¿En qué piensan las mujeres?

Creo sinceramente que Mel Gibson es uno de los peores actores que existen, no tiene gracia alguna y en todas sus películas interpreta a alguien supuestamente carismático y con dotes de listillo, no será que se interpreta a sí mismo?.

En esta ocasión, semejante personaje también se dedica a imitar, a mi modo de ver, al gran Jack Nicholson, pero claro, se queda a muchas leguas del seguidor de los Lakers.

He salvado la película del suspenso porque creo que el resto es bastante decente, la trama es graciosa hasta cierto punto, o como mínimo entretenida y el resto de reparto está acertado. En fin, para ver con tu abuelita, como comentaba la crítica del compañero.

Cuando Mel Gibson disponía de una posición sumamente privilegiada en Hollywood y se encontraba en la cima de su carrera, ganando premios de la academia y ejerciendo como director, tenía la valentía de participar en proyectos que le hiciesen salir, lo justo, de su zona de confort (llamémosles películas de acción) y se marcarse alguna película distinta.

Con ‘En qué piensan las mujeres’, descubrimos la faceta más cómica del protagonista, pero no nos engañemos, es un papel muy a la medida para que esté lo más cómodo posible dentro de lo que es, una dirigida por Nancy Meyers que termina llevando al terreno en el que más cómoda se siente: el romántico.

Gibson sirve de vehículo a Meyer para llevar la historia, que arranca de forma bastante original y con uno de esos “¿Y sí…?” fantásticos que tanto gustan en el cine. Hay que destacar verdaderamente la primera mitad del metraje porque contiene algunos gags realmente buenos. Según le va cogiendo el chulo protagonista va cogiendo el gustillo a sus nuevas “habilidades”, el filme terminará decayendo en interés.

Al final, hay que distinguir que es Meyer quien está detrás de esto y, viendo su filmografía, no sé por qué esperábamos otra cosa. En vez de explorar más la vis cómica más bestia, convierte la película en una historia con moralina manida, pese al carisma y buen hacer del protagonista.

No obstante, podemos decir que es una de esas películas muy de domingo por la tarde, para ver con tu pareja tumbado en el sofá y terminar con una sonrisilla. Mel es el espíritu, dando vida a un mujeriego machista que dudo mucho que pasase los filtros de hoy en día. Hace buen tándem con la “desaparecida en combate” Helen Hunt como pareja de baile.

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Es la típica película en la que el protagonista se empeña en salir mono y adorable para as´poder ligar (aún más) y dejarnos a los demás como meros objetos comparativos con nulas posibiliddaes de ganar ante cualquier fémina.

No aporta nada aunque se supone que va a hablar sobre las diferentes formas de pensar entre hombres y mujeres (al menos eso intuí al principio). Puede resultar entretenida a ratos, graciosa a veces, pero no volveré a verla a menos que esté tan arrebujado en mi sillón que no me levante a cambiar la tele si se acaban las pilas del mando.

Y creo que todas esas casualidades juntas son demasiadas coincidencias.

La historia es absurda, incoherente y totalmente previsible, Mel Gibson no actúa bien ni tiene gracia, el papel sencillamente no va con él. El romance no es tal, Helen Hunt presume de guapa y seductora pero no lo es en absoluto.

El guión es maniqueo, machista y retrógrada al describir a la mujer como un ser superficial y banal que sólo se preocupa por estar guapa y encontrar novio.

No me reí ni una sola vez viéndola, mucho menos pude extraer de ella alguna reflexión sobre las relaciones entre hombres y mujeres, ya que ni mujeres ni hombres son tan subnormales, ni experimentan esas situaciones tan irreales y bochornosamente maniqueas.

El final es una puta mierda, igual que el principio y el nudo.

La peli puede parecer un despropósito y en realidad lo es. La historia trata de ser un compendio feminista y lo resultante es de un machismo extremo tratando a las mujeres como el bicho raro de los dos géneros. En definitiva es entretenida pero nada de lo que se propone lo cumple.