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George Washington

Drama Aclamada película de cine independiente, ambientada en una pequeña localidad de Carolina del Norte, que relata la historia de un grupo de chicos que se ven envueltos en una serie de extraños y serios acontecimientos por culpa de una mentira. Filmada en apenas 19 días, supuso la ópera prima de Gordon Green, responsable de la también aplaudida "All the Real Girls" (2003). (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
31 de agosto de 2008
20 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
David Gordon Green contaba con sólo 25 años de edad cuando estrenó este su primer filme. Algo que unido a su rebosante creatividad de talento independiente, hizo que los críticos norteamericanos calificaran a este joven director de genio que dará magníficas obras. Y con toda razón, David Gordon Green ha debutado haciendo un filme cuyo planteamiento de las relaciones interraciales son muy civilizadas, contiene excelentes enfoques y un argumento raro y muy bien tratado; pero es que además tuvo la magistralidad pedagógica de saber dirigir a un montón de adolescentes todos ellos no profesionales, de invitarles a la improvisación en las tomas, logrando así una película que se percibe real de calle, nada fantasiosa, donde los muchachos resultan perfectamente creíbles.

Los tres protagonistas principales son muchachos afroamericanos y convencen por su realismo y naturalidad en los papeles de George (Donald Holden), de 13 años, Nasia (Candace Evanofski) de 12 años, o "Buddy", el chico de gafas (Curtis Cotton III) de 13 años.

La película empieza con la chica "Nasia" y el chico "Buddy" hablando a solas de su relación de amor que está a punto de acabarse. Buddy, en tales circunstancia quiere aprovechar un último calentón con Nasia y le pide a ésta un beso de despedida, pero ella reacciona preguntándole si la ama, a lo que Buddy vuelve la cara algo contrariado. En definitiva, el rompimiento está más que justificado: el hecho de no confesar un "te amo" entre dos partes, cuando se trata de dos partes conjuntadas en proyecto de amor mutuo, es razón más que suficiente para entender esa relación como errónea, fallida o inviable. A partir de aquí Nasia pondrá sus ojos en George, el protagonista principal, un joven negro con una enfermedad rara (los huesos del cráneo son muy endebles y cualquier golpe leve lo puede matar) la cual le hace llevar casco y no intervenir en el natural dinamismo frenético de los demás niños y niñas. La historia se complica y va a mucho más.

Siendo el director de piel blanca, expone de manera muy cordial y normalizada la interrelación entre niños blancos y negros, quizá porque quiere hacer ver que esta es la realidad cuando se trata de gente perteneciente a la misma escala económico social; como entre ellos reina la amistad, el relacionarse sin prejuicios de color de piel, etc.; todo ello situándolo en una ciudad del Estado de Carolina del Norte. También es curioso, como David Gordon Green desea que en todo el filme destaque un cierto carácter naturalista, de ahí las continúas escenas de los niños junto a animales: gato, rana, perro, comadreja, hurón o algo parecido, además de serpiente agonizando y también una paloma.

La película no es ninguna maravilla de máxima puntuación; pero sí goza de estimables señales propias de la creatividad independiente y buena, de cine de autor que sabe dirigir con mucha destreza.



Fej Delvahe
Fej Delvahe
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29 de agosto de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una lágrima escondiéndose de la ansiedad. Un puñetazo en el estómago que impide respirar. Es la fragilidad de la inocencia. Pecadores con universos que devoran almas. Deriva de sueños imposibles que viven fuera de la mente. Sentir, sufrir, callar, temer...

Disfraces que tapan y ejemplos que hunden. Víctimas acorraladas convirtiendo futuros y evaporando las risas efímeras que la vida regala. Verdugos accidentales. Patriotas del olvido. Senderos sin gloria. Madurar es un verbo que se aplica tarde cuando las secuelas no te visitan.

La cámara de Green penetra en sus personajes. El tempo lento se abraza con la cadencia triste de la historia. Es un baile de imágenes sensibles al son de una melodía hipnótica.

Tierna y triste. David Gordon Green se desgarra la garganta con un grito sordo. Él se contiene para que tu explotes.
La puerta de Tannhäuser
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