Salvados por la campana (Serie de TV)

Un instituto. Un director. Tres chavalotes y tres chavalotas. ¿Simple, no?; pues no. Cuando las cosas se hacen bien no hay simplezas; hay talento descontrolado. Salvados por la campana andaba sobrado de talento. Y lo hacía con pequeñas idioteces.

En un capítulo el grupo de jóvenes se pelearon entre ellos y cada uno de los bandos sacó a concurso una idea de ventas. Los del bando de Zack Morris idearon las "pulseras del amor" creo que era. Esto consistía en dos pulseras unidas entre ellas para que los tortolitos que lo deseasen no se separasen en ningún momento. El instituto entero las compraron.
A los pocos días, el grupo de Slater ideó "el brazalete de la amistad". Incluso, curiosamente, en el mismo instituto montaron una campaña publicitaria en el que bailaba junto a Jessie con los brazaletes adornando los brazos. Al acabar con el espectáculo él decía con un tono de respiración envidiable tras un alto esfuerzo;

- Brazalete de la amistad.

Ella añadía:

- Por una amistad sincera.

A los dos segundos se veía un plano de los pasillos del instituto con todos los chavales caminando con su brazalete del brazo.

No me digan que este tipo de episodio no tiene su gracia. Aunque no se si es exactamente como lo he contado. Hace ya mucho tiempo de esto.


Eso sí. Screech me caía como una patada en los testículos. Se suponía que era el personaje gracioso. Pero los guionistas lo moldearon pasando a convertirse en el ser más irreal e idiota de la historia de las teleseries. Y el careto que tenía no ayudaba mucho a disminuir mi ira al verlo en pantalla.

Gran serie. Quiero más Salvados por la campana y menos Hospital central.


Series tontas con un 8 (vol.1) en Menudo es mi padre.
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Recuerdo haber visto hasta la saciedad esta serie, cuando tenía doce o trece años. No tendría grandes guiones ni maravillosos actores, pero yo me enamoré de ellos. Conseguían divertirme y entretenerme, y en ese momento cuando me ponía delante de la tele no esperaba más. El formato y los personajes fueron imitados tanto en series americanas como españolas, pero no consiguieron ni aproximarse a la original. No volvería a ver una nueva temporada, pero en aquel momento fue un gran acierto.

Por cierto, las últimas temporadas en la universidad y los telefilmes: prescindibles.

Lo primero que recuerdo de esta serie es la heladería desfasada y multicolor en que se reunían los protagonistas. Luege me viene a la memoria el puteado director del instituto (el gran Dennis Haskins), Screech en traje de luchador americano, Zach Morris hablando a la cámara delante de un poster de Tiffani-Amber Thiessen y Slater llamándole cada tres minutos pimpollo. Son recuerdos simpáticos, aunque la serie fuera una puta mierda pinchada en un palo. En un capítulo incluso se fueron a una mansión siniestra a jugar al Cluedo, algo muy surrealista y tontorrón.

Pese a todo, y pese a que un capítulo podía girar por completo en torno a los remordimientos de Zach por haber copiado en un examen (algo muy triste), era una serie con encanto que seguro que los de mi generación (la de los veintipocos) recuerda con cariño. Moralista e infantil, pero carismática y entrañable a su manera, igual que California Dreams y otras del mismo palo.

Luego Mark Paul Gosselaar acabó haciendo de violador en un telefilm de tercera, a Dustin "Screech" Diamond lo pillaron en un vídeo porno casero montándoselo con un par de pibones (tirad de emule), la Thiessen y la Berkley llegaron a trabajar con Woody Allen (incluso la segunda con Verhoeven), pero era sólo un espejismo y ahora sólo las podemos encontrar en subproductos que suelen ir a parar directamente a los videoclubes. Al resto se los debió tragar un agujero negro.

Me parecìa una serie buena cuando tenìa 4 años y la inocencia no te deja ver màs allà de tus ojos pero cuando eres un poquito màs grande te das cuenta de la poca originalidad y la falta de realismo de la serie.
Las cosas que enseña (que de otra forma son educativas) son mostradas sin jugo y sin trama creìble.

Si fuera solamente por lo que es la serie en sí, probablemente la debería calificar con un par de puntos más. Sin embargo, como he puesto al comienzo de mi crítica, con esta serie no puedo ser objetivo. Ello se debe a que por culpa de "Salvados por la campana", tuve que aguantar el apodo de "Scrich" durante gran parte de mi infancia, y todo por tener el pelo como éste personaje. Aunque a día de hoy me acuerdo y me lo tomo con humor, esta es mi pequeña y particular venganza, jeje.