Haz click aquí para copiar la URL

La última cena

Drama En el siglo XVIII, la aristocracia cubana se jactaba de ejercer "un esclavismo benévolo", menos cruel que el de otros países cercanos. Para demostrarlo, un conde en Semana Santa decidió sustituir a Cristo para "humillarse ante sus siervos". (FILMAFFINITY)
1 2 >>
Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2010
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como bien dice Diego Galán, en la crítica del Diario El País, “sin duda, su secuencia de la cena, entre el conde y los esclavos -con cincuenta minutos de duración-, quedará como uno de los ejercicios estilísticos más brillantes de la historia del cine."

Porque, más allá de sus otras virtudes, pese a la atmósfera opresiva del final y a ciertos dialogos electrizantes, entre el cura y el administrador del Ingenio Azucarero, esa escena central es en verdad una joya desde todo punto de vista.

Imagínense ustedes a un latifundista, dueño de un fundo, en la Cuba del siglo XIX, donde los esclavos vivían en barracones, hacinados, trabajando de sol a sol para colmar las ambiciones del Amo, espoleados por un capataz sin alma ni escrúpulos.

Ahora coloquen al lado del Amo, a un Cura que trata de hacerle ver que los esclavos ‘también’ son seres humanos. El Amo se ablanda un poco, y decide hacer algo inédito. El jueves santo, elige a 12 negros esclavos y los invita a comer con él en su gran mesa…Entre esos doce, hay uno fugitivo, ‘cimarrón’, que acaban de coger huyendo por tercera vez, y al que el capataz el día anterior había cortado una oreja. Este es justamente el que se sienta a la diestra del amo.

Ahora, imaginen una escena en la que, durante 50 minutos, el latifundista intima con los doce negros esclavos…yo antes de ver la película, había leído vagamente acerca de esa famosa escena, pero no me imaginaba lo que aquello podría ser en verdad…

Una verdadera película dentro de la película, una pieza cinematográfica, pictórica, teatral, antropológica, hasta teológica imperdible. El modo como el director maneja el ritmo, los diálogos, la tensión, los primeros planos, el choque entre culturas opuestas por origen y devenir, es sencillamente apabullante.

La recomiendo con vivacidad, y me alegra haber puesto la primera bandera en este rincón desierto de FA.
Karlés Llord
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de noviembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso y fascinante esto el cine, puedes descubrir una película 38 años después y sin embargo no te deja de sorprender, como si la hubieses visto en la época de estreno. Eso me ha pasado a mí con esta película cubana. Llegó a mis manos por casualidad, la vi y me impactó tanto que tenía que decir algo de ella. Me atrevería a decir que esta es sin duda una de las grandes películas del cine latino americano de todos los tiempos. La historia, no sólo está bien contada, sino que de veras uno se traslada a esa época y ve los acontecimientos como si se estuviera viendo en vivo y en directo. Esa escena de más de cincuenta minutos de la cena del conde con sus 12 esclavos negros, no sólo es el eje central de la película, es que es además una escena increíble, no se hace tediosa, más bien te hace estar pegado a la pantalla por lo que acontece y cómo se desarrolla, es sublime, sin duda historia pura de cine. Si esta escena perteneciera a una película europea o estadounidense, se diría que es una de las grandes escenas de la historia del cine, pero es una película cubana, y tal vez por eso también el film es tan creíble, porque está contada por alguien de allá. El trabajo con los actores es fantástico, empezando por los esclavos negros, el conde, el mayoral, el cura es el más flojito para mí. Y luego por tratar de un tema tan oscuro en la historia de la humanidad, como es la esclavitud, abolida actualmente en el mundo, pero que no deja por eso de existir. Pero ese tema no nos ocupa ahora. El desenlace tiene una lógica consecuencia por parte de los oprimidos, acá los esclavos. No adelanto nada por si alguien no la ha visto.
Termino diciendo que este ha sido uno de esos descubrimientos en los que uno agradece al cine por estas historias que enseñan, emocionan, indignan. Eso y más provoca una buena película como esta. Película de obligado visionado si se quiere indagar en esa época histórica, joya del cine cubano y latino americano.
chucholince
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este excelente film de Gutierrez Alea. Por desgracia poco conocida es una pequeña joya a reindivicar. La escena del conde con los esclavos es digna de cualquer estudio cinematográfico y la explosión final de violencia espectacular. La historia de unos esclavos que se rebelan contra su mayoral por no trabajar en viernes santo es un excelente ejercicio de Alea de una gran y buena planificación una historia que no cansa y aunque esperas el final no por ello resulta menos bello.
Orson_Welles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de mayo de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los principales cambios que realizó la sociedad europea tras establecerse en el continente americano fue la imposición de su religión. Una religión monoteísta, misericordiosa pero también castigadora, que fue esparciéndose con mano dura y poca benevolencia en buena parte de las comunidades indígenas. O al menos es eso lo que se nos enseñó en las escuelas, en los liceos, en los hogares, sin hacer tanto énfasis que tal transformación social que padecieron los indígenas, también fue aplicado a la principal mano obrera de ese entonces, los negros, quienes eran vistos como unos seres semisalvajes.

A partir de ello, el reconocido cineasta cubano, Tomás Gutiérrez Alea, nos hace un esbozo a la cruda realidad vívida por el esclavo africano en la Cuba de finales del siglo XVIII, ofreciendo una cronología de los últimos cuatro días de la Semana Santa cristiana.

En ella, el director latinoamericano nos muestra a un Conde, amo pintoresco, paternal, cuyas costumbres y tradiciones colisionan con la forma de ver de doce esclavos negros que son llevados a su mesa, haciendo alusión a la famosa escena cristiana de Jesús y sus doce apóstoles: La última cena. Los contrastes entre ambas culturas se van poco a poco evidenciando en esta maravillosa escena que da nombre a la obra, filmada en 1976.

Los doce personajes de color, con una riqueza interpretativa destacable, y tan diferenciados en perspectivas unos de otros, van relatando a base de historias, risas y cánticos, las distintas opiniones que tienen tanto del amo, como de sus enseñanzas sobre el catolicismo y la idea de libertad, revelando a su vez el folklore del continente africano.

Gutiérrez, considerado uno de los principales representantes del Nuevo Cine Latinoamericano, relata una historia de carácter histórico, con gran énfasis en su contenido narrativo, de toque dramático y humorístico, alejándose algunas veces del aspecto estético, pero buscando ofrecer una mirada crítica al neocolonialismo.

Una época de grandes avances en el plano ideológico, en el que la lucha por la igualdad social –difundida por la Revolución Francesa- fue acogida poco a poco por el Caribe, dando paso a las independencias de Haití y República Dominicana, mencionadas de forma magistral en el film. Y a su vez, mostrando, en un segundo plano, el notable papel que tuvo el negro africano -en su llegada a América- en el impulso de la industria cafetera y azucarera como desarrollo económico de diversas naciones de Centroamérica y el Caribe.

El dramático desenlace de la obra, filmado de forma sobresaliente –con un escalofriante plano general explicando el fin de once de los esclavos- permite al espectador comprender la posición reacia de los conquistadores ante la rebelión y la exigencia de derechos, pero también la presencia naciente de una rebeldía imponente, libertaria, que cabalgaba poco a poco por esas tierras.
Saul_Briceno
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de noviembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, la escena de la cena es la ostia, en todos sus aspectos, es como muy viva, la mayoría de los personajes tienen su personalidad marcada y muy caracteristica, espontáneos, alegres y cálidos a pesar de su situación (tambien por la comida y el vino) y sobre todo con una gracia natural descomunal. Es quizá por esto que me parezca diferente, momentos que se salen del molde por esa naturalidad y desenfado que me transmitió. Si bien el resto de la película no está a la altura (imposible) el conjunto es notable.

Ya me habia pasado con otra pelicula de este director, que incluso está mejor, La muerte de un burócrata, con la que me partí el culo y parece que sin pretenderlo, sin comedia, sin forzar el "esto hace gracia", sin grandes artificios. Más bien absurdeces muy verosimiles. La última cena no es el mismo estilo pero vuelve a conseguir eso y te hace ver que se pueden hacer cosas diferentes sin nada extravagante o rebuscado o místico.

En fin, asi lo veo yo, creo que es recomendabilisima esta pelicula por eso os animo sin más.
Fly Faneca
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow