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El jeque blanco

Comedia Una pareja provinciana con pretensiones burguesas viajan de luna de miel a Roma. Allí la novia pasa la mayor parte del tiempo con su ídolo de una fotonovela, un hombre egocéntrico y mujeriego que demuestra una completa carencia de encanto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2008
31 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una comedia agridulce y deliciosa, ya olvidada a juzgar por la poca gente que la ha visto, pero repleta de un encanto imperecedero. Infinitud de detalles simpáticos arrancan nuestra entregada sonrisa mientras contemplamos la desesperación de los protagonistas.

Trata sobre una pareja ingenua y, aunque diferentes entre sí, ambos acabarán al borde del infarto. Él, con una visita a Roma programada minuto a minuto, obsesionado con guardar las apariencias y el honor de su familia, por lo que es inconcebible que su mujer deje de acompañarle. Ella, "graciosa, dulce y menuda", aburrida de una vida convencional y católicamente reprimida, está fascinada por el mundo de los artistas de ficción y la farándula, empeñada en conocer a un personaje de telenovela (el jeque blanco) que en realidad resulta ser un un galán de pacotilla, sinvergüenza y genialmente rídículo.

Fellini imprime muy buen ritmo a su primera película en solitario, a lo que ayuda la música de Nino Rotta (El Padrino), que se identifica con el mundo circense de Fellini, al que acompañaría en varias de sus grandes obras.

Esta película sirvió como referencia a otros directores como Woody Allen (en La Rosa Púrpura De El Cairo) y Berlanga (en El Verdugo).

En su segundo acto aparece una puta llamada Cabiria, como si Fellini nos hiciese una presentación del personaje que desarrollaría años más tarde en su Las Noches De Cabiria.


Nota: 8,49
versoddk
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23 de junio de 2011
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
En mi opinión 'El jeque blanco' no es superior a la primera de Fellini, 'Luces de varieté', pero también es cierto que esta aventura ya es en solitario. Me quedo con sabor agridulce, me quedo entre la comedieta simpática y la ácida crítica. Me creo los personajes, me creo la chiquilla aburrida del mundo de cartón que le presenta su marido, me creo ese marido obsesionado con gustar a las clases altas y acercarse a ellas, me creo a la familia 'feliz' aristócrata, me creo el ridículo galán de medio pelo, aunque la película parece acercarse a la risa fácil en la parte de la película que habla de la película de dentro. Me creo los personajes, aunque también los veo muy marcados, algo exagerados, quizá con la vehemencia simpática de los italianos.
Siento que en este film he visto algo de ácidez estilo Berlanga, con sus penas bailando con la mediana frivolidad de la música alegre que nos hace dudar si reír o llorar, de falso cine burgués que esconde una sutil y a la vez feroz crítica, de secundarios caricaturescos, pero de historia algo justita.
Película olvidable pero necesaria en el periplo de los que quieran conocerla como predecesora del estilo que deja entrever y como evolución del cine de Fellini
Hugo126
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17 de junio de 2012
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una, lucha quijotesca la que uno hace contra el mercado, no estamos hablando de esta película en particular, una película de Fellini tiene 3 críticas y menos de 500 votos (o sea que no la ha visto casi nadie)mientras que cualquier comedia básica y medio pelo yanqui es vista por miles y miles de personas. Esta no es una de las obras cumbres de Fellini, pero es su opera prima y eso ya es motivo suficiente (al menos para mi) para verla.

La película en si es similar a otras comedias italianas del momento, con figuras como Mastroianni o Gassman. Es una historia muy de época, que tal vez no haya envejecido tan bien como otras, sin embargo no ha dejado de parecerme muy buena, con chispazos oníricos-mágicos realmente muy bellos. No voy a hablar de la película en si, porque para eso tienen spoilers por todos lados.

Solo les digo, DISFRUTENLA!
Francisco Franco
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19 de marzo de 2020
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
59/14(16/03/20) Atractiva comedia italiana que supuso la primera dirección en solitario de Federico Fellini, en 1950 codirigio “Luces de variedad” con Alberto Lattuada. La historia de la película fue escrita, en una forma más estructurada, por Michelangelo Antonioni cuando planeaba dirigirla él mismo, como su primer largometraje. A finales de los años 40, ya había hecho un breve documental sobre la fabricación de fumetti (tiras cómicas con actores fotografiados dramáticamente, de las décadas de los 40 y 50, con historias románticas exóticas que aparecían en revistas semanales, que eran muy populares en Italia en ese momento), pero una a enfermedad le impidió continuar, vendió la historia a Carlo Ponti, quien se la entregó a Fellini, este lo retocó con la ayuda de sus guionistas de cámara Tullio Pinelli y Ennio Flaiano (con los que coescribió (“La Strada”, “Las Noches de Cabiria”, “La Dolce Vita” o “Fellini 8½”). Teniendo ya marcas de lo que luego será su cine más maduro, como es uno de sus leit motive la mezcla entre la realidad y las ensoñaciones, de cómo las personas anhelamos que la fantasía nos saque de nuestra ordinaria existencia. También aborda como la inocencia choca en muchas ocasiones con la corrupción moral, y esto puede provocar tragedias. Asimismo critica con mordacidad inteligente la institución del matrimonio, jugando con los estereotipos. Y todo esto Fellini lo hace con un sentido del humor encantador, no se posiciona, ni juzga, trata al espectador de adulto. Este es el film preferido de Orson Welles de Fellini. Woody Allen tomo mucho de esta película para "La rosa púrpura de El Cairo", por lo de la mujer buscando en lo idealizado una válvula de escape a su vida vacía, y sobre cuasi-plagio el argumento en uno de sus cortos de la película “A Roma con amor”. El personaje del Jeque Blanco dio a conocer a Alberto Sordi, cuya carrera despegaría con su papel en I Vitelloni ("Los inútiles") en 1953. Aparece brevemente como la prostituta Cabiria, Giulietta Masina, que volvería más tarde a este papel en “Las Noches de Cabiria” (1957). Su breve escena inspiró a Fellini a escribir el guión y también convenció a los productores de que Giulietta estaba lista para el papel principal. Primera de unas numerosas colaboraciones de Fellini con el músico Nino Rota.

Dos jóvenes recién casados de una ciudad de provincias, Wanda (Brunella Bovo) e Ivan Cavalli (Leopoldo Trieste), llegan a Roma para su luna de miel. Wanda está obsesionada con el "Jeque Blanco" (Alberto Sordi), un héroe al estilo Rudolph Valentino de una tira de fotos de telenovela y se escabulle para encontrarlo, dejando a su marido histérico mientras intenta ocultar la desaparición de su esposa de sus parientes que esperan ir con ellos a visitar al Papa.

Comedia con buenos picos de humor, pero todo envuelto en una pátina de patetismo, fruto de unos personajes perdedores, pobres almas. Teje dos tramas paralelas en las que las circunstancias de uno y otro de la pareja surcará por diferentes situaciones catárquicas. Wanda es una soñadora romántica que vive obsesionada por una imagen idealizada, la del jeque Blanco, como le dice al editor, "espero toda la semana a que llegue mi número de su revista... Ahí es cuando comienza mi vida real", en esta fantasía paralela ella es Dolly apasionada (como firma sus cartas de admiradora). Pero que cuando descubre que hay tras esa foto se dará de bruces con el axioma, ‘Ten cuidado con lo que deseas, lo puedes alcanzar’. Sufrirá un arco de desarrollo que le hará dar de bruces con la realidad de este mundo. Brunella Bovo encarna a Wanda destilando naturalidad, ternura, ilusión, inocencia, entusiasmo, excitada y al final… (No quiero spoilear), muy buena. Nos hace sentir mucha empatía por su idealismo; Su marido es Ivan un tipo chapado a la antigua, un pragmático católico, recién casado va de Luna de Miel de su pueblo a Roma. Donde tiene planeado al milímetro los dos días en la capital italiana, presentar a su mujer a su familia romana, y visitar al Papa en el Vaticano. Pero su esposa le hace un quiebro y desaparece dejándolo compuesto y sin novia (nunca mejor dicho), apremiado por la vergüenza pone excusas a su familia por la no presencia de ella visitando Roma. A medida que pasan las horas el marido se ve presa de una profunda depresión. Leopoldo Trieste lo encarna de modo vibrante, con unos ojos saltones que parecen salirse de sus órbitas ante su desesperación, con mucho de actuación silente en su gestualidad, ejemplo es la escena en que es arrastrado por una banda de música y pierde el sombrero. Su expresividad es sensacional emitiendo ser arrastrado por las circunstancias al abismo donde en el clímax descubrirá otro tipo de mujeres a las que no está acostumbrado. Trieste era un dramaturgo que no se consideraba un actor, audicionó a regañadientes para Fellini. Durante la audición, Fellini le pidió que compusiera un soneto que el personaje principal le habría escrito a su esposa. El poema que comienza "Ella es graciosa, dulce y pequeña..." fue incluido en la película.

Alberto Sordi como Rivoli, el actor que da vida en el fumetti al Jeque Blanco, brillante actuación destilando un halo perverso entre sus ganas de aunar ante Dolly Apasionada el tipo glamuroso que ella cree, y su lujuriosa personalidad latente, un engatusador de apariencia de autosuficiente y seguridad en sí mismo que encuentra la horma de su zapato en su esposa, dejando claro que el tipo en realidad es un calzonazos patético; Hay una breve aparición de Giulietta Masina, la esposa de Fellini, como encantadora prostituta llamada Cabiria, una trabajadora de la noche de buen corazón que intenta animar en sus horas más bajas a Ivan, aunque no es ella la que se lo lleva al ‘huerto’, rol en el que Fellini vio potencial, tanto cuatro años después protagonizó “Noches de Cabiria”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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13 de febrero de 2020
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una pareja de recién casados viaja a Roma para asistir a una audiencia con el Papa. Apenas llegar, ella se ausentará a escondidas con intención de conocer a su ídolo, el protagonista de la fotonovela ‘El jeque blanco’.

La primera película de Federico Fellini en solitario es una comedia sentimental muy bien construida, donde ya se aprecian algunos elementos circenses y surrealistas tan del gusto del director, quien, mediante un tono agridulce, satiriza sobre las convenciones sociales y las falsas apariencias. El gran Alberto Sordi encarnó al jeque titular, mientras que Giulietta Masina, esposa de Fellini, presentaba al personaje de prostituta de buen corazón que años después desarrollaría en “Las noches de Cabiria”. Nino Rota compuso la partitura.



“La vida verdadera es la de los sueños, pero a veces los sueños son una sima fatal.”
CINECLUB
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