The Descent: Part 2

The Descent parte 2 tiene el handicap de que ya no es un film que pueda sorprendernos sino que ya sabemos bien de que va todo. Para suplir eso se ha decidido superar en nivel de sangre, violencia y monstruos. Salen más monstruos, hay más muertes y de maneras mucho más salvajes. Ni siquiera se salvan de la sangría las criaturas que en esta ocasión reciben de lo lindo.
El argumento se repite y lo que no se repite mejor correr un tupido velo porque no tiene ni pies ni cabeza. Aparecen algunos personajes de la primera parte, del reparto me quedo sin duda con Natalie Mendoza que por desgracia tiene muy pocos minutos en pantalla.
Uno de los mejores aciertos de la película es que esta mucho más iluminada que la primera parte que era un film extremadamente oscuro. Ahora podremos disfrutar mejor de las muertes que se reflejan en pantalla con todo lujo de detalles y sin ninguna censura. Aviso para navegantes... la peli es fuertecilla, hay mucha sangre y vísceras. No ver a la hora de comer si es posible.
Un film que promete una cosa y te la da. Amantes del gore no os sentiréis decepcionados.

Lo mejor: Supera a su antecesora en nivel sangriento.
Lo peor: Es previsible, no esperéis muchas sorpresas.

La frase: El silencio es el mejor arma.- Natalie Jackson Mendoza.

Secuela de la sorprendente “The descent”, film de Neil Marshall que supuso toda una bocanada de aire fresco para el subgénero del survival- horror. Esta vez el amigo Marshall cede las riendas de dirección a Jon Harris. Éste debuta en la dirección, pero no es un recién llegado; suyas has sido las labores de montaje de films como “Snatch”, “El juego de Ripley”, “Layer Cake”, “Stardust”, “Eden Lake” y la propia “The descent”, entre otras, y eso se nota en el encomiable sentido del ritmo, resultona planificación de escenas y una tensa y conseguidísima articulación de su trepidante intriga.

“The descent, part 2” comienza donde nos dejó su primera entrega: Sarah ha conseguido escapar de los nosferatus con complejo de topo y como resultado del shock traumático de su infernal experiencia, resurge amnésica (recurso facilón para volver a meterla en el agujero voluntariamente, claro). Un equipo se dedica a intentar encontrar al grupo de féminas espeleólogas que descendió al laberinto con la susodicha, a lo que el sheriff del lugar, en un arranque de brillantez inusitada para sus limitaciones intelectuales, decide sumarla a la misión de rescate a modo de guía para que vaya recordando lo sucedido por el camino. Mejor verla con la primera parte fresca en la memoria, sin saber nada más y no ver el tráiler si queremos disfrutar de alguna que otra sorpresilla.

Ni que decir tiene que desde que cogemos el ascensor de bajada a las cavernas del horror, nos espera una inmersión en una pesadilla claustrofóbica y de tintes gore, enmarcada en una incombustible lucha por la supervivencia. La novedad ya es nula, no hay nada nuevo bajo tierra, sino un sucesivo cúmulo de situaciones que, a pesar de resultar reiterativas respecto a su precedente, no pierden efectividad gracias al buen hacer de Jon Harris tras las cámaras. La tensión se palpa en cada fotograma, con esa amenaza latente de los antropófagos monstruos cegatos y esa concatenación de piedra, sangre, desesperación y tripas al aire que supone una gozada para los aficionados al fantastique más bestia. Claustrofóbicos abstenerse.

Mira, ya te dije que no puedo defender esta peli. Es más, voy a meterme con ella. A pesar de todo lo que diré de ella, mi nota viene porque me lo hizo pasar mal. Se ve que elegí un buen momento para verla: una tarde oscura, con una fina lluvia en la calle, nadie en casa y con el ánimo bajo.
Al igual que su predecesora, The Descent 2 consiguió transmitirme tensión y claustrofobia. Pero sí, no es una buena película. Tiene muchas características que contribuyen a pensarlo. Por ejemplo, al ser una secuela, la historia ya es conocida. De hecho, para quienes hayan visto la primera, explota la parte más floja de la historia, es decir, la de las criaturas. Para compensarlo, el director mete litros y litros de hemoglobina junto con muertes crueles (vale, esto mola).
Por otro lado, que las mujeres se hayan convertido en una especie de superheroínas, no resulta del todo creíble. Pero si hay dos elementos que chirrían sobre el resto son el final trampa (en serio, ¡que no somos idiotas!) y los sustos efectistas, como si se tratase de un slasher sobre adolescentes "atontaos".
Ya lo ves, no he sabido defender la nota de la peli. Al menos te digo la verdad. A mí me mola, pero no es buena, aunque FA lo considere así.

Si algo funciona, ¿por qué cambiarlo? Hace cinco años Neil Marshall sorprendió a unos y a otros con 'The Descent', la que para quién suscribe estas líneas es una de las mejores y más logradas películas de terror de los últimos años, de ahí que no pierda ocasión para alabarla, máxime cuando para muchos el prestigio adquirido por Marshall con esta cinta desapareció por culpa de la incomprendida 'Doomsday', un film muy diferente en resultados e intenciones, gozoso y desprejuiciado homenaje al cine de serie B de los 80.

Su esperada secuela reune prácticamente al mismo equipo creativo, si exceptuamos que Marshall ejerce sólo como productor y cede las riendas de la dirección al debutante Jon Harris, montador de la primera entrega. Tanto monta que monta tanto, el resultado viene a ser prácticamente el mismo, y la única distinción evidente que podemos hacer entre ambas cintas es la pérdida del factor sorpresa. Por demás la decisión está clara tanto para aquellos que gustaron como para los que no, y más o menos nos encontraremos con lo mismo que nos hizo amar u odiar la primera entrega. Repetimos, y a mí me daban dos, así que no hay mal que por bien no venga.

Muy probablemente esta secuela sea de ese tipo de producciones en donde los fans y los detractores coinciden a la hora de destacar los mismos detalles, salvo que la valoración de lo mismo será totalmente opuesta y radical. Como se suele decir 'The Descent II' no inventa nada y no se aleja en mucho de los parámetros del original, por otro lado un film mucho más consistente de lo parece a simple vista. Su historia y sus personajes aun estando convenientemente perfilados son intrascendentes, aunque efectivos en su mayoría la cinta acaba por abusar de los sustos surgidos del punto más oscuro de la imagen, y a pesar de la tensión de buena parte de su metraje al final uno se queda como al principio... pero esta es parte de la esencia del género, y cuando se hace como debe de ser el resultado sigue siendo un buen film de terror, o cuanto menos de apreciable disfrute para el entendido en la materia.

Bueno, no es el primero pero como si lo fuera… Y lo quiero dar porque a estas pobres y hambrientas criaturas hay que darles de comer hasta en la nota que se les pone. Y lo doy porque me parece una de las pocas películas de género (terror comilón) que aciertan plenamente con la empatía del espectador. «Jopelines con esos bichos, ¡tienen más hambre que yo!», pensé mientras la veía. Por lo que comen deberían hacer una parte cada año y con más carnaza que acuda en masa a esa cueva ‘underground’ donde viven. Se deberían plantear no sacarlas directamente a DVD e incluso en que en las salas de cine donde se proyecte llevar a los comilones y devoradores protagonistas para que se alimentaran del público. Lamentablemente dudo que cazasen a muchos críticos de cine porque se irían a los cinco minutos de esta obra maestra de la copla a dentadas, el jamón poco curado, buen vino ensangrentado y, en definitiva, de la carne poco hecha y a la vuelta-y-vuelta. Una pena.

En “The Descent: Part 2” (que no “The Descent 2”, que esta secuela no es absoluto vulgar) nos enseñan que esas criaturas con nombre propio (y no digan ni Gollum ni Belén Esteban) se comen a una nueva expedición que se organiza tras hallar viva a la única superviviente de la primera parte. «¡Hay que ser tonta-del-culo para volver a un sitio donde te quieren comer el culo!», pensé mientras la veía. Pero los guionistas han sido muy inteligentes y han copiado (un pequeño defecto que no resta puntuación) un poco a “Dinastía” (serie también esplendorosa de comilones y muy sangrienta). La protagonista tiene amnesia y es obligada por un sheriff (a punta de pistola que la amnesia no te hace tonta) a iniciar un recorrido hacía la casa de las glotonas y voraces criaturas. La tienen muy bien amueblada pese a ser ciegas y no parar de comer: tienen una sala de estar, un cuarto de baño y, por supuesto, un salón-cocina con vistas al exterior y servicio de mensajería. Preciosa.

Ah, ¿la nota no se corresponde con la crítica? Yo no he sido. Se la habrán comido estos seres insaciables. Me han dejado mi 10 en los huesicillos. No encuentro otra explicación.