La caliente niña Julieta

Normalmente suelo ser muy condescendiente con las películas eróticas "malas". Parto de la hipótesis de que están ahí para enseñar dos culos, cuatro tetas y un par de felpudos, con las que el personal de rienda suelta a su onanismo. Pero lo que no soporto es que la trama sea tan estúpida que no deje disfrutar de esos momentos de cuerpos jóvenes y esbeltos.

Éste es el caso que nos ocupa. El guión es tan sumamente absurdo, los enredos tan artificiosos, los personajes tan grotescos, los diálogos tan rebuscados, que no dejan disfrutar lo que uno viene a ver: tías despelotadas.

Una película totalmente prescindible, incluso dentro del género, que hace que las de Esteso y Pajares y las de Jesús Franco parezcan hasta buenas en comparación.

La caliente niña Julieta (1981) es una típica película de Iquino, con su humor habitual que en casi nada difiere de sus comedias de los años 40 y 50. Pero en los años 80 él ya podría tener en sus historias a chicas desnudas guapísimas en orgías lesbicas, su fetiche predilecto. Y Iquino lo hace muy bien. Esa película es muy divertida y excitante. Andrea Albani es la actriz más guapa de España en ese período y su actuación es muy buena. En esa misma década ella haría otras buenas películas de otros géneros, como las dos partes de "El Pico" de Eloy de la Iglesia y "Hector, El Estigma del Miedo", lo que comproba su talento.
En las comedias eróticas de Iquino, las chicas siempre son bisexuales, pero con una notable preferencia por su sexo.

"La caliente niña Julieta" es considerada la mejor película erótica realizada en lo que se llamó "Cine Destape", movimiento surgido en el cine español después del final de la censura en el país, que existió hasta la muerte del dictador fascista Francisco Franco en 1975. El prolífico director Ignacio F. Iquino (1910-1994) comenzó su carrera aún en 1930, y fue muy bien en muchos géneros diferentes de cine: de la comedia de costumbres al cine de melodramas, de lo religioso a los spaghetti westerns. Tal vez él fue el único cineasta español que ha tenido una carrera tan larga (de cinco décadas en el negocio) con películas populares, de mucho éxito en taquilla.
Iquino, que se jactaba de saber exactamente lo que el público quería, se incorporó al cine erótico en la década de 1970, realizando éxitos de taquilla como "Emmanuelle y Carol "(1978), "Los Violadores del amanecer"(1978) y "Podrías con cinco chicas a la vez?" (1979). En la década siguiente continuó explorando el género, dirigiendo algunas de las mejores películas eróticas y de mayor éxito de la década, como "Jóvenes amiguitas buscan placer (1982) y
"Esas chicas tan pu ..." (1982).
En "La caliente niña Julieta", como en otras películas, Iquino mostró su predilección por el lesbianismo. El comportamiento de sus personajes muestra bien eso. Con los hombres, ellas se muestran lejos y desinteresadas, siempre en busca de los regalos y los cheques de alto valor de ellos. Con las mujeres, ellas son atenciosas y llenas de cariño, siempre buscando el mejor momento para hacer el amor. Dos escenas ilustran muy bien lo que fue dito. A principios de la película, cuando Pierre está haciendo una felación a Silvia, esta no parece sentir nada, distraída y entumecida, piensando, quizás, en los regalos que recibió de su amante, y sólo regresa a si cuando nota que él está aburrido con su comportamiento. Ya en otra escena, cuando Mario, pasando por el afeminado propietario de la tienda de ropa de mujer, llama por teléfono a Julieta (Andrea Albani) para decirle que el visón que ella tanto desea la espera en la tienda, esta no le dá atención porque Rita, su amiga y amante, la acaricia y la besa. Julieta llega incluso a dejar caer el teléfono y queda en la cama con su amante, lo que hace Mario piensar que hay un defecto en la línea telefónica. Con esta escena podremos ver que lo que importa a los personajes femeninos de Iquino es el amor entre ellas, estando por encima, incluso, de los intereses materiales.

Malísima película erótica española, de esa que poblaron el subgénero (en todos los sentidos) del soft-core, que intentaba emular en algunos sentidos al cine pornográfico, pero sin escenas íntimas reales.

Se trata de uno de los títulos que se suelen poner como ejemplo de la "imaginación" de los productores de la época para titular estos filmes de modo que simplemente leyéndolos fueran en masa. Los otros dos más conocidos son "El fontanero, su mujer y otras cosas que meter", y "En busca del polvo perdido". Aunque existen muchas más, sobre todo en Italia.

Aquí el desconcierto es mayúsculo, con un guión pésimo, criminales interpretaciones y una inexistente realización de Ignacio F. Iquino, que pasó de promesa del cine español, a destajista de turno en el peor cine que se recuerda.

Ni siquiera el haberse rodado en lugares tan preciosos como Lloret de Mar la salvan del tedio, aburrimiento sin límites y cutrez extrema (a pesar de las transparencias que lucen las marchosas actrices).

Muy mala, no se debe recomendar ni a los peores enemigos que uno/o tenga.

El final, de juzgado de guardia.

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