Nacido del mal
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15 de febrero de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cuídense de los idus de marzo". Sí, Shackespeare. Hago alusión al escritor solo para que se revuelque en su tumba por tener que ingresar a la crítica de esta peli. ¿Pero qué demonios? Los idus de marzo vaticinaban una desgracia, acá pasa lo mismo. No hablo desde la burla ni la ironía, lo mío es bronca pura y dura. Bronca de los cojones, estoy re caliente.
Le iba a meter un seis, o un cinco decente para un producto así. La situación me cuajaba en su primera mitad: las formas de ese psicótico dentro de todo me habían convencido. Yo no pedía laureles, pero tampoco obtenía estiercol. Llegaba a conformarme con algunos diálogos acertados, un tratamiento de la narración correcto. Todo hasta la primera mitad, ella tampoco me desagradaba. Cuando llega la acción la peli se hunde en la idiotez, en la idiotez causada por la impericia: si no podés filmar una cuchillada o un disparo y metés la escena en el fuera de campo forzado la cosa se pone negra. En su lentitud suspensiva la soportaba, cuando la cámara empieza a moverse salen a la luz los enormes desatinos de la dirección. ¿Un robo? Vaya idea, porque el intimismo trabajado previamente se anula al cambiar la linea argumental. No se termina de entender si el tío está despechado, si lo planeaba hacer, muy en el fondo; si está del otro lado y no siente nada, o si se deja engatuzar por dos palabras idiotas porque, en el fondo, el galancete tenía sentimientos. El absurdo es tal, y tan de golpe, que ya no te crees nada, la subestimas, le ves el esqueleto flácido que la sostiene y terminas de hartarte.
Consejo para Cohn: no desafina filmando "en calma chicha". O bien que se dedique a explotar eso, o bien que empiece a estudiar ya mismo como filmar escenas de acción.
Le iba a meter un seis, o un cinco decente para un producto así. La situación me cuajaba en su primera mitad: las formas de ese psicótico dentro de todo me habían convencido. Yo no pedía laureles, pero tampoco obtenía estiercol. Llegaba a conformarme con algunos diálogos acertados, un tratamiento de la narración correcto. Todo hasta la primera mitad, ella tampoco me desagradaba. Cuando llega la acción la peli se hunde en la idiotez, en la idiotez causada por la impericia: si no podés filmar una cuchillada o un disparo y metés la escena en el fuera de campo forzado la cosa se pone negra. En su lentitud suspensiva la soportaba, cuando la cámara empieza a moverse salen a la luz los enormes desatinos de la dirección. ¿Un robo? Vaya idea, porque el intimismo trabajado previamente se anula al cambiar la linea argumental. No se termina de entender si el tío está despechado, si lo planeaba hacer, muy en el fondo; si está del otro lado y no siente nada, o si se deja engatuzar por dos palabras idiotas porque, en el fondo, el galancete tenía sentimientos. El absurdo es tal, y tan de golpe, que ya no te crees nada, la subestimas, le ves el esqueleto flácido que la sostiene y terminas de hartarte.
Consejo para Cohn: no desafina filmando "en calma chicha". O bien que se dedique a explotar eso, o bien que empiece a estudiar ya mismo como filmar escenas de acción.
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