Last Words

A través del objetivo de una cámara cinematográfica y de la inocencia e ignorancia de su protagonista, interpretado por el actor novel Kalipha Touray quien derrocha ternura y fortaleza por partes iguales, nos adentraremos en un árido mundo postapocaliptico. Este debut en la gran pantalla no podría estar mejor escoltado que con la compañía de ilustres veteranos como Nolte, Rampling o Skarsgård, quienes aportan su talento para otorgarle un necesario empaque al trascendental mensaje de la película.

Grandes e impactantes escenarios naturales complementan una historia calmada, sin acción ni giros dramáticos, que ha sido rodada de un tambaleante modo, lo cual no impide que logre dejar huella y dé mucho que pensar, sobre todo en los tiempos que corren.

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Y un homenaje al cine... pese a todo, a través de la cámara improvisada con que uno de los últimos descendientes sobre la tierra tratará de irlos filmando... Pero también lo amenizan fragmentos con Buster Keaton, Joel McCrea -y ese epílogo maravilloso de "Los viajes de Sullivan"-, Magnani, Metrópolis, etc, e incluso un guiño musical final más que desenfadado. Pero no nos engañemos porque la historia es dura, con tres veteranos al frente más el joven protagonista en torno a esos últimos mundos donde planean frases tan rotundas como éstas: "Cuando te acercas a la muerte nada importan las chorradas" o "Ser viejo es irte desmoronando"... La narración puede resultar desigual pero es valiente en el fondo y audaz su planteamiento: eso sí para espíritus estoicos o, cuando menos, bizarros.

Decepcionante película la que dirige Jonathan Nossiter, la cual tenía ganas de ver pero que es un cine muy personal y especial que no ha conseguido llegarme.

El autor nos describe una sociedad en la que el mundo como lo conocemos hasta ahora ha desaparecido, es verano de 2086 y la tierra se ha convertido en un planeta inhóspito y peligroso, un lugar postapocalíptico donde sólo unos pocos han sobrevivido a duras penas.

Cuenta Nossiter con la presencia de unos maravillosos actores veteranos que sacan a flote este trabajo con su maestría a la hora de interpretar. Ellos son Nick Nolte, Stellan Skarsgard y Charlotte Rampling, acompañados de una interesante actriz italiana, Alba Rohrwacher, y un debutante en esto de la interpretación llamado Kalipha Touray que se come la pantalla cada vez que sale con sus inmensos ojos y su bella sonrisa. Ellos son lo mejor, sin duda, de una película que, a veces, resulta hasta desagradable.
No apta para todos lo paladares.
Un saludo,
Tess