Buscando a Alaska (Miniserie de TV)

La historia que narra Buscando a Alaska te captará desde el primer capítulo. Aunque es muy predecible, querrás seguir y seguir viendo todos los capítulos. Y es así, porque la conexión que se instaura entre los protagonistas y el espectador es instantánea, algo que es difícil de conseguir en una miniserie.

Un joven inexperto, unos amigos inolvidables, una chica mágica, un primer amor...todo ello son típicos ingredientes de una serie para adolescentes. Pero, esto choca contra un gran drama. Un drama muy bien dirigido e interpretado. Y especialmente, lo que hace que la serie consiga embaucar a los espectadores es ,claramente, Alaska. Una chica feminista, solitaria, encantadora y misteriosa que enamora a todos.

Viendo el plano actual de las series para adolescente, Buscando a Alaska es una serie muy recomendada.

Miren yo soy de la generación de los 80's, reconozco que Stranger Things no me gustó y ni siquiera me parece una serie para recomendar. Sin embargo, Buscando a Alaska, aunque no tiene absolutamente nada que ver con Stranger Things si está en la linea de series ambientadas en una época nostálgica donde en aquellos años, los 80's se hicieron algunas de las mejores películas de la historia.
Buscando A Alaska acierta con los protagonistas al 100%, me parecen absolutamente magistrales, aunque por encima de todos esta Alaska, esa chica que cualquier chaval se enamoraría nada más verla, no solo por su espectacular belleza, sino por una personalidad que te marcará cuando veas esta serie.
Sin duda una mis series favoritas para este año. No te la puedes perder.

Bueno que queréis que os diga, a mi encanta que una serie como esta se centre en uno de los temas más universales de la vida, el deseo y la pérdida, el amor y el sufrimiento. Y además lo narre en el contexto pasional y entusiasta de la juventud. Y además lo cuente con esa frescura, con esa claridad, con esta naturalidad. Y como no, con esa búsqueda del significado y sentido de la vida, con esa áurea filosófica, mística y religiosa de fondo. Nos topamos con unos personajes vivos, con su máscara y con su alma. Pero lo que más me atrapa es esa clásica imagen del ideal platónico del amor que tan bien resuelve la serie, conteniendo su faceta más cursi y dando autenticidad a la historia, sin huir de la tragedia. La serie consigue transmitir, con gran elegancia en el montaje de sus secuencias, esos momentos etéreos, intangibles, mágicos que siempre recordaremos, que se nos graban a fuego en la retina y que nunca olvidaremos. Esos momentos tan emocionantes e intensos de nuestra juventud.

Buscando a Alaska es la adaptación de la novela homónima de John Green (Ciudades de Papel). Creada por Josh Schwartz (The O.C.). Es un drama adolescente profundo en la que su protagonista, Miles (Charlie Plummer) decide que quiere terminar sus estudios en el mismo internado en el que estuvo su padre para encontrar su «Gran Quizás». Es un chico que no tiene amigos y que decide que quiere averiguar algo más sobre la vida. Miles es fan de leer las frases finales de gente famosa en la hora de su muerte, un hobbie que sorprende para bien a si compañero Chip, El Coronel (Denny Love) y a Alaska.

Es cuando conoce a todos los que van a ser sus amigos en esos meses cuando Miles aprende a disfrutar de la vida y a encontrarle algún sentido. Es el momento de experimentar con los cigarrillos, con el vino barato y por qué no, con su primera vez en el sexo.

Es un drama elegante, extraordinario, exquisito, en la que todos los protagonistas te dejan un sabor agridulce en cada episodio. Cada frase, incluso cada palabra.

La ficción de Green es dura, enseña muchas cosas y merece la pena verla, aunque no es apta para los que no les guste los temas profundos, las conversaciones que duran toda la noche y las travesuras que se van haciendo unos a otros durante toda la serie.

Sin duda es Kristine Froseth la gran protagonista, la que se come la pantalla con su papel de Alaska. Con esas frases, esos cambios de humor, esa ironía y su adoración por la lectura, su biblioteca de vida, con la que debería empezar ya y no dejarla para cuando no tenga nada mejor que hacer.

Una bella historia como todas las que escribe Green.

‘Buscando a Alaska’, miniserie de ocho episodios que emite HBO, adapta la novela del mismo título de John Green. Sin haberla leído, los premios recibidos y la buena acogida que tuvo entre el público, convirtiéndose en un bestseller, hizo que me acercara a la propuesta creada por el director Josh Schwartz.

Estamos ante una historia de adolescentes en pleno tránsito a la etapa adulta, interesados en la literatura, con aspiraciones vitales que acarician un romanticismo un tanto desnortado. En el retrato de los personajes principales hay una búsqueda de la idealización de las cosas. ”Busco mi quizás”, afirma uno de ellos cuando decide que quiere estudiar en un elitista instituto. Y aunque la serie pretende crear una latente tensión entre estratos sociales diferentes, en su exposición de ideas y en los diálogos, las motivaciones que las originan parecen surgidas de gentes privilegiadas. Que se pueden permitir ciertas disertaciones y licencias al tener cubiertas otras necesidades más apremiantes.

‘Buscando a Alaska’ se alarga en demasía. No hay sustancia para casi ocho horas de serie. El agotamiento llega más pronto que tarde. Quizá por ello, en sus primeros episodios, la serie viene articulada a partir de una sucesión descarada de los estereotipos más rancios dentro del subgénero de colegios mayores e institutos.

Amistades rocosas alternan con odios africanos. Bromas de escaso gusto alimentan rivalidades de corte infantil, en un contexto que invita justo a lo contrario. Códigos de honor no escritos, profesores sacados de un tebeo y algunos alumnos de actitudes histriónicas, conviven para suscitar la risa involuntaria.

Miles (Charlie Plummer), llega a un instituto dónde pronto entablará amistad con un grupo de compañeros, entre los que se encuentra Alaska (Kristine Froseth). Sobre el magnetismo y carisma que despierta la sobria elegancia gestual de Kristine Froseth, descansa un drama con escasa enjundia.

La trama gana interés en los dos últimos capítulos. Ahí se aprecia lo más interesante de una obra que, pese a un guión que quiere explotar los sentimientos de manera abrasiva, me termina dejando frío.