Malabar Princess

Malabar Princess es la primera película del productor Gilles Legrand (productor de entre otra de Ridicule o La Viuda de St. Pierre). Digo esto porque esta película se nota mucho que esta realizada por un productor en vez de un director. Está bien hecha, bien ambientada y correctamente dirigida tanto en lo técnico como en lo interpretativo. Pero nada más. Para ser una película que toca lo emotivo es bastante fría y las escenas se suceden sin que te enganchen en ningún momento. Pero ese no es el más grave error de la historia. Al parecer, las dos historias que narra la película (la busqueda de la madre y el accidente del avión Malabar Princess) están relacionadas. Eso se da a entender desde el principio. Sin embargo, lo debe entender el espectador ya que Legrand toma las dos historias de forma tan paralela que en verdad parecen totalmente inconexas. Incluso cuando llegamos al final te preguntas el por qué de la actitud de ciertos personajes.

Peli para pasar la tarde y para los fanáticos de los alpes. Poco más.

Lo que veo yo es una película bonita por el paisaje. Sólo por eso, hice bien en verla. La interpretación es buena: la de los chavales es aceptable. Michele Laroque no me decepciona. Todas las películas en las que la vi es gran actriz. A Jacques Villeret se le suele ver en un papel más cómico que en ésta. Aquí funciona bien de abuelo que ha perdido a una hija.

La historia es que se vuelve al lugar fatídico donde, hace cinco años, un padre perdió a su mujer. Este hombre, obligado por su trabajo, tiene que dejar una temporada al hijo con el abuelo en una cabaña cerca de donde pasa el tren donde trabaja éste. El pueblo está unos km. más abajo y tienen que apuntar al niño en la única escuela que hay. El chaval parece que es disléxico, y además insiste en que su madre sobrevivió cinco años atrás entre las grietas del glaciar en el que estuvo con el padre. Me pareció curioso porque hacen referencia a "Tintín en el Tíbet" y quien conoce las historias de este personaje, en esta en concreto, se narra un rescate imposible por encontrar a un amigo chino del joven periodista porque éste soñó con él en un hotel. Entonces inicia el encuentro entre bastante escepticismo entre la gente porque varias expediciones no pudieron hallar posibilidad alguna de vida en el accidente de avión en el corazón del Himalaya. El chaval protagonista de esta película, se empecina en volver al lugar de la grieta donde dejó la vida la madre. El helicóptero, el medio más fácil para llegar, le cuesta al muchacho 2.000 €. Se une el sobrino de un amigo del abuelo, que también está muy interesado en reunir las piezas del avión indio Malabar Princess 50 años atrás.

Se ve con gusto, además el paisaje, me "pierde".

He visto la película y me gustó, tiene mucho sentido del humor, no la podría definir como un peliculón pero es entretenida. Y aunque la película el tema se supone que es emotiva y el director no consigue que sea así es merecedora de ver...a veces cansa tanto dramatismo y más cuando el protagonista es un niño. Está bien que hagan una historia de un niño y que haya humor dentro de la desgracia. La recomiendo.

Disculpemos a Gilles Legrand porque está haciendo sus primeros pinitos en el cine, pero si quiere que se le preste más atención en adelante, deberá aprender a ponerle algo de sal y ajo a sus cocimientos cinematográficos. Pues esta película es un huevo sin condimentar: sósa la historia, sosa la maestra, soso el padre y sosísimo el niño obsesionado por la pérdida de su madre.

Con unos parajes tan bellos como fondo, es casi un pecado fabricar un filme tan insípido e insuficiente.

Entrtenida película que nos acerca la problemática de una familia concentrando la atención en la peripecia de un niño, sin caer por ello en golpes bajos ni tampoco en frivolidades.
La conclusión más interesante de la película es percibir cuánto más sana es la vida en el campo, en una comunidad pequeña y cabría preguntarse si los avances en la economía global nos han hecho más felices a los citadinos o solo ha llenado los bolsillos de algunos a costa de nuestra enajenación.