Fuga al límite

Pobre e insulsa producción que intenta compaginar humor y acción en una entupida e insostenible trama en la que dos hombres se ven involucrados tras llevar a cabo un robo.

Todo lo que ocurre a lo largo de la trama se antoja forzado e insostenible, ni siquiera la presencia de John Cusack y Thomas Jane logra soportar semejante memez. Puede que el término sea duro, pero es el término más respetable que se puede emplear ante semejante bodrio. La calidad visual e interpretativa del conjunto de lo que podríamos denominar película de tarde de sábado roza la broma absoluta, los planos en el interior del vehículo dejan en evidencia la calidad del producto que está contemplando el espectador puesto que emplea técnicas de los años 50.

El argumento se antoja demasiado forzado y las secuencias de acción no llegan a ser memorables, lo único que consigue entretener son las peripecias y luchas de los dos protagonistas, pero poco. Los dos intérpretes protagonistas muestran la crueldad del paso del tiempo y ninguno de los dos ofrece su mejor imagen, destacando la desmejorada imagen de John Cusack, al que se le nota excesivamente el paso de los años. Normalmente Cusack suele ofrecer trabajos interesantes pero, de un tiempo a esta parte, parece empeñado en echar por tierra su carrera profesional, participando en productos de cuestionable calidad como, Fuga al límite.

Todo resulta forzado, incluyendo las situaciones que van viviendo los protagonistas e incluso el humor peca de ser demasiado evidente y simple, como si el guion lo hubieran realizado dos amigos de colegio seguidores de un humor chabacano y mediocre.

La película no logra cumplir su objetivo, no entretiene ni hace pasar un buen rato, se hace plomiza y verdaderamente insoportable, dan ganas de que el tiempo pase lo antes posible y de llegar a los créditos finales de semejante broma que intenta jugar con el cine de acción de parejas cómicas, pero que se queda a medio camino de la nada. Totalmente prescindible.

Cuando se pone más burra, mamarracha o cafre, con la vieja zorra to loca, gana (no) por goleada, cuando, por el otro lado, tiene que resolver o acabar la tarea propuesta y cerrar el asunto o argumento, yerra, la caga, se va a la mierda o rompe la crisma.
Es como una peli de los Coen versión cazurra mala, o como una de Tarantino pobre zarrapastrosa sin presupuesto ni apenas ingenio rastro de talento o del ridículo sentido ninguno.
El hombre débil saca la bestia que lleva dentro dormida reprimida sojuzgada zaherida gracias a la cósmetica del enemigo, a la intervención decisiva del tipo duro/blando (es John Cusack, no le pidamos al olmo peras si nos da solo manzanas en ese concreto aspecto o coso, más nos valdría como del crimen intelectual o teórico, no tanto apretando el gatillo o moviendo el cuerpo) que le despierta del letargo o libera de las cadenas que tanto aprietan, de Estocolmo el síndrome, Harry, un amigo que os quiere. O como en aquella peruana de Lombardi, creo que Tinta roja. Su discurso no está ya en boga (es herejía, sacrilegio, blasfemia, pecado, todavía la censura no estaba en pleno apogeo como ahora, viento en popa a toda vela, ni un resquicio los guardianes de la moral religiosa nueva dejan, era 2014, en 8 años ha llovido mucho demasiado y el poder es cada vez más omnímodo y el discurso más global, feroz, puritano y obsesivo), vienen a decir, en verdad es un tópico como otro cualquiera, pero hay que vender la moto, vestir la muñeca, alegrar la cosa (la crítica, darle vidilla, emocionar a la platea, crear gran controversia, polémica, africanos odios, tremendas injerencias), que a las mujeres no les gustan débiles o blandengues, los prefieren peligrosos, salvajes, animales, bestias, a contracorriente, que si no ni caso, no los respetan, los desprecian, ni a la cara los miran, de follar ni hablar, ni se nombra siquiera, tabú, la ley del silencio, nunca toca, me duele la cabeza.
La hija también tiene algún lúcido guasón momento, cuando su amoralidad cachonda reina, pero en general es mala de narices o cojones esta cosa, tonta, tramposa, violenta, estúpida, desganada, con mala fotografía, pobretona, ramplona.

De vez en cuando hay que toparse con este tipo de películas. Alguna de ellas a veces sorprende y uno se pregunta qué hacía escondida entre tanto vilipendio. Pero este no es el caso: "Fuga al límite" es tan banal y mala como pueda prometer el cartel. Una producción de las antípodas sin ton ni son, sin razón de ser, sin lógica, por innecesaria. Paso al contenido...

Y es que aquí tenemos a un profesor de autoescuela muy desaliñado (Thomas Jane) que se ve que fue un gran piloto de Fórmula 1 (éso lo sabemos por un sueño recurrente que tiene al inicio) y que ahora trabaja en una autoescuela. Y allí es donde aparece un John Cusack envejecido y escondido tras unas gafas oscuras y una gorra negra, para atracar un banco e iniciar así la persecución y la "fuga al límite".

Demasiado trillado y sobado, rematado con unas técnicas muy desfasadas y con unos planos que llegan a ser vergonzantes, unos diálogos pueriles y en donde el humor se esconde en el asiento trasero (he de reconocer que sí me reí algo con la vieja que estaba en el sitio de la boda). Para colmo, los actores secundarios son de pésimo gusto.

En resumen, una de tantas que hay que ver para ver si alguna sorprende. Pero este no es el caso.

Mala mala tampoco es... No es un peliculón eso seguro, hay escenas y actuaciones que carecen un poco de buena calidad y de buena interpretación, pero se puede ver..
No soy un gran fan de John Cusack, pero realmente creo que no es uno de sus mejores papeles.
Un aprobado no se si lo consigue pero le doy un 4..