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El paciente inglés

Romance. Drama. Aventuras Finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Un hombre herido viaja en un convoy sanitario por una carretera italiana, pero su estado es tan grave que tiene que quedarse en un monasterio deshabitado y semiderruido, donde se encarga de cuidarlo Hana, una enfermera canadiense. Aunque su cuerpo está totalmente quemado a consecuencia de un accidente sufrido en África, tiene todavía ánimo para contarle a Hana la trágica historia de su vida. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 140
Críticas ordenadas por utilidad
3 de abril de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ralph Fiennes pudo por lo menos haber estado nominado, igual le pasa a willem Dafoe como
mejor actor secundario, que este actor es verdad que ha hecho películas verdaderamente malas ( Speed2, XXX2 ), pero ha hecho grandes interpretaciones , ¿o nadie se acuerda de Elias
en Platoon, o de La sombra del vampiro? etc. Bueno en definitiva, esta película es de las que al acabar de verla te dan ganas de aplaudir, una película sin demasiadas pretenciones que logró nada menos que 9 Oscars y un gran exito de crítica y público, a, y por si fuera poco esta entre las 100 mejores películas de la historia.
michael
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29 de enero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película ganó muchos premios, no se si fue de las últimas superproducciones que tuvo tantas nominaciones y ganó más del 50% ( 12 candidaturas, 9 premios) pero lo que me llevó a volver a verla y escribir sobre ella es tal vez la proximidad de la entrega de premios más vista en el mundo ( no quiero decir que sea la mejor ya que los festivales europeos son de excelencia) Cuando la ví en la pantalla grande me impactó la fotografía, la música, los paisajes. Con los años y al volver a verla con detenimiento descubrí la belleza que trasforma esta película en una perla entre lo que son las películas del género drama romántico.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
lassie
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2 de enero de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"I've always loved you"

Con esta frase, pronunciada por una espléndida Kristin Scott Thomas en el momento cumbre de la película, mis ojos se llenaron de lágrimas.

Y es que esta película no dejará indiferente a nadie: muchos la odiarán debido a tratarse de una historia de amor y de su larga duración, otros, se dejarán llevar y les gustará.

Una historia embriagadora, sobrecogedora y, sobre todo, apasionante. Un guión que, si bien no es el mejor jamás escrito, cumple sobradamente. Narrada entre dos tiempos diferentes, la película está extraordinariamente bien hilada gracias a una labor de montaje excelente.

La fotografía es, sencillamente, perfecta. Un Oscar merecidísimo. La ambientación es exquisita.

Gabriel Yared compone una banda sonora bellísima, adaptada a la perfección con las escenas del film.

El reparto, en general, es muy bueno. Ralph Fiennes lleva el peso protagonista de manera sublime (¿falla alguna vez?), natural y apasionadamente. Su química con Kristin Scott Thomas es altísima, increíble, un gran acierto. Thomas, probablemente, nos brinda la mejor interpretación de su carrera. Una actuación muy destacable.
Juliette Binoche está encantadora como Hanna, la cuál le proporcionó un merecido Oscar a esta maravillosa actriz. Por otro lado, tenemos a unos buenos Willem Dafoe y Naveen Andrews y a un correcto Colin Firth.

Todo esto ha sido posible gracias a la gran labor de Anthony Minghella en la dirección. Minghella, con "El paciente inglés", nos filma su obra más célebre, buena y completa.

"El paciente inglés" no es solo una película alabada con nueve Oscars, es la obra maestra de Minghella, una obra para ver i recordar su memoria.

Para un servidor, una de las mejores películas románticas que jamás ha visto. Indescriptible lo que se siente al observar tal belleza.

Obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ralph Wiggum
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26 de junio de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director Anthony Miinghella consiguió rodar la película “El Paciente Inglés” con un presupuesto que no llegaba a los 40 millones de dólares y un reparto casi en su totalidad europeo. Le respaldaron el productor de cintas como “Amadeus” o “Alguien voló sobre el nido del cuco”, Saul Zaetz, y los hermanos Weinstein, a través de su compañía Miramax, que aceptaron financiar la película mientras otras productoras se negaron. El resultado fue una de las películas más hermosas de cuantas se recuerdan, con un estilo cinematográfico que recuerda a los grandes clásicos de David Lean.

Poesía en movimiento. Ocurre a veces que una película se nos inyecta como si fuera un poema, como si cada escena fuera un verso escrito en imágenes. “El Paciente Inglés” produce esa sensación. Hay en sus imágenes una poesía viva, un lirismo cinematográfico inolvidable. Es innegable que Anthony Minghella creó con este film una verdadera Obra de Arte.

El elenco interpretativo esté perfecto, no hay ninguno que desentone, consiguiendo cada uno una brillante interpretación.

La película acabó siendo un éxito y arrasó en los Oscars de 1996 al llevarse nueve estatuillas: Mejor Película, Dirección, Actriz Secundaria (Binoche), Música, Fotografía, Dirección Artística, Montaje, Vestuario y Sonido.

Sensible, poética, triste, bella, existen muchos adjetivos para describir la película pero solo se pueden sentir mientras se ve. “El Paciente Inglés” es una película imprescindible que se ha convertido en clásico con toda justicia.

Lo Mejor: Todo.

Lo Peor: Nada.
Josh Nolan
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11 de noviembre de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La gruesa línea negra trazada por un pincel se confunde con la forma sinuosa de las dunas del desierto: la sombra de una avioneta oscila como una mariposa sobre las doradas redondeces de un cuerpo desnudo. Anthony Minghella quedó fascinado por la lectura del “El paciente inglés” escrito por Michael Ondaatje, convenciendo al productor independiente Saul Saentz, amante de la buena literatura que ha producido: “Alguien voló sobre el nido del cuco” y “Amadeus” ambas premiadas con un montón de Oscars, para que se hiciera cargo del proyecto.

El resultado: una obra que recupera el tono épico de la década de los cuarenta, aunando un grandioso fresco histórico-social con el romanticismo íntimo, y que, pese a contar con un gran presupuesto y célebres actores, deja un regusto de film europeo con las sobrias interpretaciones, la cuidada fotografía y sobre todo un laborioso montaje arrasando en los Oscars de 1996. Minghella intentó insuflar la poesía del libro a la imagen cinematográfica creando una película fascinante, aunque he de reconocer, que no apta para todos los paladares.

Hana, una enfermera franco-canadiense (Juliette Binoche) convencida de cargar con una maldición, ya que todos los hombres a quienes ama perecen en la guerra, decide retirarse a un monasterio deshabitado de la Toscana junto a un paciente amnésico, Almásy (Ralph Fiennes) cuyo rostro quedó desfigurado a causa de graves quemaduras. Entre las pertenencias de este hombre misterioso, Hana recupera un libro de Herodoto, el historiador griego del siglo V antes de C., donde haya una serie de curiosas cartas, dibujos, mapas y fotografías; y para distraerle de los terribles dolores que no consigue aplacar las dosis periódicas de morfina inyectadas, empieza a leerle fragmentos a la cabecera del lecho. Conforme se suceden las lecturas, el moribundo rememora su pasado, la construcción narrativa a base de “flash-back” del presente al pasado tiene algo de esquivo, de evasivo, que concuerda coherentemente con el sentido global del film.

La película no juzga a sus personajes. Sin embargo la pasión se manifiesta como una fuerza capaz de convertirnos en estúpidos, delatores, inmorales: en su nombre se cometen actos inmundos y causan infinitos sufrimientos, a menudo de manera inconsciente o involuntaria. Almásy es un personaje dantesco, condenado a arder por fuera y consumirse por dentro. Reconquistar su memoria, gracias a las lecturas de Hana, le hará revivir los fantasmas que pueblan sus pensamientos – la imposibilidad de salvar la vida de su amada y la trágica ironía de que la nobleza del fin conllevará la vileza de los medios utilizados, la deslealtad a su país, sus compañeros, sus ideales – mientras, curando sus llagas, la enfermera alivia su propio corazón, angustiado por las muertes de sus seres queridos durante la contienda.

Los personajes de esta desgarradora historia, sí que intentan superar las convenciones sociales que los constriñen, como demuestra el bonito discurso sobre la inutilidad de conceptos como patria, etnia o nacionalidad que subyace en el interior del film. La historia de “El paciente inglés” es también la de la pasión por un paisaje, un mito y un libro. Minghella fascinado por la escritura de Ondaatje; Ondaatje por la vida de Almásy y Almásy por la inmensidad del desierto.
Antonio Morales
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