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General Idi Amin Dada

6,8
405
Documental Documental sobre el dictador ugandés responsable de la muerte de 300.000 compatriotas suyos entre los años 1971 y 1979, y que saltó a la actualidad internacional cuando ordenó la expulsión del país de todos los habitantes de origen asiático. Con el beneplácito del propio Amin, la cámara le sigue en un safari, una competición de natación y otros eventos organizados para demostrar su popularidad, pero que en realidad dejan patentes su locura y paranoia. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
21 de septiembre de 2007
21 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había visto anteriormente "El último rey de Escocia", y quise dar un visionado a esta cinta documental del poco conocido Barbet Schroeder, más que nada por contrastar los detalles del personaje de Idi Amin. Me encontré con un film realmente aterrador, el retrato (tal como indica el propio subtítulo de la obra) de un personaje cuya mente es el mismo centro de la locura humana.
Durante el transcurso del metraje vemos a un señor que se vanagloria de ser el mayor estadista de la historia, también el más correcto revolucionario, imagen lo más alejada de la realidad, ya que se trataba de un salvaje asesino de su propio pueblo, un derrochador incansable de los recursos del pais y un mentiroso realmente compulsivo.
Lo más evidente para comprender la idiosincrasia del film son las tímidas preguntas del director al dictador en las pequeñas "entrevistas" que se van sucediendo, sobre todo temiendo las represalias por parte de aquel, teniendo además en cuenta el incidente que tuvo lugar tras el montaje, al enterarse el dictador de que algunas escenas no le hacían quedar demasiado bien ante la opinión pública, secuestró a 200 franceses en un hotel y les obligó a llamar al director para que rectificara, cosa que ocurrió. Hoy dia, podemos ver en la actual edición todo el metraje, con lo que observaremos el perfil paranoico, pueril y homicida de semejante sujeto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
juanmacine
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25 de agosto de 2009
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Testimonio en plena época de Idi Amín Dada, cabeza visible de una República Bananera llegado al poder por la corrupción y su falta de escrúpulos en el campo de batalla. El protagonista de la cinta es un egocéntrico, vanidoso, agresivo, simpático, maníaco sexual y perturbado dictador que no cansa de echarse rosas así mismo (“vine de una familia muy pobre”, frase que se escucha unas cincuenta veces). Se considera el líder más importante del planeta y organiza el país con una locura nunca vista.

Racista confeso, expulsó a los asiáticos de su tierra y se alía con los árabes con un pacto sangriento en el horizonte cercano para acabar con Israel y los judíos que detalla delante de la cámara, e intenta introducir un dialecto africano en EE.UU. para que los afroamericanos se hagan con el poder. Una joyita.

En pantalla lo vemos en situaciones poco comunes de un jefe de estado, como danzar al ritmo de tribus, coger un escudo y una lanza para ponerse a hacer el canelo en una sala de baile, o nadando en una piscina ante amedrentados subordinados que debieron dejarse ganar para evitar formar parte de la cena de los peces de los grandes lagos.

Él muestra la cara que quiere, y se le concede todo el metraje para sus excentricidades. Idi pincha y corta; parte y reparte. Lo peor de todo es que nos hace gracia. Era un tío simpático y campechano ante las cámaras, y hacía reír siempre que no hablase de un tema serio. Si Berlusconi llega a fundar una televisión en la Uganda de los setenta, con Idi Amín habría encontrado un filón que ni Jesús Gil en “Las noches de tal y tal”.

Lo más desconcertante es que revele sus planes futuros en cuestiones bélicas y enseñe ensayos de disparatadas tácticas militares que, para su fortuna, no ejecutó en contienda, así como cuestiones que deberían ser secreto de estado.

Después de ver el documental nos quedamos con la sensación de que Forest Whitaker se queda corto en su magnífica interpretación en “El último rey de Escocia”: el verdadero Idi Amín estaba mil veces más loco.

Lo peor de todo es que una de las personas más crueles de la humanidad acabase plácidamente sus días con sus amigos en Arabia Saudí de muerte natural, dejando atrás un reguero de sangre, cólera y odio aún presente en forma de incesantes guerras civiles y conflictos étnicos.
Zydrunas
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2 de enero de 2010
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El interés por este documental me vino a partir de la visualización de la cinta de Kevin Macdonald: “el último rey de Escocia”. Este se presenta como un inmejorable complemento de la película ofreciendo una visión mas real y menos dramatizada de la persona del general que la mostrada en la obra de Macdonald. De ahí que lo mejor del mismo sea exactamente eso; lo real impresiona y asusta más que lo ficticio. Si ya en el largometraje nos quedábamos “fascinados” con la locura, perversidad y maldad del general, el documental nos dejaba completamente fríos al visualizar que semejante sujeto podía llegar a superarse.
Hay que aclarar también que una de las bazas con la que cuentan ambas producciones es que las dos hablan sobre la figura de “Idi Amin Dada” que ya de por si es una persona que da un enorme juego: Un gigante gordinflón campechano que partiendo de un bajísimo estrato social llega a ser dictador de una república bananera y que busca revolucionar el orden mundial. Es por eso que “Autorretrato del General Idi Amin Dada” se vende sola. El director no se complica mucho a la hora de formular preguntas a lo largo de las entrevistas (también supongo, y es lógico, que no quería aparecer flotando en el Nilo con una bala en la cabeza) ni tampoco las escenas a rodar ya que cualquier intervención o frase del protagonista son auténticas perlas. Si que es cierto que el tono “inocente” del documental consigue que en vez de darnos masticadas las impresiones (los documentales de Michel Moore no nos dejan mucho margen a pensar otra cosa que la del propio Michel) este nos de mucha más libertad sin dejar de mostrar las excentricidades del protagonista.

Por lo que no lo duden y compren este billete que les llevará de Tour por la Uganda de 1970 con un guía de lujo: El presidente y General Idi Amin Dada.
masmalouw
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21 de junio de 2015
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de Idi Amin Dada está llena de contradicciones. A simple vista pareciera ser un simpático, acogedor y entusiasta ugandés de tórax ancho, risa fácil y lleno de ternura que muestra su país en una lancha mientras saluda con la mano -casi como un niño- a los elefantes que van apareciendo. O como un líder humilde y cercano a su gente; que baila danzas tradicionales o que toca el acordeón en los eventos sociales. Pero pasando un poco de tiempo con él, se va revelando casi de manera automática quién es de realidad.

Este genial documental pretende exponer la demencia del dictador africano y lo hace de una manera brillante: bajo el amparo y aprobación del propio Amin, el film va registrando sus quehaceres y declaraciones. Porque no hay nada más seductor para un egolatra que ser el protagonista indiscutido de su propia historia; y es de esto precisamente que se aferra Barbet Schroeder al momento de buscar una forma que le permita ahondar sin inconvenientes en la mentalidad enfermiza de Idi Amin. El resultado es un autorretrato demoledor que deja en evidencia su desequilibrio emocional y megalomanía exacerbada, sin que éste se percate -al estar cegado por su vanidad- de las verdaderas intenciones del realizador francés.

Una cosa pintoresca digna de comentarse es que fue Amin quien musicaliza la película. Así puede verse, escucharse y leerse en los créditos iniciales. Sencillamente notable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
wambo
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21 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy peligroso tuvo que ser la odisea que llevó en el año 1974 al director de cine francés Barbet Schroeder a viajar hasta el corazón de Uganda para realizar un documental de primera mano sobre el dictador Idi Amin Dada. Aunque literalmente hablando, Schroeder se la metió doblada al pequeño Hitler. El pobre Amin se debió pensar que Schroeder iba a ser un buen aliado, y que simplemente se dedicaría a registrar el lado amable del dictador.

Desde luego, yo habría tenido miedo. Como para no tenerlo cuando por ejemplo Schroeder capta con su cámara una magnífica competición en la piscina privada en casa del dictador, donde vemos a diversos ministros del país meterse un chapuzón. Evidentemente, en el momento de la carrera, todos se dejan ganar por el gran jefe, no vaya a ser que uno termine antes de tiempo su mandato (por cierto, el propio Schroeder interrumpe durante unos momentos la filmación, para hablarnos del destino trágico que tuvo uno de los ministros al que el dictador realiza una terrible reprimenda que las cámaras logran captar). Sí los ministros tienen miedo hacía su presidente (como averiguaremos más tarde, el único que era capaz de autodenominarse así en todo el país), como no lo va a tener un simple periodista occidental.

Afortunadamente, Schroeder vendió su cinta al dictador como una muestra de libre periodismo. Seguramente eso salvó su pellejo. Y es que la cinta completa es una película acerca de las apariencias (como en cualquier estado dictatorial, las apariencias hacía el mundo exterior son muy importantes) del dictador, que aprovechaba el documental que le realizaban desde occidente para tratar de lavar completamente su imagen hacía el mundo fuera de sus fronteras. Lo que nos muestra Schroeder es el mundo de apariencias en el que se vivió en Uganda durante unas semanas. Pero sin duda, consigue captar a la perfección el alma de Idi Amin, su hipocresía así como su aparente fachada de amabilidad.

Y es que en muchos momentos del documental, el espectador contempla atónito las imágenes. ¿Esto es una broma o va en serio? Amin sonríe a cámara y cualquier espectador que vea el documental en pleno 2014 es capaz de adivinar aún porque el dictador ugandés se ganó durante su vida la fama de payaso internacional, incluso de ser un tipo campechano. Y es que durante algunos momentos, Amin es capaz de engañarnos, con su falsa sonrisa y sus modales de gente humilde (como repite durante reiteradas ocasiones en la película, nuestro dictador proviene de una familia pobre y todo lo que ha conseguido en su vida ha sido gracias a su sudoroso esfuerzo… y a un golpe de estado obviamente) y desde luego puede sorprender que un tipo que compenetra tan bien con la cámara en los primeros compases sea un auténtico genocida.

Pero a poco se va desvelando el auténtico loco. Una pregunta sobre Hitler es la primera que crispa los nervios del Gran Amin. Aún así es capaz de aguantar el primer gancho, sonríe y exclama: ¿Por qué sacas a Hitler ahora? Hitler era una cosa del pasado, se acabó.

Paradójico, cuando ya desde bien pronto se calificó al dictador ugandés como El Hitler Africano. Hecho que queda sublimado en la película, cuando el gran líder enseña en la televisión pública de Uganda (que obviamente está dedicada a comentar en exclusiva cada minuto en la vida del gran Idi) la información privilegiada que dispone acerca de la conspiración mundial que lideran los judíos. Se tratan de los célebres protocolos de los sabios de Sión, unos escritos que los policías zarista recogieron como propaganda antisemita. Tuvieron tanto éxito que fueron un bestseller en la Alemania Nazi, y a pesar de que las conspiraciones que se muestran en dicho libro (en el cual se supone que los judíos se reúnen de tanto en tanto para controlar el destino mundial) son totalmente falsas, aún hoy en día muchos países árabes siguen teniendo el libro como obra de referencia.

Pero sin duda, la anécdota más bizarra de todas sucede cuando presuntamente el bonachón de Idi Amin nos cuenta altos secretos de gobierno, como la invasión que pretende dirigir hacía Israel (recordemos, que durante cierto tiempo el gobierno de Idi Amin y el estado de Israel fueron aliados). Ahí Idi se encuentra en su salsa, y en uno de los momentos más extravagantes, cómicos y a la vez sonados del pasado siglo XX, el dictador nos cuenta su estrategia militar. Por suerte nunca se emprendió dicha campaña militar, aunque tal y como cuenta Amin su presunta estrategia, el resultado habría sido fácil de presentir.

http://neokunst.wordpress.com/2014/04/21/general-idi-amin-dada-1974/
Kyrios
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