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La ministra inmoral

Drama "El éxito y el poder no siempre son garantía de una radiante felicidad, porque cuando el amor y la ilusión están ausentes, la soledad genera un gran vacío; este es el caso de nuestra Ministra Gilma Zuleta, quien lo ha logrado todo, menos el amor. En la cúspide de su carrera, Gilma sufre una fuerte depresión que la induce a querer quitarse la vida, pero no es capaz de suicidarse por su propia mano, razón por la que contrata a su propio ... [+]
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Críticas ordenadas por utilidad
20 de septiembre de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Gilma Zuleta le ocurre lo que a mucha gente: Tiene el privilegio de ser bella y deseada… Consiguió ascender profesionalmente (ahora es una ministra)… Adquirió el poder que tanto buscaba… Puede darse el gusto que se le antoje… Pero no encuentra el amor que tanto anhela. Y entonces, como Grace Quigley, la estrafalaria anciana del filme de Anthony Harvey “La última solución” (1985), decide contratar a alguien para que la mate, ante la incapacidad de asumir tal acción por su propia mano. Pero, Gilma guarda muy dentro una esperanza y, seguro por eso, decide contarle a Andrea, su mejor amiga, aquello que está tramando.

Comienza así, un interesante drama donde todo se complica hasta hacernos sentir que ya no hay marcha atrás, y que aquello que un día deseaste, el destino está dispuesto a hacer que se realice. Se agradece que la historia no resulte fácilmente predecible y que la trama se desenvuelva en situaciones bastante aceptables desde lo argumental, lo técnico y lo actoral.

Ruddy Rodríguez ofrece una imagen muy competente como la ministra en conflicto con su propia vida quien, paradójicamente (y podría ser lo menos creíble del filme) da algunas muestras de preclara lucidez. Como ejemplo: resulta un gran acierto ese matrimonio con la libertad… pero, es este un hecho que sólo lo asumiría una persona muy segura y satisfecha consigo misma. Resulta también acertado Claude Pimont, como Simon de Door, pues con su ambigua figura (un tanto varonil y algo de fragilidad), siembra constantes dudas sobre sus verdaderos propósitos al lado de la ministra.

Dirigida a cuatro manos por Celmira Zuluaga y Julio Luzardo, “LA MINISTRA INMORAL” resulta muy entretenida, permite jugar un buen rato al ¿who is behind this?, y de paso, vuelve a reflejar ese hecho que demuestra que, sólo al dar se consigue recibir, y que, ni con todo el dinero ni todo el poder del mundo, se pueden lograr las cosas que sólo se promueven con el Ser. Y para obtener Amor, hay que prodigar ternura, humildad, respeto, generosidad, comprensión… sentimientos que, por ser lo que son, ni se compran ni se venden… y sólo fluyen desde muy adentro.

Ah! ¿Y si será esta una ministra inmoral?…
Luis Guillermo Cardona
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