La bella del Alhambra

Lo que más llama la atención son los coloristas decorados, no sólo del teatro Alhambra, sino de todas las escenas de la película. La ambientación está muy conseguida.

El argumento sobre una vedette es bastante convencional, pero no desdice ni en el guión ni en las actuaciones. La música es simpática y reconocible. La coreografía de revista encaja perfectamente en todo el conjunto.

Se ve con gusto, aunque quizá se podía esperar algo más de originalidad o de fuerza dramática.

Película premiada como la mejor en aquel año de habla hispana no española en los Goya.

Una muestra del cabaret cubano en los años dorados en los que era una cosa normal, no como ahora ni en toda la etapa de Fidel. La historia está ambientada en los años veinte y treinta y sirve como mero pretexto para una serie de representativos números musicales.

Añade también la historia amorosa de la hermosa actriz principal, Beatriz Valdés, con unos devaneos continuos paralelamente a vida laboral, y muy difíciles de conjugar por momentos.

Planteada con cierta espectacularidad (fue el primer film cubano que utilizó el sistema de sonido Dolby), es un producto menor pero decididamente simpático. Film inédito en España. Un 6.