Bajo la bandera del sol naciente

La guerra es mu mala...y hay demasiadas pelis ya tratando de relvolvernos los higadillos con este tema de modo que si sale alguna que te vuelve a tocar la úvula a la par que la moral, bienvenida sea porque yo no quiero volverme insensible después de todo.

"Bajo la bandera del sol naciente" no es la más hardcore que he visto, ya que algunas películas bélicas parecen una competición para ver cuál muestra mayor volumen de burradas, pero no necesita tampoco llegar a ciertos extremos para ser, de algún modo que no se puede definir, extrema.

El relato sobre el hambre...horror puro en primer plano y en boca de estómago.

El comportamiento del teniente segundo...el hombre es un lobo para el hombre, sea el enemigo o sea el hermano.

Las estilizadas muertes, casi a lo Tarantino, esos cortes, esos cambios de color a blanco y negro y de blanco y negro a color para subrayar el impacto de la sangre y la crudeza de la víscera...

Pero aunque todo impacta de muchas maneras, no sería nada sin la escena que más revuelve y que menos muestra...tres prisioneros y tres cuencos de arroz. Ya dice todo lo que habría que decir. La familia, la rutina, el hogar, la madre, la infancia, nunca más. Cinco minutos de perfección. Esto significa sacar a alguien de su vida y enviarle al infierno por nada que valga la pena.

No se la pierdan.

Pobre de mí. Y yo que creía que exceptuando a los clásicos (Mizoguchi, Ozu, Kurosawa, Kobayashi…) y a los actuales (Kitano, Miike, Koreeda…) no existía nada más en el cine nipón… Pues no. Andaba equivocado. Básicamente porque, entre unos y otros, podemos encontrar a cineastas tan interesantes como Fukasaku. Un realizador que a más de uno le sonará ‘gracias’ a la dudosa y polémica “Battle Royale” pero que, sin embargo, atesora en su filmografía peliculones tan notables como el que hoy nos ocupa: “Bajo la bandera del sol naciente”. La historia de una viuda japonesa que —a lo largo de más de 25 años— le estuvo reclamando al gobierno de su país una explicación convincente sobre cómo y por qué su marido fue fusilado por su propio ejército durante la II GM.

Me gustaría remarcar, de entrada, la extraordinaria destreza con la que Fukasaku consigue amalgamar thriller, drama y guerra sin que ninguno de estos topics desmerezca a los demás. Ésa es, a mi juicio, la mejor virtud de “Bajo la bandera del sol naciente”. Su incuestionable equilibrio. Una virtud tan significativa, o incluso más, que la de su peculiar narrativa a base de flash-backs en blanco y negro con los que su director homenajea —como ya se ha dicho por aquí— al “Rashomon” de Kurosawa.

No quisiera dar a entender, sin embargo, que la peli de Fukasaku es una obra maestra porque, obviamente, no lo es. Y aunque fluida, entretenida y emotiva lo es un rato largo, debo reconocer que también acusa cierto efectismo y brusquedad en algunas de sus secuencias. Aún así, la recomiendo encarecidamente. Y si me permitís un paralelismo, yo diría que si el cine de Kurosawa ha sido comparado tradicionalmente con el de Ford o Lang, el cine de Fukasaku —o al menos esta peli— podría compararse sin ningún tipo de rubor al de Peckinpah. Palabra de peckinpahiano.

Buena película de Fukasaku, injustamente olvidada. Cierto que el cine japonés (una de mis debilidades) tiene un buen puñado de obras maestras, pero tampoco es excusa para dejar de lado cosas más modestas pero igualmente interesantes, como esta "Bajo la bandera del sol naciente". Desarrollada con pulso frenético y la solvencia característica de Fukasaku, cuenta una historia a partir de diferentes puntos de vista, en claro homenaje a Rashomon. Como suele ser la tónica en el cine japonés, el honor, la patria, el sentimiento anti-bélico o la valentía son puntos claves. Eso si, no espereis una película de guerra típica, no cuento más para no estropearla.

Sin llegar a deslumbrar, es una buena historia, entretenida y en cierto modo original (sin contar el lado "rashomon").

Quiero agradecer al usuario Arakiri que haya propuesto entre un grupo de "desconocidos amigos" del foro de FA el visionado de esta película, inédita en mi caso y en mi pueril cultura cinematográfica.

Es para rechazar en rotundo, tras ver 'Bajo la bandera del sol naciente', que el desconocimiento del cine de Fukasaku y de esta cinta en particular, pueda excusarse tras presuntas desavenencias, idiosincrasias particulares o prejuicios hacia el cine nipón. Se trata en todo caso de simple inapetencia. De no ser por las cuatro glorias patrias de Kurosawa, admitámoslo, nunca se le habría prestado la atención debida al cine del Imperio del Sol Naciente. Por supuesto me pongo en primerísimo lugar.

Ocurre que esta película me ha ganado para la causa. A poco que uno le ponga ganas, (lo que cuesta darle al play del dvd), la sorpresa será de las grandes, descubriendo una historia antibelicista narrada por un cineasta que, declarando una crítica incisiva, sin censuras, incontestable y testimoniada por imágenes gráficas y documentales de los últimos lances de la IIGM, desnuda sin pudor la miseria mundanal y psicotraumal que sufrieron militares y civiles japoneses en postguerra.

Tan acostumbrados a que el martirologio nos suene sólo a cosa de hijos de la guerra europeos, americanos o soviéticos, 'Bajo la bandera del sol naciente' intercede también por las víctimas de aquel país, en esta ocasión, a través de la pertinaz insistencia de una mujer de sentidos afilados y lealtad íntegra, a prueba de bomba atómica, que busca aclarar, -plantándole todo su careto al gobierno del Imperio-, la fecha, hora y circunstancia exacta a la muerte de su marido.

Por la redención de un sargento muerto que ha de descansar en paz. Y para descansar ella, en su vida, que no ha sido otra cosa que una durísima guerra veintitantos años después.

Un sorpresón me he llevado. Impaciente, espero que la veáis y opinéis.

Llevaba tiempo en la recámara esta película, una de las mejores de Fukasaku teóricamente, que se sale de su temática habitual de cine de acción y yakuza. Comparado con “¡Tora, tora, tora!” y con la mayoría de películas bélicas, donde se le da protagonismo a la espectacularidad, a las escenas de acción y la pirotecnia, aquí tenemos una historia dramática, que muestra la peor cara de la guerra del Pacífico y que no es habitual en general en el cine. Luchas internas en el ejército japonés, insubordinación, hambre, enfermedades… Los soldados que aparecen en el film no mueren en combate (salvo alguno que otro), sino que mueren o bien ejecutados por su propio bando o de inanición o de infecciones, las tres plagas que consumen al ejército nipón hasta destruirlo.

Fukasaku muestra la dureza de la guerra y las condiciones infrahumanas de los soldados, que ni siquiera tienen armas ni munición para todos y se ven obligados a defenderse con lanzas y palos, además de mostrar sin tapujos el máximo exponente de la desesperación: el canibalismo. No es una película para mentes impresionables, ya que contiene escenas de extrema violencia o que podrían revolver las tripas a quien no tenga estómago suficiente para algo así. Sin embargo, tampoco está muy alejada de la línea general de la filmografía de Fukasaku, a excepción de la carga dramática que supera los límites habituales para el director. Algunas escenas son bastante fuertes, como las ejecuciones, tanto entre las propias filas japonesas como de prisioneros de guerra, donde se demuestra la falta de profesionalidad y la torpeza de los soldados en este caso, al igual que en otras películas de Fukasaku donde nadie sabe artes marciales, nadie sabe empuñar un arma y se limitan a atacar como una jauría de perros. Y eso es otro aspecto para nada habitual en el cine. También se hace un recorrido por el Japón de la postguerra, ruinoso, contaminado, poblado por exsoldados sin esperanza, sin expectativas, marginados, desubicados, malviviendo con los recuerdos del pasado y las sobras del presente.

Excelente drama bélico de un excelente director. Ambos merecen ser descubiertos por cinéfilos que todavía no hayan pisado este terreno.