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El tigre de Esnapur

Aventuras. Romance. Drama Harald es un afamado arquitecto cuyos servicios han sido demandados por el maharajá Chandra del reino de Esnapur. De camino, Harald salva a la bella bailarina Seetha de las fauces de un tigre. El flechazo entre los dos es instantáneo, pero el maharajá, dominado por los celos, no está dispuesto a que esta relación siga adelante. Tuvo una secuela titulada "La tumba india". (FILMAFFINITY)
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
22 de enero de 2009
27 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante todo, un consejo, vean primero El tigre de Esnapur y después La tumba india y no a la inversa (como hice yo) pues ambas películas y en ese orden, forman parte de un todo absolutamente indisoluble, Tanto que, podría decirse con propiedad que se trata de una película partida en dos.

La impresión que me dejó El tigre de Esnapur es prácticamente la misma que La tumba india, es decir, un retorno a ese cine que, de niños, nos llevaba, montados a lomos de exóticos elefantes a vivir maravillosas aventuras donde los buenos siempre acababan ganando y los malos nunca se salían con la suya. Y Oriente y la India como misteriosos escenarios con sus Budas, sus templos, sus frondosas selvas, su opulencia y su miseria y el río, siempre el río, ese Ganges sagrado que tan majestuosamente filmó Jean Renoir y que Lang eterniza entre los colores del ensueño.

Sin embargo no acabo de asociar a Lang con este género de aventureras películas. Probablemente lo tengo más encuadrado en un cine de expresiones, de luces y sombras igualmente inquietantes, de perversidades y de universos un tanto kafkianos y barrocos. Parece como que este cine no le pega demasiado. Y de hecho las críticas en su tiempo tildaron estos dos films de películas de entretenimiento infantil y juvenil. Algo así como poco serias. Incluso se puso en tela de juicio la calidad de los efectos especiales, sin embargo el trabajo del director alemán es muy interesante con una fotografía magistral en unos paisajes que seguramente inspiraron los cuentos de las mil y una noches y en cuanto a los efectos, evidentemente no son los que vemos en la actualidad, pero tampoco hay que ser demasiado duro con ellos.

De nuevo resaltar la sensualidad de Debra Paget especialmente en sus bailes en honor a la diosa del templo. El resto de actores, un tanto desconocidos, cumplen.

Para finalizar, les diré, que puestos a elegir, me quedo con la segunda parte, La tumba india, que a diferencia del refrán popular, resulta probablemente mejor.
FATHER CAPRIO
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1 de octubre de 2013
25 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a hacer una critica de las dos películas; pues en realidad, ambas, son un mismo filme, dividido en dos partes.

Tanto El tigre de Esnapur, como La tumba india, son una autentica maravilla del cine de aventuras, dirigidas por un maestro como Fritz Lang.

El guión.
Basado en la novela de Thea von Harbou; la que fuera esposa del propio Lang y autora del guión de una de sus mas famosas películas ( Metrópolis- 1927): está tan bien realizado, que sin ser un argumento especialmente interesante, consigue enganchar al espectador, con los continuos giros argumentales y el ritmo trepidante, que se mantiene a lo largo de las dos películas.

La estética y los efectos especiales.
Ambos filmes, son realmente notables en el aspecto técnico, sobre todo, en lo referente a los atractivos decorados y el magnifico vestuario; que son resaltados a su vez, por la excelente fotografía en color: dignos todos estos aspectos, de las mas deslumbrantes superproducciones
Holliwoodenses de la época.
Los efectos especiales en cambio, no mantienen el mismo nivel. Sin ser precarios; no son precisamente una maravilla. Tampoco hay grandes alardes en las escenas de acción, las cuales, se resuelven en varias secuencias, de una manera mas sugerente que explicita. Sin embargo, todo ello no hace mas que añadir atractivo a las dos películas, pues Fritz Lang, supera con creces estas pequeñas deficiencias, con su sabia dirección.

Los actores.
A excepción del protagonista; el actor suizo Paul Hubschmid, que me parece bastante soso para interpretar el papel del héroe, todos los demás, cumplen bien su cometido, sobre todo la bellísima Debra Pagett; cuyos bailes ante la diosa Shiva, desprenden un erotismo fuera de lo común en aquella época; destacando, el realizado en La tumba india. sin duda, si los filmes no tuvieran otros atractivos, valdría la pena verlos únicamente por ella.

La banda sonora.
No está mal, pero la verdad, es que no resulta muy apropiada para una obra de este calibre. Para mi gusto, se echa en falta una partitura compuesta por maestros de la talla de Miklos Rozsa o de Dimitri Tiomkin.

En resumen.
El tigre de Esnapur y La tumba india, son una buena muestra del talento que derrochaban los grandes directores del cine clásico, como Fritz Lang. Con un argumento sencillo y sin los avances técnicos de hoy en día, conseguían deleitarnos con autenticas obras maestras, llenas de mensajes ocultos y personajes maravillosos.
Este tipo de cine, ya no se hace, pero muchos de los que crecimos viéndolo ( en mi caso, los sábados en Primera sesión, durante los años 80), nunca olvidaremos que estas películas, nos enseñaron a disfrutar del séptimo arte, transportándonos a un mundo de ensueño, donde todo era posible.

Veremos, como serán intelectualmente, las nuevas generaciones, que han crecido viendo el cine de acción contemporáneo; lleno de violencia y degeneración y en muchas ocasiones, protagonizado por personajes histéricos y prepotentes, que rozan el retraso mental.
Espartaco_60
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28 de agosto de 2017
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un 7 en Filmaffinity? No me lo puedo creer. De acuerdo en que es del gran Fritz Lang, que se marca este borrón en el final de su carrera. También tiene cierto morbo que esté basado en una novela de Thea von Harbou, ex del director vienés. Incluso que los bailes de Debra Paget han quedado como un icono en la retina para erotómanos kitsch. Añadamos que es muy probable que Spielberg se haya inspirado en algunos pasajes de este pulp para sus Indiana Jones. Pero es que es un despropósito de película.
Al principio, cuando vi la escena del tigre atacando en off a un niño pensé dejarla para otra vida. Qué desaliño, qué pocas ganas. No se salva la realización, ni el guión, ni la iluminación, ni la ambientación. Solo le da un poco de vida el magnetismo de Debra Paget. Cuando ella está en plano hay un poco de vida, pero el resto de los intérpretes parecen de piedra. La he visto para comprobar qué pasa cuando un director, con su increíble período alemán y el imponente período americano, vuelve a Alemania para grabar descartes del cine mudo con más pasado que futuro. Para mí están al mismo nivel que los entretenimientos de sábado a la tarde de Fumanchú o Maciste, solo que realizados por un director mítico con el monóculo empañado.
Jmpg2012
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14 de diciembre de 2011
20 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1920, cuando apenas sembraba sus primeros pinitos como director, Fritz Lang había comenzado a escribir guiones con su compañera y posterior esposa Thea von Harbou. Un día, alguien les presentó al famoso productor y director Joe May, y la pareja dio a conocer a éste algunos de sus manuscritos. May, mostró gran interés por una aventura escrita en dos episodios titulada “La tumba india” -la cual Lang aspiraba a dirigir él mismo-, y presintiendo el éxito a sus puertas, con una excusa fácil sobre lo novato que estaba Lang para tan grande empresa, lo dejó a un lado y él mismo dirigió la película la cual, se ha dicho, obtuvo notable éxito.

Fue éste un deseo frustrado de Fritz Lang, el gran realizador que luego cosecharía mayores éxitos que el mismo May. Y con esa espinita clavada pasaron 37 años… hasta el día en que, hastiado de Hollywood y mientras se hallaba en Washington con su último gran amor, recibió un telegrama del productor alemán, Arthur Brauner, en el que le ofrecía volver a su tierra para realizar una nueva versión de aquel viejo guión que no había podido dirigir.

Para Lang, esta noticia fue la respuesta a su larga espera, la oportunidad que le daba el universo de cerrar completo su inconcluso círculo. Parecía algo tan místico y espiritual, que pronto se hallaba tomando el avión que, tras 20 años en América, lo devolvía a Alemania.

Como la primera vez, la película se hizo en dos partes, siendo la primera “EL TIGRE DE ESNAPUR” (llamada, en 1921, “La misión del Yogi”) en la que, Harald Berger un arquitecto alemán, viaja a la India donde se le espera para que resuelva los problemas que vienen sufriendo los cimientos del palacio del Maharajá Chandra. Cuando Berger conoce a Seetha, la aspirante a bailar para "la diosa de Esnapur" –y quien además ocupa un lugar en el corazón de Chandra-, ocurre lo que suele suceder cuando el gobernante no tiene para ofrecer más que riqueza, lujos y un frío trono… y así comienza a arruinarse lo que parecía una bella amistad surgida gracias a un “oportuno” tigre de bengala.

La aventura, rodada en atractivos escenarios de la India, resulta bastante ligera y apenas sirve para mostrar una vez más que, como en el ajedrez, con cierta frecuencia son los peones los que se comen a las reinas. Lang, con 67 años de edad, y recién aterrizado en un continente del que empezaba a sentirse extraño, no consigue ponerse a tono de inmediato y el filme parece más un descanso turístico que un compromiso con el arte como lo había hecho tantas otras veces. En lo que a mi respecta, a esta primera parte la he encontrado demasiado floja, tanto en el argumento como en la parte actoral. Veremos si, en “La tumba india”, las cosas resultan de otro talante.

Título para Latinoamérica: “EL TIGRE DE BENGALA”
Luis Guillermo Cardona
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21 de junio de 2014
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de comentar esta película, me gustaría apuntar lo importante de la calidad en la copia que vayamos a visionar, para obras como ésta en la que la fotografía, los decorados exóticos, la arquitectura y el paisaje, son bazas fundamentales en la narración. Recomiendo encarecidamente el Blu-ray, mejor versión original, para apreciar estas obras en toda su dimensión plástica y cinematográfica, y olvidarse de copias lamentables e ilegales, que circulan por internet y que prestan un flaco favor al film y el cine en general. Si no tenemos unas condiciones optimas de visionado, podemos percibir una impresión errónea de la obra que comentamos.

Dividida en dos partes “El Tigre de Esnapur” y “La Tumba India”, en ambas obras se produce una curiosa simbiosis que da unas especiales peculiaridades a este díptico; de un lado, persiste una fascinación por la arquitectura y por otro la aventura exótica. Fritz Lang tras regresar de su etapa americana a Europa, acepta la oferta del productor Arthur Brauner volviendo a trabajar en Alemania. El díptico no deja de ser una fantasía romántica filmada con la serenidad de un maestro con un amplio bagaje.

En esta primera parte, un arquitecto alemán, Harald Berger (Paul Hubschmid) se dirige al reino de Esnapur, donde ha sido contratado por el maharajah Chandra (Walter Reyer) para construir hospitales y escuelas con el fin de aliviar la miseria de la población. En su viaje a través de la selva conoce a una bailarina, Seeta (Debra Paget), de la que se enamorará, pero el extranjero no cuenta con que la bailarina también es amada por el poderoso Chandra, celoso y vengativo. Además del conflicto amoroso, surgen conspiraciones y traiciones por conseguir el poder, todo ello envuelto en la tradición, el exotismo, los agresivos tigres y los palacios majestuosos en el que reina Chandra rodeado de riqueza y enemigos prestos a actuar.

Una película fascinante, en mi opinión, que mira lo oscuro desde lo luminoso, y a la inversa, que narra una historia de amor y ambiciones en un escenario donde se combina lo exterior con lo interior en su aspecto físico y moral, digna de un maestro como Fritz Lang, un artista siempre comprometido con su tiempo, de una personalidad arrolladora, con un estilo inconfundible que por mérito propio figura entre los mejores cineastas de la historia del cine.
Antonio Morales
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