La alumna perfecta

Para ahorraros detalles. Todos habéis visto alguna vez un telefilm de la hora de la bendita siesta en la que alguien muere, sospechan de un personaje, te tiene "dudando" (irónía) sobre si es o no culpable, aparece un personaje que se empeña en defenderle y buscar al verdadero culpable, te entretienen con investigaciones policiales que se esmeran en dejar la imagen de los profesionales como el betún más malo de los malos y, al final... Bueno, ya sabéis que sólo hay dos opciones de final: O era o no era... Y claro como ésta, encima, tiene la osadía que creerse una peli buena, inteligente y original, pues eso... No sé deciros qué es lo peor porque, de verdad ni, las interpretaciones (¿?) ni, el guion (¿?) ni, la música (¿?) ni, nada se merecen más nota que un 1 siendo más que generosos. Haceós a la idea de que es un bodrio aburrido, insulso y, de muy baja calidad. Veréis como no os equivocáis.

"La alumna perfecta" es de esas películas que están predestinadas a ser estrenadas en televisión y que no las vea casi nadie. Yo he tenido la oportunidad de verla y ya me estoy arrepintiendo. Por eso, aviso a todo aquel que lea ésta crítica que pase de verla, porque no se va a perder nada. Bueno igual si que gana una buena siesta, porque la historia es tan lenta y aburrida, que es fácil caer en los brazos de Morfeo, ante ésta soporífera e inexpresiva Natasha Henstrigde en el papel de una avispada profesora de universidad de derecho, capaz de resolver ella solita un crimen. Y vaya crimen, porque ni se ve cuerpo del delito, ni sangre, ni forense, ni cordón policial, ni nada de nada. Pero ahí está ella, la nueva Angela Lansbury del siglo XXI.
Realmente me ha decepcionado la actriz Natasha Henstrigde. Aún recuerdo su buena actuación en la saga "species". Por lo que se ve no le sienta muy bien eso de ser profesora.

Natasha Henstridge (Species) se enfunda en el inverosímil rol de una profesora de derecho, y digo inverosímil porque resulta extremadamente sexy y neumática como para bordar la caracterización. Algo parecido le sucede a su homóloga Josie Davis(Tara).

Nicole Johnson (Natasha Henstridge), como digo, resulta demasiado llamativa, pese a que los años han hecho mella en ese cuerpo de efigie que ya mostrara, mucho más lozano, en aquella entretenida “Species”.

La señorita Johnson en cuestión, lejos ya de aquellos páramos extraterrestres, se vuelve ahora mucho más terrenal y se alía con una estudiante a la que le han cargado el muerto, y nunca mejor dicho, del asesinato de otra alumna. La interfecta (Carlson Young) es una rubia atómica que no tiene mejor ocurrencia que atravesar un estadio vacío en plena noche y medio desnuda. Como no podía ser de otra manera, oculto hay un mirón con muy malas intenciones…

Jordan White (Brea Grant), lloriquea desde el calabozo su inocencia. Nicole, esa profesora denodada y preocupada por su alumnado, investiga e investiga, pero sus pesquisas no logran cautivar al espectador. A esta película le falta sangre en las venas, está abúlica perdida; discurre tan lenta que parece que no vaya a pasar de la primera marcha. Surge a medio camino un acosador y unos mensajes que coaccionan a Nicole para que deje de fisgonear.

Finalmente este solitario mirón será detenido y Jordan queda libre de toda sospecha. Pero su rostro, cuando abandona la comisaría y monta en el ascensor que la conducirá al santuario aséptico de su hogar, es el semblante inequívoco de una persona que poco tiene que ver con la abatida plañidera víctima de una injusticia judicial.
VÍCTOR VIRGÓS. ESCRITOR.
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