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Somewhere

Drama. Comedia Johnny Marco (Stephen Dorff) es un actor de gran éxito cuya vida de excesos y lujo cambia por completo cuando, sin previo aviso, se presenta su hija de once años (Elle Fanning), fruto de un matrimonio fracasado. Johnny es una estrella de cine que vive en un lujoso hotel de Hollywood, conduce un ferrari y sale con bellas mujeres sin comprometerse con ninguna. (FILMAFFINITY)
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Críticas 104
Críticas ordenadas por utilidad
2 de octubre de 2011
83 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sólo el momento personal de cada uno influye en su recepción hacia una película: es también el ánimo social, la convulsión política y económica lo que hace que una determinada temática sea mejor o peor recibida. Así pues, en medio de la tempestad de deshaucios, quiebras, ruinas y despidos que nos está cayendo encima, una película sobre el hastío vital de un actor multimillonario de Hollywood puede sentirse así, por lo de pronto, como una broma de mal gusto.

La explicación hay que hallarla en el solipsismo artístico de Sofia Coppola, directora que incluso con una tercera guerra mundial a su alrededor, seguiría preocupándose de la gente pija que se aburre, lo cual muestra a una cineasta totalmente concentrada en el apasionante universo de su ombligo y de todo aquel que posea un ombligo afín al suyo y de momento incapaz de ir mucho más allá.

Hablar de "Somewhere" es hablar, por ejemplo, de aquella canción de los Beatles que rezaba "it's a real nowhere man/sitting in his nowhere land/ making all his nowhere plans for nobody". Stephen Dorff, el antiguo niño bonito reciclado en el estrellato de bajo perfil parece la elección más obvia para este hombre de ninguna parte que tiene todo lo que cualquier habitante medio del planeta tierra pudiera creer que necesita: dinero, sexo y posibilidades a espuertas. Pero se aburre, su vida no tiene sentido, no hay objetivos ni inquietudes, está solo o mal acompañado y lo único que le saca de este marasmo existencial es su hija Cleo, a la que ve de tanto en tanto.

La cuestión no es ¿nos importa el personaje? ¿Nos importa que viva o que muera, que se muera de asco o se acueste con tres o con cincuenta? ¿Nos importa la relación que tiene con su hija?. La cuestión es: ¿se importa el personaje a sí mismo? La respuesta es no. Entonces ¿porque deberíamos nosotros preocuparnos por él y de su aburrimiento existencial?. ¿No debería ser él quien se preocupe por nosotros, que tenemos problemas mucho más urgentes que resolver?

Partiendo de esta base y aun reconociéndole a Sofia el acierto de prescindir de los anuncios de compresas que caracterizaron anteriores trabajos, se puede decir que "Somewhere" es el trabajo de una artista que tiene más de fotógrafa del instante íntimo que de verdadera y completa cineasta. Quizás debería hacerse con una Nikon, dedicarse a exponer en el FOAM y dejar lo de dirigir para cuando tenga algo de qué hablar.
Neathara
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8 de enero de 2011
71 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son muchas las voces que aseguran que Sofia Coppola ha conseguido llegar donde está por el simple hecho de ser hija del realizador de "El Padrino". Yo lo creía, cuando hace unos años pude ver "Lost in Translation" y me aburrí como una ostra con un relato en el que una rubia pelín anormal y el señor Murray, infra-actuando y poniendo cara de asco, se iban de karaokes por una Tokio de postal. Pero aquella película tenía algo digno de agradecer: era diferente. Intentaba transmitir sensaciones que otras obras esquivaban. Volví a verla recientemente y la cosa cambió. El tedio desapareció y surgió el milagro. De pronto me interesaba lo que me estaban contando. Sofia Coppola ya no era "la hija de su padre", sino una realizadora a tener en cuenta. Un visionado de "Las vírgenes suicidas" y de la infravalorada "Maria Antonieta" confirmaban mis sospechas: "Somewhere", ganadora en Venecia del León de Oro, iba a ser una de las mejores películas de su año: 2010.

Como el resto de trabajos de Sofía, en "Somewhere" se nos cuenta la historia de un ser inadaptado, que no encaja y que convive consigo mismo en una prisión en compañía de la soledad. Sólo la inclusión de alguien más en su vida va a hacerle cambiar. Es curioso porque en "Lost in Translation" Murray y Scarlett estaban rodeados, pero era en esos momentos de intimidad donde localizaban los verdaderos vínculos. En "Maria Antonieta" la cosa era diferente: una niñata mimada terminaba aceptando deberes que se escapaban a su comprensión. Aquí la historia sigue a un actor que, de repente, ve como su día a día cambia con la presencia de su hija en su vida. Stephen Dorff, uno de los mejores actores de su generación, y también uno de los más desaprovechados, da vida a este personaje con una facilidad pasmosa. No sorprende: su situación bien podría dar para más de un paralelismo con la carrera del actor, que por cierto interpretó al último gran vampiro que ha dado el cine, Deacon Frost. Elle Fanning, hermanísima de Dakota, hace un buen papel como hija de Dorff.

El problema de "Somewhere" es que es de Sofia Coppola. Y es un problema porque es fácil que el orgullo de cada uno, y los prejuicios, acaben empañando un trabajo que dista de ser memorable pero que verdaderamente tiene alma y voz. Es diferente, consciente de su condición de película íntima, pequeña. Dicen por ahí que es un "monumento a la nada". Agradecería que alguien me diese ejemplos de "templos al algo"; vamos, que si esto no es cine, espero ansioso que alguien me muestre su antítesis: el Cine. Independiente e intimista, Sofia Coppola vuelve a acertar con un film de calidad que establece paralelismos con otras obras del circuito no comercial (con "The Brown Bunny", por ejemplo), pero sólo a modo de modelo conceptual y no como base total. Merece la pena.
Caith_Sith
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20 de octubre de 2011
35 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
El personaje y su feeling, presentación en dos escenas: un pequeño Ferrari da vueltas y vueltas en un circuito monótono, sin más; luego, el conductor está apático en el dormitorio ante dos gemelas rubias que hacen para él un esforzado número erótico, sin que se le levante el ánimo.

Gafas negras, tabaco, alcohol (señalado con insistencia), cabeza despeinada…

Unos cuantos minutos para pintar la abulia, hasta el primer fundido a negro (habrá otro más para abrir el último tercio, cuando empieza la reacción), al aparecer la hija quien, por contraste, pone de relieve la vida lamentable del actor.

Una vida hecha de sarcasmos mascullados entre sonrisas falsas en las sesiones de fotos, patéticas ruedas de prensa donde se exhibe el déficit neuronal, interminables sesiones de maquillaje (sesión que origina una potente imagen de fantasma), noches en blanco ante la TV, escarceos con fáciles vecinas de pasillo en los hoteles, partidos de tenis wii, entregas de premios ridículos…


Con lenguaje nada obvio, ni tampoco extravagante, Sofia Coppola cuenta la deslucida vida del actor entre bastidores, fuera de los focos, en la sombra; nunca en pleno rodaje, interpretando, grabando lo que se ve en las pantallas del éxito. No se muestra su imagen “oficial”, la versión celuloide, sino la persona sórdida y aturdida que sirve de base.

Para Stephen Dorff es un encargo difícil: va a ser filmado como un espécimen, sin encanto, no debe brillar. Y consigue la mirada vacía. En una secuencia crucial, esa mirada vacía se va llenando de interés al descubrir en la danza de la hija algo inexistente en su vida: armonía, belleza, arte.


El enfoque de Sofia Coppola, templado y distante, genera una atmósfera original para la historia. Una historia que, por otra parte, se articula más bien poco, muy ceñida al protagonista, J. Marco, de quien apenas se despega. Y aunque Dorff interpreta muy bien a su personaje, igual que la actriz preadolescente que representa a su hija, a veces la carga resulta excesiva y la película roza la simpleza, como sucede en el final (demasiado abstracto en su simetrizar el argumento para abrirlo) a base de coches que van con o sin dirección, a ninguna parte o a alguna (‘somewhere’) así, en general.

Aunque falte el gran aliento global de “Lost in Translation”, lo notable son los momentos concretos, de realidad visual y silenciosa.
Se pueden esperar, porque abundan como para quedarse con unos cuantos.
Archilupo
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1 de octubre de 2011
31 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algunas conclusiones respecto a la filmografía de Sofía Coppola:

* En todos sus filmes está presente la soledad existencial por parte de sus protagonistas. Se nos muestran infelices, incapaces de complementarse ante un entorno que les es completamente ajeno. Las razones se nos muestran complejas, huyendo de trivialidades (como el dinero por ejemplo) enalteciendo y haciendo énfasis a la condición de nuestra especie en términos que podría interpretar como más filosóficos (aunque aquí sí en el sentido más digerible y “light” del término).

* Esa manera moderna y hasta cierto punto con ínfulas de transgresión de hacer su cine. Todo es producto de la mente egocéntrica de Sofi, que no critico, al contrario, me parece una manera inmejorable de mostrarnos su mundo. Sus obsesiones. La manera en cómo fue aprendiendo de la vida. Ese encaprichamiento indie, ese berrinche por las minorías. Pero sabe como contarlo. Su técnica es sublime y poco importa si vemos tenis de marca, cameos de grupos alternativos o música “fashion” y de culto de por medio. Estéticamente hablando es monumental y poco o nada se le puede reprochar.

* El gusto por el toque sutil. Por el extraño toque con que dota a sus personajes. Por la aparente “nadería” que parece transcurrir durante el metraje cuando todo es captado y transmitido a base de detalles, de miradas y silencios. De emociones en base ya sea a los personajes, el lugar o el sonido que percibimos. (*)

* Por último, ese fantasma que persigue a Coppola por la tragedia. Romántica por naturaleza. Y se ve presente en cada uno de sus obras. A mayor o menor medida. Pero en su resolución es algo que impera (esto no quiere decir que por ley todo termine cual “Romeo y Julieta” de Shakespare) y lo sabe transmitir.

“La soledad del éxito” como bien ya apuntó un crítico, querida Coppola
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El_Chacal_Beat
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25 de septiembre de 2012
33 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cristiano está triste. Qué le pasa a Cristiano? Éste ha sido el mantra nacional de las últimas semanas en todos los medios desde que Cristiano Ronaldo metió un gol y no pegó ni un miserable bote para celebrarlo. Entonces le preguntaron y dijo que no celebraba los goles porque "estaba triste". Como es de imaginar, elucubraciones mil: triste por qué????? Triste porque la afición no lo mima? Porque no lo mima el club? Porque no le pagan lo que se merece? Porque le apena hacer la declaración de la renta? Porque su novia Irina Shayk está hecha un adefesio cuando se levanta? Por qué estará este muchacho tan triste? Pues bien, Sofia Coppola viene a explicarnos cómo va esto de la pesadumbre de los ricos.

Stephen Dorff se ducha con el brazo en alto porque está escayolado; Dorff nada en su piscina; Dorff se duerme viendo a dos strippers bailar en su dormitorio; Dorff conduce su Ferrari; Dorff se ducha con el brazo en alto; Dorff mira a una vecina que le enseña las tetas; Dorff conduce su Ferrari; Dorff mira los mensajes de su móvil; Dorff se ducha con el brazo en alto; Dorff mira patinar a su hija; Dorff cena spaguettis; Dorff mira a las dos strippers bailar; Dorff toma un whisky en su terraza; Dorff mira por la ventana; Dorff se ducha con el brazo en alto; Dorff deja que una chica le firme en la escayola... En definitiva... Dorff está triste, qué tendrá Dorff?

No, no voy a hacer demagogia barata como sí la hace Coppola Jr. Sé perfectamente que los ricos también lloran y sufren y se deprimen. También sé que muchas estrellas del cine y la música son alcohólicas y/o drogadictas y que sus vidas no son tan maravillosas como nos podríamos imaginar. Vale, lo sé. Pero como lo sé, tía, cuéntame algo que no sepa. Cuéntame, por ejemplo, qué coño les pasa. Cuéntame por qué, teniéndolo todo, se sienten tan vacíos y tan fatal. Intenta hacer que yo, simple mortal que flipa nadando en una piscina cuando hace calor, comprenda por qué esta gente se siente tan triste.

Conste que lo quiero comprender. Que quiero solidarizarme con ellos, y si hace falta, apadrinar a alguno. Apadrino una estrella y le mando una postal en Navidad, igual consigo que sean algo más felices y se sientan menos desgraciados y menos solos. No sé, qué podría hacer por ellos? Veo sus películas, los admiro cuando pasan por las alfombras de colores, copio sus estilismos y sus peinados, sigo atentamente sus vidas, miro cómo son sus casas cuando las enseñan en el Hola... Qué mas quieren que haga? Por mí que no quede; yo por que sean felices, oye, lo que sea.
Talía666
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