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Synecdoche, New York

Drama. Comedia Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) es un director teatral que proyecta representar una obra utilizando una réplica de Nueva York, de tamaño natural, dentro de un almacén. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
29 de marzo de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy de mirar más de una vez la misma película porque me gusta empezarlas con una mirada fresca sin saber mucho, (con excepciones, tengo pendiente volver a mirar alguna que otra que la vida del estudiante audiovisual me llevó a verlas a las apuradas), pero cada tanto me gusta volver a ver esta importantísima obra de Kaufman y acordarme de por qué cada vez que me preguntan cuál es mi película favorita siempre es la primera que se me viene a la mente.

Kaufman es un artista del guion, todo lo que escribe es oro puro y me sorprendió cuando me enteré al descubrirla de que había sido su PRIMER película como director (aunque se la tuvo que bancar porque Spike Jonze se bajó a último momento y decidió encararla él). A Jonze lo respeto mucho y me pregunto qué hubiera sido de esta película si finalmente la hubiese dirigido él como estuvo planificado en un principio, probablemente hubiese sido un éxito también viendo el historial de sus colaboraciones dire-guionista como la mismísima Being John Malkovich o la -para nada- humilde Adaptation que hasta que se estrenó The Unbearable Weight of Massive Talent fue la única película en la que podían coexistir dos Nick Cage a la vez y ser excelente.

El día que la vi por primera vez tuve que ver unos cuantos videos explicativos y debo decir que la llegué a acusar de pecar de pretenciosa incluso, hasta he llegado a leer a mucha gente también pensar lo mismo, pero sigo pensando que es de esas películas que tenes que ver más de una vez para poder terminar de exprimirlas, y es justamente lo que me ha pasado con casi todo lo escrito por Kaufman. Al segundo visionado fui captando más todo lo oculto en detalles como los diarios, las noticias de la radio, la gente que aparece de fondo, las reacciones de los médicos, en fin, está cargada de detalles que dudo que alguien pueda ser capaz de comprender en una sola pasada.

Estoy seguro que leí una entrevista en donde dijo que hace sus películas para ser vistas justamente más de una vez, no solo para poder terminar de entender su mensaje, sino porque crea películas que se mantendrán mucho más de 90 minutos en la mente del espectador, de las que quedan para siempre.

Creo que toda película que abarque el estudio de la condición humana, sobre todo acerca de las etapas de la vida a partir de la instrospección y el análisis de los vínculos, es algo que abarca un público demasiado amplio siendo que todxs de alguna manera podemos llegar a empatizar de una u otra manera con cualquiera de los personajes, y por su constancia para darles giros dramáticos y cambiar los signos de cada escena parece algo sacado del manual de guión, algo que las generaciones de guionistas más recientes no tienen en cuenta y por eso terminan incluyendo tantas escenas prescindibles que no les aportan nada a la trama.

En fin, podría pasar horas hablando de esta película, pero esto no cuenta como review porque no me siento capacitado para desglosar en ninguna cantidad suficiente de caracteres una opinión completa que no sea esta tiradera de flores que le hago y le haré siempre a Kaufman o todo lo que tenga a probablemente uno de los mejores actores que nos tocó como Philip Seymour Hoffman.

Sino, veanla un par de veces y me cuentan.
Martin Bresque
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23 de octubre de 2010
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las críticas no eran malas y me decidí a verla. La verdad es que, después de más de una hora de aguantar el rollo, no pude más y la tuve que dejar. No sé si es muy mala o que no me llegué a enterar de qué va.
Se meclan sin tino problemas personales y de salud del protagonista con avatares de sus trabajos. Me pareció percbir en algún momento que toda la película no era sino una larguísima (de años) representación teatral de la vida real de los actores pero ni siquiera estoy seguro de ello. En fin, complicadísma y, en el límite, aburridísima.
Entiendo que mi crítica no ayudará a casi nadie pero, si puedo deciros algo útil, dedicad vuestro tiempo a algo más interesante que ver esta película.
Luis Mari
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16 de junio de 2009
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Te diran que no hay destino; pero si lo hay: es el que tu has creado."

Creo que se puede resumir la película (la mejor que vi en lo que va del año y desde entonces parte de mi top ten) con esa frase, parte de un monólogo brillante casi al final y escencia del constructivismo que se respira a lo largo de todo el film, el debut como director del aclamado guionista Charlie Kaufman (de cuya pluma también salieron "Being John Malkovich", "Eternal Sunshine of the Spotless Mind", "Adaptation", etc.)

Un guión exquisito y profundamente filosófico en combinación con una puesta en escena absolutamente impecable y un sonido simplemente hermoso (no solamente la banda sonora es perfecta; los efectos sonoros son sutiles pero de una exactitud rayana a lo lyncheano) hacen de esta película una verdadera obra de arte, cargada de inteligente humor, cuya primera media hora introductoria es realista, la hora central surealista y la última media hora de una aglomeración y densidad lírica pocas veces vista, en donde la película experimenta un agudo y a la vez frágil aumento de tensión. La natural explosión que resuelve dicho suspense no es explícitamente violenta, aqui no llueven sapos como en Magnolia, ni hay tiros en la nuca como en American Beauty, pero no por ello deja de ser menos intensa: al monólogo que contiene la cita mencionada más arriba le sigue, durante una escena pacíficamente apocalíptica, un monólogo interior (y final) increíblemente lúcido, desgarrador, preciso; y que describe a la perfección la sinécdoque del film entero. Varios segundos de silencio luego de la cuminación de un fundido en gris, justo antes de los títulos de cierre, nos dan el espacio suficiente para comenzar a reflexionar, dejar escapar una lágrima y sonreír en silencio.

Vi la cinta el sabado pasado y me está pasando como con el primer visionado de Mulholland Drive: esta es una película que no me deja en paz, permanentemente estoy volviendo a ella, en cualquier momento: al levantarme, mientras trabajo, después de comer o en la oscuridad y el silencio que le precede al sueño: volviendo una y otra vez a ciertas escenas impecables, a ciertos diálogos implacables pero imprescindibles.

Leí por ahí que la película vive del libro pero que el debut dirigente de Charlie Kaufman peca de principiante... nada más lejos de la verdad. De hecho una de las escenas más exquisitas del film está construída sobre un corte de menos de un segundo que sintetiza, o mejor dicho: reemplaza a, dos o tres horas de acción dramática...

Texto completo en: http://www.clubdelsilencio.com.ar/2009/05/11/synecdoche-new-york-2008/
jpsaenz
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15 de febrero de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es este un drama surrealista, que sostiene de forma algo laberíntica una reflexión sobre el paso del tiempo. Bien interpretado, brillante a veces, acaba por perder al espectador en su propia complejidad. Su protagonista, Philip Seymour Hoffman, es un hombre de mediana edad obsesionado con la muerte, que deja pasar la vida preocupado por ello. Recuerda un poco a aquella frase de John Lennon: la vida es aquello que ocurre mientras te dedicas a planear otras cosas. Como director teatral, el protagonista se empeña en preparar una gran obra, que consiste en un sinnúmero de escenas cotidianas, y que no tiene otro público que el propio espectador. La línea entre ficción y realidad se difumina, y la cosa se vuelve confusa, aunque no deja de intuirse un propósito detrás. Le falta la valentía de decir claramente lo que insinúa, si lo hubiera hecho esta sería un película para recordar.
Nevis
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27 de junio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Synecdoche (sinécdoque en castellano) es una figura retórica en la cuál usamos una parte de algo para representar un todo. Por ejemplo, cuando decimos: quedó sola con cuatro bocas que alimentar, queremos expresar que quedó sola con cuatro hijos a los que alimentar. Aquí, una parte (boca) representa a una persona en su totalidad.
Si decimos: le falta el pan, pan representa la generalidad de todos los alimentos.

Bien, pues Charlie Kaufman, reputadísimo guionista (Como ser John Malkovich, Olvídate de mí, Adaptation) debuta en la dirección con el ambicioso proyecto de realizar una sinécdoque de la vida en Nueva York, sinécdoque a su vez de la vida en toda su extensión, en cualquier lugar y tiempo, de la vida a secas. Kaufman aborda el reto imposible de representar la existencia (en toda la amplitud de la palabra) en un relato de apenas dos horas de duración.

Por si fuera poco, dicho relato cuenta las andaduras de un director de teatro que persigue el mismo propósito que la película (realizar una sinécdoque de Nueva York), y para ello se propone realizar una réplica a tamaño real de la ciudad dentro de una nave industrial. Allí, empleará a miles de personas que interpreten a los verdaderos neoyorkinos en su vida cotidiana. Entre estos ciudadanos a los que se les hace una réplica ficticia se encuentra el propio protagonista, así como la gente que lo rodea, dando como resultado varias capas de ficción.

Pero esperen, ahí no queda la cosa. Además, el personaje principal es un hipocondriaco que sufre todo tipo de enfermedades, algunas de ellas referidas a la mente, por lo que no se sabrá a ciencia cierta si los sucesos, muchos imposibles, suceden en la realidad en la que vive o sólo en su cabeza, y al igual que él, sentiremos una confusión tremenda al no ser conscientes del tiempo que transcurre entre cada situación.

Esto viene dado, creo, porque el personaje no está definido por minutos o horas sino por sucesos relevantes o no relevantes. Por ello, durante un desayuno en el que su mujer prácticamente lo abandona, él envejece como si aquella mañana hubiera durado meses.
Esta es la propuesta de uno de los guionistas más brillantes de los últimos años, cuyo estilo, basado en la reflexión y el metalenguaje, se eleva aquí al máximo exponente. Es Charlie Kaufman unchained, desencadenado, liberado, desatado.

Synecdoque, New York es, claro está, un film complicado, difícil de comprender en su totalidad (mi opinión es que es sencillamente imposible). Mientras la ves, tu mente trabaja sin descanso y una y otra vez no logras comprender, sientes que hay cosas que se te escapan. Muchos espectadores se sentirán irritados, vencidos. Hubo instantes en los que estas sensaciones me abordaron, pero en los 120 minutos de metraje hay tiempo para todo.

En este caos sin sentido completo te sientes perdido, desesperanzado, sientes que te diviertes, que te aburres, que te emocionas, sientes rechazo y sientes atracción. ¿No creéis que esto es una experiencia muy cercana a lo que Kaufman deseaba representar?

Más críticas en www.elcineenlasombra.com
ArturoGMaiso
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