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La batalla de los sexos

Drama. Comedia Crónica de la rivalidad existente entre el ex-tenista profesional, de 55 años, Bobby Riggs, y su oponente de 29 años de edad, la carismática tenista Billie Jean King, quienes se enfrentaron en un partido legendario en 1973. Se quería entonces conocer si una tenista profesional femenina podía realmente vencer a un hombre (aunque fuera ex-profesional), un evento que atrajo a más de 50 millones de estadounidenses y que se publicitó como ... [+]
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Críticas 47
Críticas ordenadas por utilidad
6 de noviembre de 2017
49 de 108 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo es spoiler. Eso me temo.
Soy Billie Jean (como la canción) King y me subo el sueldo, yo lo valgo. Lo dice el feminismo en el artículo 1.
(¿En qué quedamos, cuál es el criterio, economía libre de mercado, todos iguales ante el Dios dólar o más bien lo contrario, el Estado intervencionista y quizás hasta un poco incluso Comunista, todos iguales y nos importa un comino el citado dólar? ¿Cobramos todas las mujeres igual o solo aumentarán sus ganancias Billie Jean y sus colegas? ¿Cobrarán todas las mujeres igual que los hombres sin tener en cuenta los estadios, la venta de entradas, la duración de los partidos, la publicidad, las audiencias... ? ¿Cobrarán igual todos los hombres que las mujeres, tanto los malos como los buenos? ¿Depende de los resultados en una competición abierta en la que juegan todos juntos, hombres y mujeres o elles de todas las edades? ¿Esto qué coño es? ¿Concretamos un poco o hacemos soflamas vacuas, al aire, gratuitas, estúpidas, a ver si cuela?
Decía que soy muy feminista, me rebelo y quiero más dinero, que raro eso. Creo un torneo y ya lo tengo. Para celebrarlo como Dios manda me voy a la pelu que es lo que hacen normalmente las mujeres libres en estos casos pintiparados (sí, también las nuestras o tú qué te habías creído machirulo). Allí hacemos chistes zafios sobre los hombres y hay que ver lo bien que lo gozamos (por supuesto que si los hicieran ellos, igual de bastos y tópicos, los llamaríamos machistas, es lo que tiene la discriminación, jajaja). A continuación aparece un estilista (o como se llame el bonito oficio del hombre de la pluma, a lo que parece nos quieren insinuar sutil, elegante, educadamente que puede llegar a ser homosexual, uy, qué cliché tan fino y colectivo, ni en el landismo) que nos quiere poner monas para acabar de liberarnos qué risas y alegrías de tanta algarabía llenas. Además una magnánima compañía tabacalera (el tabaco antes era gloria y salud lo mismo que ahora es dolor y terror) nos patrocina para ayudar a la causa.
Allí, como en la Academia de Platón, reflexionamos sobre lo humano y lo divino, compartimos nuestras experiencias y existencias. Una rubia trabajadora me hace ojitos y de fiesta me la llevo que soy guerrera e ideóloga pero no de piedra. Yo estoy casada (es la sociedad la que me obliga, el sistema masculino opresor) y aun así soy libre cuando quiero, mucho más ahora que me han venido, caídas del cielo, la conciencia y la pureza e igual al huerto me la llevo. Disfruto de sus agradecidas carnes y todo es apretujamiento. No conocía a Safo y ahora ya ni te cuento. Me llama Bobby Riggs, un cincuentón machista que me pica y me ofrece un partido en el que batallarían el machismo y el feminismo. Yo me niego de plano, y de raíz, qué se habrá creído ese mequetrefe ridículo, semejante fantoche. Yo no montaría una farsa así jamás, ni por todos los tesoros del mundo. Nunca en la vida convertiría mi santa causa (y el de todas las mujeres buenas o con algo de ciencia) en una grotesca feria, qué escándalo y vergüenza, solo de pensarlo me embarga la pena, se me atraganta la angustia, me ahoga. Mucho menos haría dinero con ello, ni hablar de un espectáculo chapucero.
Nos vamos de gira mis chicas y yo y, además, para que nada falte, me llevo a mi recién amante. Pero en esto que llega mi maridito, le miento en toda la cara, el buenazo se entera y aquí no ha pasado nada, paz y gloria (ni lamentos ni cuernos, esos horrores para los otros. Son las ventajas de mi nueva autonomía y recién ganada independencia). Es lo que tienen los hombres buenos cuando han evolucionado hasta un punto en el que son de los nuestros (feministas de alma y de vocación aunque quizás todavía no se hayan dado cuenta), que consienten cualquier cosa sin gritos vulgares ni quejas ni penas, ni lagrimitas siquiera, al contrario, ponen hielo en las piernas, nos comprenden, apoyan, quieren, ayudan, nos iluminan con su amorosa presencia, saben, en fin, que en esta lucha nada es sacrificio y todo merece mucho la pena. Es una lástima que no todos sean así como él de enteros y verdaderos. Un mundo mejor sería posible e imaginable. Sin tanta guerra y tanta hambre e injusticias que nos asolan.
De entre todas las mujeres buenas hay una mala, siempre pasa, una manzana podrida nos acosa. Sí, la única que tiene hijos. Fíjate que pérfidas que son las mujeres cuando paren churumbeles y viven con sus tristes compañeros en matrimonios esclavos donde ellos las oprimen y hasta a mansalva institucionalmente, con premeditación y alevosía, violan. Esta perversa señora es fría y mala como el hielo y se presta, la traidora y desnaturalizada, a la gran mamarrachada que el cerdo machista pretendía, se afanaba.
Lo veo (solo por curiosidad de observadora ideológica, no penséis mal) y no lo creo. Pierde el partido y deja por los suelos nuestra bandera (en una hora se fueron al garete todos los esfuerzos, cuánto daño provoca esa dramática derrota). Esto no lo puedo consentir yo de ninguna manera. Tomaré cartas en el asunto y pondré fin a tan gran ignominia.
Mientras tanto vemos al payaso (así lo llaman con discreto eufemismo y es lo mínimo que merece como hombre sin fuste) que es un jugador y mal marido, gorrón y mantenido. Una birria y un asco. Su divina mujercita, seguramente que otra feminista, así apunta su hondura y altura de miras, quizás en la sombra, le aguanta y ayuda a pesar de todo, de tanto desafuero. Pero todo tiene un límite y se cansa la bendita, de tan buena clase y pinta. Ya veremos.
Se acerca la hora de la cumbre deportiva. El evento que parará el mundo por su enorme trascendencia y grandes valores. Las mujeres demostrarán por fin que son iguales (¿Mejores tal vez? ¿Es mucho aventurar y no es necesario tampoco abusar?) a los hombres.
La de 29 contra el de 55, la guapa e inteligente y especial y fiel (casi) y sincera (más o menos) y desinteresada del todo (hombre... ) y pensadora (sí, esto no me lo niegues) y sensacional, estupenda, maravillosa (sí, sí y sí) ...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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20 de diciembre de 2017
17 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un aberrante mensaje directo al consciente y al subconsciente de la gente.
Explicarla podría, pero me parece inútil luego de haber leído una excelente critica aquí mismo, que explica en detalle todo lo que yo pude ver. Entonces a quien le interese saber que mensaje es ese, le recomiendo encontrarla en las criticas.
beat30
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