Guns, Girls, and Gangsters

Una a la par de aquella que Frank Sinatra protagonizaría al año siguiente (La cuadrilla de los once) en la que planea dar un golpe a los casinos de Las Vegas, solo que aquí planean darlo cuando llevan el dinero recaudado al banco en un furgón blindado. Aquella estuvo rodada en clave de humor y ésta es un auténtico drama; aquí se disputan el dinero y las mujeres y porque no hay nada más en juego. Entonces parece que era más fácil realizar un atraco de este tipo pero hay que tener en cuenta que los polis estaban más concienciados en disparar nada más que vieran algo turbio o mismamente se les empañaran las gafas.

La película cuenta con todos los ingredientes para interesar a aquellos que gustan de este género a blanco y negro: rubias, gansters, tiros, malas caras, venganzas, celos... Tiene sus detalles bien expuestos y un guion creíble e intrigante. Con apenas dos escenarios y un puesto de tirador en lo alto de un repecho se bate el crimen y se baten los mafiosos. Hay guns, hay girls, hay gangsters y hay dos millones de dólares en camino.

"Guns, Girls, and Gangsters" es un modesto film de serie b, dirigido por el artesano Edward L. Cahn e interpretado por la explosiva Mamie Van Doren, una de las rubias imitadoras que surgieron a raíz del éxito de Marilyn Monroe y Jane Mansfield en la década de los 50 y que no pasó de realizar mediocres películas de bajo presupuesto. Aquí, además de interpretar a la esposa de un gángster, canta y baila en dos números musicales aceptables en los que luce palmito.
A caballo entre el género criminal y dramático y alejada del cine negro, la película resulta entretenida por su corta duración y su trama que va de menos a más, pero la narración se ve lastrada desde un principio por una voz en off machacona y excesivamente protagonista.
Destaca la actuación como secundario de Lee Van Cleef, en el papel de marido de Mamie, que pone el lado violento y maligno a la historia.