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Valor de ley

Western. Aventuras Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
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Críticas 287
Críticas ordenadas por utilidad
19 de agosto de 2011
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No era difícil que los Coen superasen sus últimas producciones. Tampoco presentaba demasiadas dificultades recuperar la obra original de Hattaway y Wayne y facturar un western actualizado y solvente. Sin embargo, no me parece que esta versión supere a su precedente; ni siquiera me parece necesaria. Resulta curioso comprobar cómo a Van Sant se le crucificó por su ‘Psicosis’ (creo que con bastante razón), achacándole que se trataba de una copia casi plano a plano del original de Hitchcock. Con no demasiadas diferencias es lo que han hecho los Coen.

Tanto en la antigua como en la nueva, lo mejor son sus protagonistas, Wayne y Bridges; el primero más socarrón e irónico y el segundo más cínico y brutal. Pero el resto de personajes no superan a sus antecedentes cinematográficos, en especial los otros dos vértices del triángulo argumental: Damon nos ofrece un ranger estirado, anodino, casi ridículo, y la Steinfield carga hasta la saciedad con su comportamiento resabiado y repipi. No es mala película, desde luego, pero mucho me temo que, salvo por la composición de Bridges, no será especialmente recordada. Al tiempo.
Shinboneniná
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30 de enero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando comienzas a ver esta película y has visto su antecesora (la primera “Valor de ley” de John Wayne) sabes que va a ser distinta, el guiño de que Jeff Bridges lleve el parche en el ojo derecho en lugar de en el izquierdo como Wayne, ya nos lo muestra.

Los Coen realizan una película sobria, relajada y descriptiva. Con una excelente música de fondo que actúa como anestesia, que te envolverá en el ambiente y una muy buena fotografía, nos traslada a un lejano oeste lleno de violencia y venganza.

La primera media hora es una obra maestra en la cual se nos va introduciendo en la situación sin efectos de artificio, con una tranquilidad pasmosa que junto a la música anteriormente mencionada y una voz en off, nos pone al corriente de la trama. A continuación la historia se va desgranando con mayor velocidad pero nunca dejando la sobriedad de lado, hasta llegar a un final que lejos de caer en la sensiblería, continúa por el camino de la descripción y rudeza de aquellos tiempos.

En cuanto a las actuaciones, Jeff Bridges de sobresaliente (como siempre), solo escuchar su voz quebrada (V.O) y ver su imagen desmejorada ya nos indica la vida y clase de persona ante la que nos enfrentamos. Hailee Steinfeld es la agradable sorpresa, una actriz novel que en su primer gran papel consigue el objetivo y nos muestra una niña que mezcla su imagen débil y su joven edad con una fuerza y sed de venganza impresionantes. En lo que respecta a Matt Damon, en su línea, no convence a casi nadie (lo más flojito de la película).

A destacar que en esta ocasión, los Coen cambian el humor explícito de algunas ocasiones por una ironía que está presente durante todo el metraje.
WATUSI
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16 de febrero de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una voz en off nos introduce en el relato mientras la cámara se acerca lentamente a una imagen oscura y desenfocada. Una imagen que se vuelve cada vez más nítida -bajo los copos de una intensa nevada- y que articulará y dará sentido a toda la narración. Un comienzo tan simple como hermoso. Y es que aquí los Coen se mueven más que nunca en el terreno del clasicismo. Estamos lejos de los mundos de Barton Fink o El hombre que nunca estuvo allí. Valor de ley, sin ser un western convencional, parece reivindicar la pervivencia de las formas clásicas, sin dejar de saltarse ciertas normas no escritas en el retrato de los personajes.
Los hermanos le dan el protagonismo de la historia a una mujer (como hizo Ray con la maravillosa Viena de Johnny Guitar o los propios Coen en Fargo) o mejor dicho, a una niña (admirable trabajo de la debutante Hailee Steinfeld) que se mueve por el salvaje Oeste como pez en agua, enfrentándose cara a cara con la peor calaña de lugar, movida más por una impetuosa inconsciencia que por un verdadero valor. Así el film se convierte en un relato de iniciación, un prematuro paso al otro lado del espejo, a un mundo oscuro e invernal, el reverso oscuro de la infancia, el mundo de los adultos. Desde el prisma de la protagonista vemos al viejo Cogburn (un Bridges monumental) y al patilludo LaBoeuf (un Damon muy pasable), antagónicos defensores de la ley, como parodias de los arquetipos tradicionales del western. Ahí es donde entra en juego el característico humor socarrón marca de la casa y el elemento desmitificador, cercano al western crepuscular de los años 60. Ni rastro de épica, ni rastro de leyenda. Ni siquiera el malo de turno es tan temible, ni es realmente importante. Aquí lo esencial es contar la relación entre ese viejo y rudo Marshall, con la ley de ojo por ojo como única moral y que se expresa con sonidos guturales, y esa extraña niña para la que hace de guía y sustituto paterno. Ese es para mí el gran acierto del guión, la profundamente humana descripción de esa relación. Esa terrible caminata bajo las estrellas. Y ese epílogo. Los hermanos Coen siguen en plena forma.
SyckBoy
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12 de febrero de 2011
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada cierto tiempo aparece un western que insufla aire a este género, siempre en peligro de extinción. Joel y Ethan Coen recuperan “Valor de ley”. Según ellos no es un remake de aquella de 1969 dirigida por Henry Hathaway, sino una nueva adaptación, más fiel, de la novela de Charles Portis, que le valió el único Oscar en su carrera a John Wayne, y quizá por el mismo papel también puede ser galardonado próximamente Jeff Bridges.

Al margen de gustos o preferencias, queda claro que la película, en su vertiente técnica y visual es una auténtica maravilla. Desde la genial banda sonora de Carter Burwell (¿alguien sabe por qué no está nominado a los Oscars?), la espléndida fotografía de Roger Deakins ( la secuencia del caballo hacia el final es sencillamente prodigiosa), o el impecable uso de la cámara, que recoge la inmensidad y la dureza del entorno, todo está impecablemente concebido.

Si a ello se le une la indiscutible capacidad de los Coen para generar ese ambiente entre poético y miserable, de amistad insólita nunca declarada, en un Oeste violento, sucio y polvoriento en el que la muerte casi forma parte del paisaje natural, no cabe duda de que estamos ante un film llamado a perdurar.

Si además las actuaciones no sólo acompañan sino que sobresalen, miel sobre hojuelas. El trabajo de Jeff Bridges (el inolvidable “El Nota” de “ El Gran Lebowski”) es unánimemente reconocido –cuánto le debe a los Coen-. La versatilidad de Matt Damon, capaz de meterse en cualquier papel, es perfecta para dar ese otro punto de vista que medie entre el alguacil Rooster Cogburn (Bridges) y Mattie Ross, la insuperable niña de catorce años, dispuesta a todo para vengar a su padre.
La he dejado para el final porque me parece que es, con diferencia, lo mejor. Elegida de entre un casting de 1500 niñas y sin ningún film anterior, Hailee Steinfeld, que así se llama, es todo un prodigio. Basta con ver la escena del regateo, sencillamente despampanante, alucinante, o brutal (elijan adjetivo).
No le van a la zaga los secundarios. Un Ryan Gosling, que se va convirtiendo poco a poco en imprescindible, y especialmente el jefe de la banda, un portentoso Barry Peper.

Y para rematar, no falta la guinda del homenaje al western en una clara alusión a “Centauros del Desierto”, en la escena de la silueta de Jeff Bridges.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Gabriel Ufa
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25 de agosto de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya a saber uno por qué, pero las películas cuyos argumentos enlazan los destinos de un hombre adulto rudo y mal aprendido con el de un niño inocente, obligándolos a ambos a recorrer un camino que crea un vínculo entre ellos, siempre provocan un imán para nosotros, los espectadores.

Desde clásicos como "River of No Return", con el genial Robert Mitchum, o "Paper Moon" de Bogdanovich, hasta éxitos más contemporáneos como "León, el Profesional", o incluso blockbusters palomiteros como "Halcón" con Sylverster Stallone (!), este tipo de historias a sabido siempre ganarse un lugar en el corazón del cinéfilo. Acaso sea por alguna clase de deleite subconsciente existente en la idea en que hasta el más duro y osco puede ser domado por un pequeño.

"Dominado por una niña", repite en varias ocaciones Matt Damon durante este remake de aquella peli de John Wayne, con la intención de hacer cabrear al personaje de Jeff Bridges, por quien ya uno debe pregunta si alguna vez hemos visto actuar mal a este señor actor. Yo, por lo menos, no recuerdo ninguna.

La dupla entre Bridges y la joven Hailee Steinfeld, es lo que mantiene encendida la llama de un film que tiene algunas cosas criticables, pero que en general. da un resultado muy disfrutable. Es que esta es una de esas pocas ocasiones en que los hermanos Coen abandonan su cinísmo y sorna habituales, para presentar una película que trata con menos frialdad y más humanidad a sus personajes. Y es que, que se yo, a mi me gustan más los Coen, paradójicamente, cuando dejan de ser los Coen.

Recomendable.
Giskdan
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