Los años oscuros

Me animo a escribir este comentario al constatar que ningún miembro lo ha hecho todavía y ver la peli en la 2. Me asombra que no haya ninguna reseña de la misma, pues está bien producida, tiene excelente fotografía y acerca al espectador a los años duros de posguerra a través de la mirada de una niña poco querida en su familia y criada en el ambiente represivo típico de aquella época.
Si una palabra define a esta peli es "sensibilidad". Esta filmada con una exquisita sensibilidad y trasmite muy bien la pesadez y el ahogo de aquellos terribles años. En un lugar, además, poco proclive a mostrar las emociones, como Euskadi.
Su acercamiento recuerda a otras grandes obras del cine español como El Sur de Victor Erice. Muy buena la ambientación. Poco diálogo, muchos silencios bien elegidos. Miradas.
Se echa de menos que ahonde más en la parte política, que toca de refilón y que solo trate la represión (que se apunta en cuanto a la lengua y la educación) sutilmente, sin apuntar al franquismo.
En resumen, buen retrato de la época (principio de los años 50), emocionante reflejo de las percepciones de una niña que crece en soledad.

Sensible película española, con indudable y total idiosincrasia vasca, que en su día casi nadie vio, pues a pesar de las buenas críticas que cosechó en el Festival Internacional de Cine de Donostia de aquel año, tan sólo estuvo en cartel dos semanas en Madrid. Y de nuevo la pusieron francamente bien, pero la retiraron... hasta prácticamente hoy, día en la que la he visto por TV2 (rescatadora de joyas y joyitas como esta).
No, no es que sea una obra maestra. Es sencilla y modesta en planteamientos, industria y resolución, pero está llena de estimables hallazgos que la distinguen de otras películas españolas del momento.
Es veraz y creíble, narrando de forma clara y concisa una historia de soledad y represión, en una época convulsa, donde en Euskadi ciertas libertades estaban sojuzgadas, como el poder usar la lengua vasca, el euskera, o manifestarse en pos de libertades de prensa, manifestación, etc.
El mundo de la protagonista, una niña de ocho años, reprimida y falta de cariño en su hogar, pero que junto a sus amigas se siente libre y feliz, con ayuda del cine, los tebeos, los cromos y los caramelos, entre otras cosas.
Fue el primer largometraje que dirigió, de forma emotiva, Arantxa Lazkano... y el último, siendo nominada al Goya a la Mejor Realizadora Novel.
Tiene momentos de bellísima plasticidad en la puesta en escena, como las escenas con el gran árbol y momentos entrañables como la relación de amistad y respeto entre la protagonista y el gran y siempre recordado José Lizaso, o las sesiones de cine.
Imperfecta y discontinua a veces, pero lleno de cariño, que mereció mejor suerte en su día, sin duda.

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Una estampa de los años 50 en un pueblo, Zumaia, del País Vasco y de una familia a través de una niña cuyos padres pasan de ella más que de comer alfalfa.
Alrededor de ella nos damos cuenta, casi de refilón, de los primeros conatos de independencia, las primeras papeletas subversivas, aunque lo que más marcado queda es las ganas de vivir y de divertirse de una niña que en su casa es un 0 a la izquierda, el colegio es una imposición y la calle, la playa, el malecón y sus amigas son su ilusión. Itziar tiene que irse interna por expreso deseo de sus padres fuera de su tierra, y porque, suena a excusa, debe curar una enfermedad.
El final de la película nos enseña el regreso de la niña, 8 años después, vuelta que, obviamente, ya no es lo mismo. Es un final mediocre y muy escueto. Nos deja un poco fríos. Un 6.