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Una historia sueca de amor

Drama. Romance Debut del sueco Roy Andersson, que cuenta la historia de amor entre dos adolescentes de catorce años. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2009
17 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonito y sensible retrato del amor adolescente, de la mano de un Roy Andersson que al menos aquí en su debút está lejos de las marcianadas estomagantes con las que nos "obsequiaría" más adelante.

Se agradece, ante todo, el realismo y la credibilidad con la que está retratada la adolescencia, pues no siempre se da en el clavo ni se acierta a reflejar verazmente esta etapa vital.

Es cierto que en ocasiones la película se muestra excesivamente parsimoniosa, y pierde algo el tiempo en ciertas situaciones, pero no supone demasiado problema porque lo que le mueve ante todo a Andersson aquí, y lo hace muy bien, es la observación inteligente y naturalista del mundo adolescente que está narrando, ejemplificado en el bonito idilio entre la que debe ser la madre de las gemelas Olsen y el hermano mayor de Oliver Kant :))
Amor Perro
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6 de diciembre de 2018
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado analizar una película de forma objetiva teniendo en cuenta que una gran parte de las obras de arte se basan en la reacción emocional del receptor, en este caso espectador. Esto es precisamente lo que me sucede a mi con esta película de Roy Andersson y con su filmografía en general.

Desde una mirada puramente analítica destaca la contraposición simbólica que establece entre la inocente juventud y la amargada edad adulta. La historia de amor de los adolescentes está construida a base de planos cortos, con poca profundidad de campo y con colores cálidos. De este modo se refleja la posibilidad, la ingenuidad y en definitiva todo lo que significa el amor según el director. Las escenas protagonizadas por adultos tienen una atmósfera gris y apagada reflejando la soledad, la miseria y en definitiva el desamor. Pero todos tienen en común una falta de conocimiento en sus acciones, una confusión, signo intrínseco del carácter humano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Oscar Montesinos
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29 de junio de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremendo chasco me pegué viendo ésta película. En primer lugar porque yo pensaba verla por Björn Andrésen, y luego supe que no era el protagonista, y de todos modos quise verla porque una historia de romance adolescente me interesaba. Bueno, en conclusión la vi y se me hizo un filme demasiado largo para lo que cuenta... en serio, con todas las escenas que sobran, te armas otra película.

El director se esfuerza por querer mostrar, más bien, escupir en la cara del espectador los contrastes entre la vida juvenil y la vida adulta. Una es todo color de rosa, carente de preocupaciones más que salir con amigos, fumar, andar en motocicleta, enamorarse, mientras que del otro lado están los adultos siempre mal humorados, apesadumbrados y llenos de quejas y lloriqueos. Bueno, me sobra... todo lo que concierne al mundo que no sea el de los protagonistas me hace la cinta aburrida y con temas que ya conozco de sobra. Ahora bien, tampoco es que el romance adolescente sea la gran cosa, no está muy desarrollado tampoco. Se basa más en miradas y silencios, que en diálogos tiernos. Pasan tanto tiempo metiéndose dedo que resulta hasta incómodo porque no dejan de tener 14 años. Sólo destacaría dos secuencias que me gustaron: la primera vez que se ven, cómo está planificada esa escena, y la otra cuando bailan arriba de la cama.

Un buen soundtrack, y un Björn Andrésen que con una escasa presencia, ya dejaba claro que valía más que el chico protagonista.
MarlaSinger
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1 de febrero de 2024
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Dentro del ciclo que MUBI dedica a las películas sobre adolescentes (El dolor de hacerse mayor: películas coming-of-age), pude ver anoche esta precisamente, que no había visto antes. Me gusta este ciclo, que traza el viaje de la infancia a la edad adulta, con una selección de cintas de lo más interesante. Y esta lo parecía. Ni siquiera me sonaba su director, Roy Andersson, hasta que luego caí. ¡Ah!, si es el chalao que ha dirigido engendros como Una paloma se posó sobre una rama a reflexionar sobre la existencia. Con ese título, qué quieres. Pero bueno, me dejé llevar, con MUBI siempre vienen las sorpresas, a veces agradables, a veces bastante petardas. Una peli sueca de 1970…, las únicas pelis suecas que he visto son las de Bergman: algunas me gustan, otras no. La carátula está muy bien, eso sí, me encanta, con los dos jovencitos, ella con esa minifalda maravillosa…

Yo ya sabía que los suecos viven en los mundos de Yupi, y eso pasaba ya en los años 70, hay que joderse. Si de algo sirve ver esta cinta, es para comprobar que las cosas no han cambiado mucho: de aquellos polvos vinieron estos lodos. Los suecos, por lo que compruebo casi cada día (son mis vecinos), son gente estirada, insoportablemente pija, educada para nada, alcohólicos peligrosos, solapados, rubios algunos, rubias casi todas, mafiosos de gran calado. Qué podemos hacer con tanto dinero, es su canción en lo alto de la tabla. En 1970 ya se forjaba este estado de bienestar, que ahora es el no va más en el mundo mundial. Ojalá venga pronto la socialdemocracia, dice un viejete, en cierto momento. No sé en qué momento del tiempo está ambientada esta historia, pero Olof Palme ya era primer ministro de Suecia desde 1969, y hasta 1976, y luego lo volvió a ser, desde 1982 hasta su muerte, en 1986 (fue asesinado, ya lo sabemos). Desde 1969 hasta 1986 fue líder del Partido Socialdemócrata Sueco. Y vicepresidente de la Internacional Socialista, desde 1973. Es decir, un tipo cabal, uno de los mejores políticos que han existido. Para los suecos en condiciones, los que piensan, la muerte de Palme es una herida muy difícil de cerrar. En Madrid, me gustaba pasear por el Parque Olof Palme, en Usera…

Pero vayamos a la película. Lo que tenemos aquí es la contraposición de dos mundos. Por un lado, el ruidoso y absurdo mundo de los adultos, que nadie entiende, ni siquiera ellos. Por el otro, el mundo despreocupado de los chavales, que se están haciendo mayores, que ya andan con los vicios de los adultos: las motos, el ruido, el tabaco, el alcohol, el sexo tal vez… La cámara se desplaza de unos a otros, en secuencias de puro movimiento, de pura vida, sin apenas diálogos. Desde el principio, lo que interesa a Andersson es presentar a los chavales protagonistas, y esa secuencia en que toman contacto, con ese juego de miradas, es una delicia. A destacar, la fotografía cálida, puro color, de Jörgen Persson. Cierto, es un toque naturalista, muy conseguido. Desde luego, la Suecia de esa época, y la de España, están a años luz. Por ese tiempo, sin embargo, los suecos, y las suecas en particular, se volvieron locos por España, empezaron a venir a la Costa del Sol y demás lugares, y fue por eso que recibimos la primera invasión, y supimos cómo se las gastan (en la peli, una mujer escucha un disco, para aprender español, qué gracia).

La cinta transcurre lenta, lentamente, y llega el peligro del aburrimiento, el sueño. Di algunas cabezadas, inevitable: en esta historia de amor, tierna, sensible, no pasa nada, no hay que buscar donde no hay. Los chavales, rubito él, rubita él, con esos ojos verdes enormes, con esa minifalda ya mencionada, son lo mejor de una cinta, en la que el dolor de existir se manifiesta de muchas maneras. Ellos tratan de tener sus momentos de intimidad, sus besos, abrazos, momentos de silencio y belleza. Y mientras, los adultos, a lo suyo: reuniones, fiestas, venga beber y comer, venga gritar y hacer el panoli. Si en la primera reunión, con el vejete de la residencia, la cosa está más o menos controlada; con la segunda la cosa se sale ya de madre, y es un poco todo muy patético. Pero es que la cosa no ha cambiado mucho: ahora se reúnen, no pegan voces, pero beben y beben los peces en el río, por ver al dios nacido, y vuelven a beber…
Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver a Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer
Hay espectadores que van buscando al rubito de Visconti, el actor que daría vida a Tadzio, en La muerte en Venecia, que se rodó al año siguiente. Yo me conformo con esta Ann-Sofie Kylin, que está más buena que un sándwich de anchoa y huevo (¡joder con los sándwiches que se comen, en esa primera reunión, sabían comer los condenados!). Menuda lolita se buscaron, los del casting… Pero la decepción llega cuando van pasando los minutos, y los jovencitos aparecen muy poco, en comparación con los malditos adultos histéricos y borrachuzos. La película, al final, es muy poquita cosa.
Lukas
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4 de febrero de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película de Roy Andersson, uno de los más originales autores europeos, con películas de crítica inteligente sobre la estupidez de la Humanidad. En este caso, hecho con estilo más académico, sin alcanzar la maestría de sus planos estáticos en amplio escenario con personajes como hormigas ridículas haciendo bobadas, cuenta dos tesis paralelas, la normalidad ( ojo, normalidad en la Suecia de 1970, en la España franquista de la época los protagonistas nos parecerían marcianos ) de dos casi púberes de 14 años que se gustan, bailan, pasean, lloran, se besan, se tocan y duermen juntos sin que los adultos tuerzan el gesto, y una gran cantidad de adultos cada cual más patético y ridiculo, con problemas que todos conocemos y que Andersson demuestra que son de risa. Una maravilla apenas sin argumento que poder contar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Aarlun
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