in the Family"" (2020) y equiparable a "Número 9" (2009) o a "Pinocho" (2022) de Guillermo del Toro.

Lo mejor: Evidentemente sus pinturas.
Lo peor: Diría que su banda sonora (que no es terrible pero sí tremendamente efímera).

Qué maravilla es 'Loving Vincent' y qué bien conjuga su asombroso apartado visual con una historia muy interesante sobre los últimos pasos de Van Gogh.

El cuadro al óleo en movimiento que es toda la película, es el vehículo perfecto para adentrarte en la trama, plagada de personajes pintorescos con mucho que ocultar, y con un magnífico protagonista en busca de una verdad. Los homenajes a la obra del genio neerlandés son constantes, así como la representación de toda la gente que se cruzó con Van Gogh antes de morir.

Una experiencia inmersiva, sorprendente y que te mantiene atento a la pantalla, a lo que se ve y a lo que se dice, del primer al último segundo del metraje. Estupenda.

- ¡Hala, corre, vamos a ver "Loving Vincent", que está dibujada a mano a partir de los cuadros de Vincent van Gogh!
- ¿Y de qué va?
- ¿Cómo que de qué va? ¿A quién le importa? ¡Son cuadros de Van Gogh en movimiento! Vamos, ponte las gafas de pasta, las barbas postizas y tira, que tenemos que entrar cuando ya esté todo el mundo sentado para llamar la atención bien.
...
Al acabar la película y despertarme de la siesta que me eché, llegué a escuchar a una señora decir que pensaba que era un documental. Porque nadie se molestó en preguntar de qué iba la película (yo tampoco), todos fuimos a verla porque nos vendieron que estaba hecha de una forma muy original. Y lo está, pero el guión es un pestiño, y sin un buen guión no hay una buena película. Una decepción tremenda. La apruebo porque los que la dibujaron no tienen la culpa.

Una película prodigiosa en su aspecto formal estético, un gran film de animación que nos hunde en el universo pictorico de Vincent, a tal punto que uno llega a acostumbrarse a esas imágines, por saturación, sin que la trama de la historia sea lo suficientemente atrapante y el film resulta por momentos muy monótono.. Tampoco me gustó la inclusion de actores conocidos, con sus caras sobre pintadas, lo que le quita magia a la belleza del clima logrado.

Fascinado por la obra de Van Gogh no podía perderme esta película, artesanal y trabajosa, cuyo objetivo es homenajear al artista imitando su forma de pintar y sus colores: cien pintores profesionales han dedicado siete años en reproducir al oleo, uno a uno, sus miles de fotogramas.
Debo reconocer, sin embargo, que viendo el resultado, no diré que me haya defraudado, pero esperaba más. Más sobre la vida de Van Gogh en París, sobre su relación con Gauguin, y sobretodo más sobre su relación con Theo y las apasionantes cartas que Vincent le escribió, cuya lectura tanto me conmovió en su día. Nunca imaginé entonces que la capacidad del artista para la expresión escrita, pudiese competir con su genio pintando, porqué lo que redactó de su puño y letra a su hermano es pura literatura, poesía en prosa que toca el corazón. Curiosamente esas cartas se conservaron gracias a su cuñada Johanna, ya que la muerte de Theo, seguida pocos meses a la de Vincent, pudo hacerlas desaparecer para siempre.

Capítulo especial pues, merecería la relación de los hermanos Van Gogh, Vincent y Theo, también por contradictoria. A veces me he preguntado cómo un marchante de arte como Theo, que adoraba y admiraba a su hermano y que lo sostuvo financieramente durante años, fuese incapaz de vender apenas una de sus novecientas obras.

Volviendo a la película, quizá hubiese preferido ver más sus cuadros reales con detenimiento, como si estuviese en Amsterdam o París, y no tanto esas agobiantemente trémulas imágenes pintadas "a lo Van Gogh" sobre la filmación previa realizada a los actores, aunque justo sea admitir que el cine es imagen en movimiento y que los autores no han pretendido hacer un documental sobre la obra de Van Gogh.

Puestos a preferir, también me hubiese gustado más un Van Gogh presente, no tan rememorado por los testigos de su vida en Auvers los últimos meses de su vida, porqué la película está construida como una investigación detectivesca alrededor de la muerte del artista. Incluso se juega a cuestionar su suicidio, como en la conversación del protagonista,hijo del cartero, con el doctor Gachet. Es tan absorbente ese interrogatorio, que la intriga de los hechos gana en protagonismo a Van Gogh y su pintura.

No negaré que "Loving Vincent" es un trabajo sin precedentes, original y bien resuelto, pero también especialmente dirigido a los devotos del artista o a los amantes del cine de animación. Los que no lo sean, no digo que se abstengan, solo que la película no es de visión obligada.

La inclusión al final de la maravillosa canción "Starring, Starring Night" de Don Mc Lean, constituye un precioso epílogo, aunque puestos a elegir, me hubiese inclinado por la versión original del autor.