La perdición de los hombres

Lo canta uno de los personajes en varias ocasiones, desafinando a tope por cierto. Y es que la cosa va de un "mandilón" al que sus cuates no tienen más remedio que dar su merecido. Rodada en blanco y negro, con una estética y una escenografía que concuerdan con el tremendo humor negro que destila, esta película es una verdadera radiografía del alma mejicana. Temas como el machismo exacerbado y la muerte están aquí tratados con un humor cínico que da la vuelta a los conceptos. Un hombre muere y es velado por sus verdugos. Luego aparecen las mujeres, porque tiene dos con los hijos respectivos, y se pelean por el cadáver. ¿Pero por qué lo han matado? Esa es la pregunta que sólo veremos respondida al final, dentro de un flashback en que conoceremos por fin al muerto oportunamente redivivo. El guión está lleno de guiños y alusiones plenas de inteligencia y doble sentido. Es un humor puesto al servicio de una feroz crítica social. El machito es puesto en entredicho y ridiculizado, las propias mujeres no salen tampoco muy bien paradas, tironeando cada una del "muertito" mientras la hija juega con una maquinita de marcianos. Hay su toque de surrealismo: no hay que olvidar que Ripstein fue ayudante de dirección de Buñuel. La historia del muerto enterrado sin su ojo de cristal es un ejemplo. La escena fetichista del asesino y la viuda es un puro homenaje al de Calanda. Realmente la pelicula rezuma inteligencia por todos los lados. Un dato curioso: habiendo ganado la Concha de Oro en San Sebastián, no fue pasada por salas comerciales (al menos "en provincias"). Yo la disfruté en su día en un cine universitario y quedé maravillado. La magia ha resurgido en esta nueva visión, sin perder un ápice.

Para mí, una película sobrevalorada y a la que nunca o casi nunca me adapto ni me causa mucha ni poca gracia ni argumentalmente ni en los personajes ni en su lenguaje ni en un guión de la brillante Garcíadiego lleno de recovecos de presunto humor negro y vena de acritud.
No es exactamente ni una mediocre ni una mala película, es un producto raro, esquivo, poco frecuentable y áspero. Inadaptable, en una primera visión, a mi parecer.

Los diálogos no tienen ningún desperdicio. Todos son pura dinamita directa del inconsciente sin tamices ni elipsis. Y es una creación mucho más realista de lo que se puede llegar a pensar (super-realista). Lo siento compitas gachupines, pero hay que ser mexicano o haber vivido allí un tiempo para entender que esos diálogos son posibles y verosímiles, no son artificios de guionista. Y son geniales. No hay ni una frase que chirríe. No puedo creer que no sintais que una parte de vosotros está ahí también en esa cabaña mugrienta, echando trago y teorizando. Delicioso delirio ripsteiniano. El blanco y negro hace que el sol te queme y los labios los sientas resecos. Luis Felipe Tovar insuperable. Muy recomendable.

La perdición de los hombres, pelicula de Riptein escrita por guionista habitual, es una comedia de humor negro con tintes de melodrama o un melodrama con tintes de humor negro.

Le puse 6 por que acá titulan esa nota como interesante y eso es precisamente lo que esta película es.

Lo mejor los diálogos profundos hasta en las conversaciones mas banales ya que en cada palabra de estos hay un cinismo y una miseria que refleja la condicion humana.

Lo peor los monólogos, irrealistas y pretenciosos.
La dirección al igual que los diálogos peca de una falsa sobriedad que la vuelve chocante.

Una muy interesante muestra del mejor cine mexicano reciente. Heredero del espíritu de su reconocido maestro Buñuel, Arturo Ripstein confecciona a puntazos de la más cruda realidad otro delicioso fresco costumbrista, en clave del también transmitido y típico humor negro hispano. Lo mismo cabría añadir de sus personajes -gran logro del guión-, con una tipología rayana en la miseria que transmite veracidad en la crudeza de sus relaciones, lejos de los hipócritas sentimentalismos a que últimamente nos viene acostumbrando una parte del reciente "cine de culto" europeo. Los diálogos entre los personajes (trasuntos de la literatura picaresca española) son, sencillamente, impagables por su divertida imaginación. La fotografía en blanco y negro contribuye a sumir al espectador en esa atmósfera sórdida y sin concesiones característica del mejor Ripstein. Para mentes abiertas y con pocos prejuicios.