Primer verano

Es facil quedarse en la capa superficial de esta película y decir "Oh, que preciosa historia de amor veraniega" y entonces elevarla a los altares como estandarte de amor homosexual.

Pero creo que lo que realmente pretende esta película es ir más allá que ese "primer verano" que el protagonista vive como primero ya que es en el que comienza (por así decirlo) su vida sin máscaras y sin ocultarse a sus familiares.

El cine francés es especial; tiene amantes y detractores. La película se mal vende como un filh de homosexualidad y si bien ese es un item del guión, no lo es mas que el análisis de las pasiones, depresiones, celos o intimismos.-
La magia de la película reside en dos ejes: uno la extraordinaria calidad de sus actores, absolutamente creibles, convincentes, como partes de la vida misma y no de una película; el segundo, la mano del director, bailando entre tres épocas diferentes, tres estaciones climáticas, tres colores, tres sonidos, todos partes de la misma histora; en este sentido genial.
Puede pecar de adusta, o de un final extremo, por lo cortante. Tal vez allí también exista magia, para que nosotros podamos seguir hilvanando la historia.
Muy buena, para amantes del cine boutique.

Magnífica película sobre las distintas fases del amor, centrada en dos chicos jóvenes que se conocen en verano. Está muy bien interpretada y utiliza un interesante montaje fragmentado, tan en desuso actualmente, componiendo distintas tonalidades (luminosidades veraniegas, ténues luces otoñales entre hojas caídas de los árboles o fríos invernales) puestas en consonancia con las situaciones que describe.

Reincide en esa capacidad del cine francés para concebir, matizar y rebuscar en los sentimientos.

La intención de Lifshitz era buena, pero murió en el intento.
De hecho parece que la película acaba cuando se les acabó el presupuesto del film.

El tratamiento del tiempo es interesante (es a tres tiempos), pero no acaba de cuajar. Los actores no lo hacen mal, de hecho es lo mejor del film, puesto que son convincentes, pero ellos no tienen la culpa de que el guión no cuaje.

No obstante, al ser una de las pocas películas que tratan el tema de la homosexualidad masculina, es interesante verla, sobre todo si estáis haciendo un trabajo sobre el tratamiento de la homosexualidad en el cine (como fue mi caso). No sirve para mucho más. Otra vez será.

La narrativa literaria tiene sus normas que de una manera muy inteligente pueden ser obviadas por los escritores para conseguir la obra artística. Recuerden: “sujeto, verbo y predicado”. En la narrativa fílmica también hay normas establecidas, no por academias, pero si por el uso, que sólo los directores se saltan si ven la posibilidad de conseguir una película diferente que pueda llegar a ser una obra maestra. Tanto en la literatura como en el cine esas trasgresiones tienen que estar en función del lector o del espectador, pues si estos se confunden o no entienden, la obra es desechada por estos. En esta película el director ha querido contarnos una historia, no de forma lineal, sino fragmentándola y montándola saltándose las reglas de continuidad. Pero es el caso que no está bien hecha y el espectador se confunde y además hay historias en la historia que quedan en el aire, como otras que desconoces su origen. El tema del descubrimiento de la propia homosexualidad en un joven de 18 años es de por si interesante, y más si es con un amor correspondido. El tema de la sociedad y la familia siempre son influyentes, como aquí. Pero si no puedes seguir el ritmo, muchas veces porque no hay planos explicativos, deja de interesar. De todas formas le voy a dar un 5 porque el trabajo de los dos actores principales es muy bueno. Difícil expresar esa atracción homosexual anímica y físicamente, con planos explícitos, y tanto Jérémie Elkaim como Stéphane Rideau consiguen atrapar al espectador.