Re-Cycle

Con un comienzo típico de cualquier película de terror sobrenatural, con algún que otro susto y un guión endeble, el espectador puede especular sobre su desarrollo e incluso final, pero de pronto, a la media hora, el terror da paso a un viaje fantástico, imaginativo, pero a la vez sin sentido alguno, pero atractivo y acongojante, qué hasta su desenlace te mantiene en vilo, aunque siempre uno puede conjeturar, acertar o no, ya es otro cantar.

Por supuesto, el guión esta genial, además apoyado en unos efectos visuales muy buenos, que consiguen captar toda la atención del espectador, además de entretenerlo, que es lo qué realmente importa. Por el resto todo en orden.

Perfecta para su función, entretener, aunque los que busquen el terror en estado puro, se llevaran una decepción.

Al contenedor azul, el papel

Vamos, esas molestas hojas que conforman el guión o, lo que sería igual en este film, el relleno, puesto que más que un guión con relleno, parece un relleno acompañado de guión.
Eso dejando de lado que el modo como se propicia la acción que acontece que la protagonista se vea inmersa en esos hechos es artificiosa y parece salir de la nada (aun y siendo su premisa sumamente buena), el desarrollo una saturación de acontecimientos que, a posteriori, serán saturados vía multitud de FX de gran calidad y la conclusión algo totalmente inverosímil, pues pretende enfatizar en sentimientos que apenas han sido desarrollados a lo largo de la obra.
Tampoco se libra ese finalísimo con diversas vueltas de tuerca inentendibles incluidas en la misma conclusión, pero poco después.

Al contenedor amarillo, el plástico y la chapa

O los elementos que componen unos decorados muy preciosistas, pero que sencillamente parecen diseñados para tapar las carencias de un guión que las tiene. Y a patadas.
El recorrido durante más de una hora entre escenarios perfectamente logrados puede terminar por cansar a más de uno. Por tanto gozo visual y por tanto perifollo. Aunque a mi personalmente me causó la sensación opuesta. Será por mi gusto por la fantasía.

La verdad es que a los Pang no se les puede achacar ser malos directores, ni mucho menos.
Es más, suelen acertar con sus elencos y puestas en escena, muy detallistas, en cambio, nunca terminan de pulir sus guiones como deberían, y eso pesa demasiado.
Puede que esta propuesta resulte fallida por diversos motivos, pero es suficientemente sugestiva como para ser seguida durante su trancurso y se podría decir que, junto a The eye, conforma la mejor obra que servidor haya podido ver de estos dos hermanos.
Para los degustadores de la fantasía más abrumadora.

La imaginería que desborda la pantalla durante más de una hora en el viaje de Tsui Ting-Yin por la ciudad de los espíritus no acaba de cuajar por la falta de una historia que la acompañe. Se trata de una sucesión de fases hermosísimas -al igual que si de un videojuego se tratase- que hay que ir superando hasta llegar al premio final. Es una auténtica pena, porque hay buenos mimbres para tan mal cesto. Los hermanos Pang necesitan a alguien que encauce su desbordante imaginación y la lleve por buen camino. Alguien capaz de hilar más fino y dar profundidad a una obra que podría haber sido una pequeña joya. Y sí, debería haber seguido la estela de su hermana mayor El viaje de Chihiro que sin ser fácilmente asimilable por la cultura occidental, si tenía una complejidad que la engrandece como obra de arte.

Por lo menos, esta obra hace que sigamos albergando esperanzas en los hermanos Pang, lejos de los clichés de su obra norteamericana The messengers.

Chihiro creció, y como cualquier adulto, apartó los mundos de fantasía que había perpetrado en su niñez para seguir con su vida, esta vez como escritora. Comenzó con historias de amor con tragedia incluida (es lo que ocurre al basar tus grandes obras en parte de tu vida), para ilustrarse a través del suspense y el terror en su nuevo gran éxito. Un best-seller se debe alimentar de un nuevo mundo creado que aparece en su mente de un mínimo detalle, y todo escritor debe infiltrarse en la historia para sacar lo mejor de cada libro.

Cuando la inspiración falla, al menos en la ficción, siempre aparecen recursos estilísticos que sorprenden hasta a la propia escritora, esta vez en forma de mundo paralelo donde habitan "los abandonados", todo lo que cualquiera olvida algún día sin percatarse que debe tener alguna importancia.

Tenemos una película que comienza con un pequeño y soporífero alarde de historia de amor no correspondida, continúa con inquietantes y sonoros efectos fantasmagóricos, al menos la ambientación tenía su gracia, no así los fantasmas parpadeantes de cabellos largos que por una vez y sin que sirva de precedente tenían una longitud justificada. Por último, aparece un mundo extraño y derrotista donde se adentra sin más la protagonista, que da rienda suelta a la imaginación y crea pasajes interesantes con una pequeña que le recuerda aquella época en la que fue la mismísima Chihiro.

Pero el planeta de los juguetes rotos no es perfecto, y queda a la vista ciertas carencias que distraen la atención, en algún momento se abusa de los flashbacks recordatorios que te indican la escena que debes revivir en ese preciso instante, agonizan ciertos escenarios que no aterran ni fascinan y algunos personajes están siempre desubicados sin utilidad para la escritora ni para el espectador.

Aún así, un mundo irreal, complejo y creado de la nada a través del olvido es imposible que deje indiferente, atrae y juega con nosotros como adultos que ya no recuerdan con tanta facilidad la fantasía infantil en la que nos sumergimos en algún momento. Como la protagonista, que descubre sus fantasmas y se recrea en folios arrugados de historias desechadas.

Es una película muy entretenida, mezcla de terror oriental y cine fantástico al 30 y 70 por ciento.
Pero me sorprendió ante todo una cosa siguiente: la cantidad de elementos, incluso escenas casi calcadas de la película El viaje de Chihiro.
Plagio? Homenaje?
El cine fantástico para sorprender ha de ser original, es casi una máxima, y en esta película la originalidad es una copia.