Mágica Aventura

Se afirma que Cruz Delgado fue un pionero de la animación española. Sin duda lo es. Pero hay que reconocer que los valientes profesionales que se dedicaron a la animación en España, todos fueron unos pioneros, porque es un género muy maltratado e ignorado en nuestro país. Se necesitaba mucha confianza en uno mismo y fuerza de voluntad para sacar estas obras adelante. Yo crecí viendo en la TV "Garbancito de la Mancha"(1945), película mítica, la primera película de animación en color rodada fuera de Estados Unidos, producida por Balet y Blay, que se arruinaron con su tercer filme, hoy en día inencontrable. También Escobar, el autor de Zipi y Zape, participó en otro filme de animación y los estudios Vara rodaron las aventuras de Mortadelo y Filemón. Todos ellos merecen un gran respeto y admiración.

Cruz Delgado es conocido por muchos cincuentones de hoy en día por su serie de TV "Don Quijote de la Mancha", pero tenía un largo recorrido desde el año 1957, viajando a trabajar incluso a estudios belgas. Se atrevió a fundar su propio estudio, y ofreció interesantes cortos y películas de animación, siendo "Mágica aventura" la que presenta una mayor vocación disneyana. Recomendaría que no lean la sinopsis de esta página, ya que cuentan entero todo el filme y pierde el espectador la capacidad de sorprenderse.

"Mágica aventura" es una aventura para los niños de los años 70, para niños de maravillosa ingenuidad y capaces de soñar e imaginar mundos fantásticos. Los protagonistas son una pareja de niños; el chico, valiente, protector y arriesgado y la chica, muy femenina, romántica y siempre de la mano de su compañero. En estos días distópicos que vivimos, sería vilipendiada como propaganda heteropatriarcal, aunque la niña también tiene su papel, no es una mera comparsa. Magníficos fondos, diseño clásico de personajes, cercanos a esos magos que creaban los filmes de Walt Disney, hermosas canciones.

El guión nos muestra una sucesión de aventuras con dragones, gigantes, piratas, personajes de cuentos, soldados, el Oriente misterioso, un Japón que parece más a China (el rey de Japón viste como un mandarín chino de fantasía), ciudades centroeuropeas, fantasmas, números musicales y un H.C. Andersen que no se sabe muy bien que pinta en todo esto.

Un filme que se disfruta a cada minuto si tienes más de cincuenta años, que mueve a la nostalgia por las fantasías sencillas que nos mostraba, pero que también puede gustar a tus hijos pequeños, capaces de disfrutar de estas historias, tan eternas e intergeneracionales.