Haz click aquí para copiar la URL

Onegin

Romance. Drama San Petersburgo (Rusia), siglo XIX. Tras dilapidar su fortuna, Evgene Onegin, uno de los solteros más codiciados de la ciudad, recibe en herencia de un tío suyo grandes propiedades en el campo. Una vez instalado allí, su vecino Vladimir Lensky le presenta a Olga Larin, la hermana de su prometida. La historia de amor que surge entre ellos tropezará con obstáculos y malentendidos que obligan a Onegin a huir. (FILMAFFINITY)
1 2 3 4 >>
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2010
24 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Onegin, novela en verso, es una de las obras fundamentales de Pushkin y una de las novelas rusas más importantes del siglo XIX. Personaje frívolo, cínico y decadente que nos recuerda a Byron o Werther de Goethe, nos introduce plenamente en el romanticismo ruso. La obra es rica en matices sociales, políticos, morales, de una sociedad rusa en una Europa post-napoleónica pero con acusada influencia francesa en las costumbre de la alta sociedad rusa, como también de las clases terratenientes en su ambiente rural.

A mi parecer, cinematográficamente, Martha Fiennes consigue soportar el peso de la novela y mostrarnos la dualidad de Onegin; displicente ante el mundo en el que se mueve pero a la vez absorbido por él. Un relato trasformado en imágenes donde el tiempo y los silencios, aun en sus escuetos pero profundos diálogos, nos hacen navegar hacia sensaciones melancólicas. Hermosa y emotiva a la vez, está realizada con un ritmo pausado pero con gran intensidad. Sí, puede resultar algo preciosista, con cierto aire esteticista en algún momento, pero no hay que olvidar que es una película romántica en su concepción; el peso de la época en la que se desarrolla deja huella inevitablemente.

La ambientación de la película en el San Petersburgo del zar Nicolás I es interesante: la corte y protocolo, el aburrimiento de los nobles y el cinismo de algunos, son estereotipos bien perfilados. La otra cara de la moneda es el ambiente rural menos sofisticado pero muy marcado por la naturaleza, ambiente en el que Onegin no encaja aun sabiendo que es un remanso de paz donde las afectadas formas sociales de la ciudad no son tan marcadas. La cámara retrata la naturaleza tediosa y aburrida de Onegin y también elige el silencio y la ralentización de la imagen para acércanos al ánimo de Tatiana, personaje con un mundo interior que la da un halo de misterio. El color muestra los estados de ánimo de los personajes y la luz favorece en sus tonalidades la ambientación de ese mundo melancólico y que nos recuerda a los pintores románticos de principios del siglo XIX.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Herodoto
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
29 de noviembre de 2009
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una gran obra, llena de elegancia y sutileza. Advierto que no es una película que le pueda gustar a todo el mundo, por tanto, no es apta para los fanáticos de las balas, los best sellers y los súper héroes (sin ofender a nadie, lo que pasa es que a las personas con ese tipo de gustos estas películas les suelen parecer insoportablemente lentas). A mi me cautivó por su forma de contar la historia, las imágenes, los tiempos, los silencios, los diálogos breves, los paisajes que se transforman en parte de las sensaciones...

La historia que cuenta llega al alma y toca la fibra del corazón. Una hermosísima historia de amor... triste, verdaderamente triste, y remarcada por una banda sonora muy acorde con la trama. Eso si, he de confesar que le hubiese puesto aun más nota de no ser porque para mi gusto le faltó profundizar en la relación amorosa, una intensidad que, como la historia es tan bella, se te hace necesaria. Aún así, está tan bien lograda la emotividad que en los últimos minutos, como mínimo, sientes un nudo en la garganta si consigues meterte bajo la piel de Tatiana.

Estéticamente exquisita, consiguiendo imágenes ondulantes y efectos de cámara realizados en la medida justa para que te envuelvan sin caer en eso de hacerte sentir que estás frente a una pantalla viendo trucos cinematógraficos y no una historia que debiera parecerte, por esas horas, verdadera. Los personajes protagonistas están sublimes.

Bastante recomendable.

Saludos!!!
Ana Cervantes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de enero de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos son algunos adjetivos que se me ocurren a la hora de caracterizar esta hermosa adaptación, donde interpretación, fotografía y guión se mezclan con asombrosa naturalidad.

Este filme da fe de la múltiple capacidad evocativa del lenguaje cinematográfico y es también un buen reflejo de la naturaleza humana, tendiente siempre al peligro, a lo perecedero, a lo fugaz, auténtica esencia del drama.

Y por ello, en constante pulso con aquel otro lado más amable del ser, el amor, la bondad (hasta el borde mismo de la renunciación, de la entrega total), la ternura.

Por todo ello, es imposible asistir a la representación del "drama" sin sentir un desgarro, una fuerza interior que, desde ese mismo instante, lo transforma todo: la conciencia del espectador, el tiempo real, incluso su final.

"Onegin" no acaba nunca; al menos no en la pantalla (para su realizador), porque sería conminarlo a una existencia limitada a la imaginación, algo que la obra niega por completo.

Pero la "presunción de lo real" nos hace sucumbir a la naturaleza del drama, donde las cosas nunca son como debieran, donde el ser humano no es capaz de re-conducir su existencia.

De ahí que casi todos logremos sentirnos un poco identificados y donde reside el éxito de esta -en mi opinión- feliz puesta en escena.

Después de verla, logramos sentirnos un poco más humanos.
lolita_nav
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
27 de junio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres de los hermanos Fiennes se pusieron manos a la obra en este proyecto conjunto, en el que Martha dirigió, Ralph interpretó y Magnus musicalizó.
Llevar al cine una obra en verso del poeta que es el abanderado del alma rusa, Aleksander Pushkin, no es tarea sencilla. Y aunque indudablemente esta versión no está a la altura, el valiente intento merece al menos un poco de mi consideración.
El análisis de los caracteres del poema y de las conductas que llevan a los personajes a actuar y desenvolverse como lo hacen parece ser bastante fiel a lo relatado en los versos. Los grandes escritores suelen distinguirse porque en los trazos de sus plumas realizan un retrato bastante preciso de la gente, universal y atemporal. Pushkin resaltó la superficialidad y la banalidad que en la ociosa clase alta generaba seres egoístas, vanidosos, pagados de sí mismos, que precisan de un buen varapalo que los haga madurar. Onegin es un rico petimetre saciado de fiestas y bailes, que acude al campo tras recibir de parte de un tío fallecido unas tierras en herencia. Allí traba amistad con su vecino Lensky, prometido a Olga Larina. Es invitado a la casa de la prometida de su amigo y la hermana menor de Olga, Tatiana, se enamora fulminantemente de él y, con gran atrevimiento para una muchacha de su tiempo, le confiesa su amor. Pero Onegin no corresponde a su fervoroso sentimiento y la rechaza sin contemplaciones. Encandenando una serie de catástrofes, justo después de las calabazas a Tatiana, flirtea descaradamente e intencionadamente en un baile con Olga, ligera de cascos, y acaba batiéndose en duelo con Lensky, pues el honor de su novia debe ser restaurado. La desgracia cae sobre todos y Onegin se marcha con el rabo entre las piernas. Tatiana se queda desolada, y se verá obligada a rehacer su vida reprimiendo sus ingenuos y ardientes anhelos adolescentes.
El tema central es el de amar a quien no siente lo mismo por uno, y también enamorarse a segunda vista, cuando sobreviene la madurez o, más bien, ciertas circunstancias que demuestran lo bobos que somos (como el hecho de que el objeto de deseo se haya vuelto inalcanzable, y eso aliente el morbo de perseguir lo prohibido, morbo que no existía cuando el mismo fruto caía a nuestros pies). En resumidas cuentas, cuando el amor llega a destiempo, no sincronizadamente, y se convierte en un penoso juego del escondite buscando un sueño que se escurre de las manos, esquivo y desdeñoso, doloroso porque las entrañas padecen cuando se derriten inútilmente por alguien que no va a estar a nuestro lado.
Onegin y Tatiana, una historia de desamor en el frío corazón invernal de Rusia.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
19 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena adaptación de la obra de Pushkin, que recrea perfectamente un tema muy en boga en la época del romanticismo ruso (que, sobre todo, tiene lugar tras la retirada de las tropas rusas). A pesar de Iker Jiménez y los amantes de la periodización histórica, el romanticismo no fue un movimiento como pudo serlo el impresionismo, o previamente al mismo, el neoclasicismo. Sin embargo, y apelando a las raíces anglosajonas de los que hicieron posible este film, está muy bien representado lo que Burke explicó en sus "Indagaciones filosóficas acerca de lo sublime y lo bello" o Joseph Addison en sus artículos para "The Spectator", donde se explica o mejor dicho, se dan pistas del nuevo gusto estético y social en el ocaso del neoclasicismo. De igual modo, el dandismo tiene lugar y eclosiona de forma fabulosa a principios del XIX, con gente como Brummel, Byron, Géricault, u Oehme, el extraño pero fantástico discípulo de C.D. Friedrich. Así, el dandismo llega a Rusia traduciéndose de forma magnífica en el personaje de Pushkin y extraordinariamente retratado por Fiennes. No es una historia de amor al uso: es la historia del libertino, del dandi que se siente libre y que, a pesar de amar a la hermosa Tatiana, en un primer momento elige la vida disipada, la libertad, la pose huraña en eventos sociales pero sin dejar ni uno sólo de los elementos al azar. Byron también fue así: en las reuniones sociales de Londres se decía que todo lo que tenía de encantador Brummel lo tenía de tímido y huraño el lord cojo de Newstead Abbey; igualmente Onegin se muestra receloso y difícil, pero amante de la libertad, y también sufridor de la vida tediosa.

En cuanto a la estética del film, me parece maravillosa. Todo es exageradamente extravagante, como precisamente era la estética de esos primeros 15 años del XIX. Onegin y su sombrero; Onegin y su levita, Onegin y su pañuelo, Onegin y su peinado al estilo Murat y acaba dando un aire al relato y al film de cuento de niños, de bubbemeise del romanticismo ruso.

Me parece un buen film fiel al libro de Pushkin.
merzbild1a
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow