Deidra y Laney asaltan un tren

Las películas de Netflix acostumbran a ser fáciles de digerir, ligeras y cortas. Si bien no había leído ninguna crítica de la misma, la sinopsis parecía que me llevaría a una peli bastante entretenida y en imdb una nota de 6,6 (con 317 votos) no apuntaba a la catástrofe.

Y no resulta mala película, es exactamente lo que pretende, pero no lo que pretendía yo. Con mis casi 40 años el guión sabe a poco y la comicidad de las situaciones lleva más al ridículo que a lo gracioso y es que ya hemos visto muchos films de robos más complejos, completos y entretenidos, básicamente por que falta mencionar lo que digo en el título: esto es cine familiar, para ver cuando has visto poco cine, cuando no quieres que las cosas vayan en serio y todo sea banal, los malos no hagan miedo y los buenos, aunque hagan actos incorrectos, sigan siendo buenos y que encuentres el lado positivo de la cárcel, etc.

Eso sí, pensando en el público al que va dirigido moralmente no es una peli a seguir y tengo mis dudas de qué puede aprender un adolescente de la misma, aunque sí se tocan (simple pincelada) temas típicos como la falta de autoestima, los problemas de convivencia en el instituto, una familia desestructurada, falta de dinero, etc...

Deidra y Laney asaltan un tren es una película suficiente. Ya está.
Tiene su encanto, tiene unas actrices solventes y divertidas y ese tono indie e inocente que tanto gusta en Sundance (donde se presentó inicialmente), pero tampoco hay que esperar, como se dijo por ahí, algo parecido a Pequeña Miss Sunshine. ¡Ni por asomo! Tienen algo que ver por aquello de re-descubrir la importancia de la familia en tiempos difíciles y hacerlo con humor, pero sin duda no puede competir con la narración perfecta y los personajes de la película de Jonathan Dayton y Valerie Faris.
Con todo, es un visionado agradable y con encanto.

Ashleigh Murray es tan anoréxica que realmente parece una chiquilla, pese a tener 21 años.

Esta película no es gran cosa, pero entretiene, y la historia es coherente. Está en la línea de la mayoría de las producciones de Netflix (poco presupuesto, sin decorados, actores principiantes salvo alguna cara conocida, guión friki, etc.), pero aquí al menos han rodado en lugares menos habituales y los actores se ven muy naturales.

Es una comedia juvenil sin grandes pretensiones que resulta agradable de ver.