Nothing

De momento hemos visto tres Vincenzo Natali (si no contamos su corto “Elevated”, su documental sobre “Tideland” y esa pieza tan controvertida de “Paris, je t'aime”): el de “Cube” –kafkiana reinvención del género con un desenlace que la bajaba de su nube cúbica (el cliché del ‘malo’ apareciendo en su recta final), el de “Cypher” –hitchcockiano sci-fi con un desenlace que la bajaba de su nube futurista (el cliché de la nueva vuelta en de tuerca en la recta final para engañar al espectador) y el último en formato largo, “Nothing”.

Posiblemente sea el peor Vincenzo Natali para algunos pero realizar un hipotético cruce entre “Dos tontos muy tontos”, “Gerry” y “Cube” con dosis de Gondry, Kaufman y Jonze es para fijarse con atención en el trabajo del realizador canadiense. Y además teniendo en cuenta que esta vez Natali no peca ni falla donde aparecían las debilidades de sus anteriores trabajos: la recta final.

Puede que el invento de un bajón de rigor por intentar contar algo en la nada con dos únicos personajes y pese a meterse en terrenos farragosos con difícil desenlace, Vincenzo Natali lo soluciona de la mejor posible: ¿se puede encontrar la respuesta a la NADA?
Los que esperen un filme pedante y filosófico se equivocan completamente de película: “Nothing” puede ser un Capra surrealista o uno de los mejores clips visuales de constante ingenio, simpatía y coherencia vistos en este nuevo milenio.

"Nothing" es el ejemplo perfecto de como un realizador que empezó con presupuestos escasos y originales ideas, ha sabido ir reinventando su cine, sin olvidar el fondo siempre presente y aportando más imaginación al producto, si cabe, haciendo que su tercer largometraje resulte tan sugestivo, como simpático y divertido.
Pero no sólo eso sino que, como ya he dicho, Natali sigue aquí ofreciendo reflexiones, en este caso sobre el ser humano como tal y sobre que, en según que situaciones o momentos, podemos llegar a transformarnos total o parcialmente hasta dejar entrever nuestro lado más frágil o las connotaciones que tornan rígido al ser.

Todo ello lo (des)monta a través de una propuesta tan simple cono efectiva, dejando a nuestros dos protagonistas inmensos en un mar ¿de nada? y mostrándonos un claro ejemplo de como la situación o el lugar se antepone a la lógica y todo termina en un cúmulo de consecuencias tan inesperadas como hilarantes.
La dupla escogida para protagonizar el film (ambos ya fetiches para Natali, uno -Miller- que despuntó en "Cube" y el otro -Hewlett- que ya ha mostrado su ambivalencia en ambas pelis del canadiense) no puede ser mejor, pues mientras uno aporta la seguridad y la dirección necesaria, el otro destila tintes prácticamente diferentes, haciendo de su personaje alguien débil y realmente inseguro.

Lo cierto, es que servidor no estaba muy seguro de esta apuesta de Natali por haberse decantado hacía el humor más curioso, pero ha resultado una experiencia puramente satisfactoria en varios sentidos y que, de bien seguro, merecerá la pena repetir en un futuro.
Una pena que el cineasta canadiense no opte por sacar su lado más oscuro porque, de ser así, podría llegar a ser el nuevo Cronenberg sin lugar a dudas. Sin embargo, también es preferible que cada uno con su estilo, lo haga lo mejor que pueda, ¡y a seguir disfrutando de ellos!

Expectativas altas tras disfrutar enormemente con Cube y Cypher, los dos anteriores largometrajes del director, por lo que la decepción ha sido aún más sonada. Como su propio título indica, la nada se adueña de la historia, y por desgracia lo hace en toda su magnitud, ya que las desventuras de sus dos descerebrados protagonistas provocan total indiferencia y aburrimiento, pese a la histriónica ambientación, y el acelerado ritmo de tonterías que se suceden. Ni las estupideces de sus dos únicos actores ni las disyuntivas filosóficas y morales que plantea la película arreglan un desaguisado tan intrascendente.

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Natali ya había demostrado con Cube que era capaz de crear una atrayente historia a partir de pocos personajes y aún menos escenarios. Con Nothing lo ha vuelto a conseguir, aunque variando ligeramente el género, puesto que Cube se encuadraba más en el género de terror mientras que Nothing goza de muchos momentos puramente cómicos, bueno, quizás sería más correcto describirlos como surrealistas.

La historia está protagonizada por dos perdedores, Andrew (Andrew Miller) y Dave (David Hewlett), el primero es un tipo con miedo a todo (incluyendo salir de casa) y el segundo un fracasado que no tiene conciencia de serlo (sic). Cuando son acusados injustamente de robar y aprovecharse de una menor, respectivamente, se encierran en casa y, sorprendentemente, el mundo exterior desaparece por completo…

A su original y curiosa trama habría que añadir el excelente trabajo de Natali (sirvan como ejemplo los primeros minutos y sus desasosegantes movimientos de cámara), así como unos efectos especiales bien integrados en la historia y no al revés. También habría que señalar el buen trabajo de la pareja protagonista (atención al chirriante tono de voz de Miller) y el guión, por lo indicado anteriormente y por conseguir mantener el interés de manera digna. De todas formas, lo cierto es que una película tan peculiar como Nothing parece destinada exclusivamente a amantes de las rarezas cinematográficas, a los demás les hastiará su marciano argumento y su estrambótico devenir.

Pelicula original donde las haya, el guion es bueno, con una muy buena idea, y pasas un buen rato riéndote con los dos protagonistas. Totalmente recomendada