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Quarry (Serie de TV)

Serie de TV. Drama Serie de TV (2016). 8 episodios. Un francotirador de los Marines de los EEUU regresa de la Guerra de Vietnam en 1973. Al volver a casa se encontrará con el rechazo de sus seres queridos y demonizado por la opinión pública. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
9 de octubre de 2016
20 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El canal pequeño o el hermano menor del cable de la todopoderosa HBO: es Cinemax. Algunos puristas lo consideran el canal satélite y uno de los más atrevidos de la competencia de las empresas de entretenimiento tecnológico. No es la primera ocasión que este canal vuelve a las andadas con sus devaneos de atípicos antihéroes solitarios y adictivos diseñados —ex profeso— para una fidelizada platea. Su última ficción; Quarry se deja querer por los conflictos externos e internos del mundo más Pulp. Tal como ocurría en The Knick con el Dr. John Thackeray o en la divertida, y, taquicárdica Banshee con el atribulado sheriff/ladrón, Lucas Hood. Apenas hace unos meses volvió su nueva apuesta por el terror Outcast —del rey de los zombis R. Kirkman— y de nuevo, con un protagonista angustiado y obcecado; Kyle Barnes. Todos ellos pulidos por el mismo perfil: preparados para realizar grandes hazañas por su propia fuerza y orgullo. Eso sí, pagando un alto precio por el ejercicio de esas acciones. Quarry se basa en la serie de novelas criminales —con el mejor sazonado— de la esencia pulp: violencia, sexo y acción de una gran obra, del siempre prolífico, Max Allan Collins. MAC es uno de los mejores escritores de novela negra del mundo (ha publicado más de un centenar de textos, muchos de ellos bestsellers) les sonará a todos aquellos, que vieron Camino a la perdición —obra de culto— llevada a la gran pantalla por Sam Mendes. Quarry ha sido reescrita por los guionistas Michael D. Fuller y Graham Gordy (forjados en la fragua de la trascendental Rectify) junto con el propio, Max Allan Collins en la producción ejecutiva. Quarry se presenta en su primera temporada con ocho episodios rodados, íntegramente, en New Orleans y Tennessee, que de algún modo, se han convertido en platós de rodaje que simulan de la ciudad de Memphis. La historia nos traslada a la década de los 70, concretamente, al año 1972.A partir de ese instante, observamos en pantalla a su protagonista; Mac Conway interpretado por el actor (Logan Marshall-Green Prometeus) un excepcional intérprete de reparto con unos rasgos similares a los del británico Tom Hardy. MC acaba de llegar de su segundo reenganche, en la guerra de Vietnam, junto a su compañero Arthur (Jamie Hector) el inconfundible: Marlo de The Wire. Implicados, aunque fuera accidentalmente o hipotéticamente, en la matanza de My Lai. Su recepción en el aeropuerto es digna de la puerta de Ferraz 70. No les queda más remedio que cambiarse la ropa militar por otra de civiles y salir destrangis por una puerta colateral, La vida en Memphis es muy diferente, desde la última vez que estuvieron con sus familias. Ahora se sienten solos y desprotegidos por el sistema. Además, el maldito estrés postraumático hace mella. El tío Sam se esfuma y deja a toda una generación de valerosos infantes de marina con la mácula de asesinos de bebés. Iniciar su vida como un ciudadano normal y corriente va a ser muy complicado, pues, el ámbito laboral esgrime un contexto —de crisis cercana al fiasco— debido a la escasez de petróleo en 1973. Pero si tienes contactos; es fácil trabajar. Claro que quienes tienen que intermediar por ti: no saben, no quieren y no contestan. Es muy duro de llevar. Mac está inquieto y sus pensamientos son remordimientos con constantes flashbacks a la jungla vietnamita. Su convivencia con su esposa Joni (Jodi Balfour Bom Girls) se va complicando, a medida, que los días van pasando. Ella mantiene una muy buena amistad con Ruth, la esposa de Arthur, (Nikki Amuka-Bird Luther).Un día Mac se da cuenta que alguien le está observando y tras una conversación con Arthur; le dice a Mac que un tipo obscuro y bizarro; the broker (Peter Mullan Trainspotting Top Lake y Olive Kitterige), el cual, le ha ofrecido un trabajo de sicario para él. Mac no está por la labor y, sólo ayudaría como buen amigo que lo es. Arthur parece asentir y estar convencido que este primer trabajo puede ser el principio de algo bueno. Desgraciadamente, el affaire, es un desastre. Arthur muere en el enfrentamiento, a tiro limpio, con los señalados y Mac tiene que afrontar la deuda del trabajo; 30.000 dólares. Ahí nace Quarry, el asesino a sueldo —esclavizado— del personaje The Broker. Mac se siente alicaído, nervioso y ausente. Sólo sabe que se va a convertir en máquina de matar, beber y fumar. Quarry tiene mucho de Mad Men, cuando vemos al protagonista hacer largos sin parar en la piscina de su casa. La comunión con la plástica del crol y la música de fondo; aflora las raíces de Memphis, Soul y Blues, música que se teje a lo largo, de la aguja del tocadiscos. Y es que Quarry tiene una gran cantidad de escenas de grupos en directo. Garitos de la peor calaña. Desde afthers grasientos a puticlubs de strippers. La BSO de la serie es un flujo constante de carácter diegético; que hace de cada episodio sentirte cómplice con algunos momentos del gozo de su protagonista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jon Alonso
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3 de octubre de 2016
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Caí de casualidad en el capítulo piloto y en buena hora la verdad.Quarry es una serie, que bajo la trillada premisa de un ex militar retornando a la vida civil ordinaria con todo lo que eso conlleva, nos traslada a una ciudad del medio oeste americano en los años 70 donde su familia y mujer le esperan, la adaptación a la vida cotidiana de Quarry ,horarios, encontrar un trabajo, vida social etc podría decirse que es el argumento de la misma.
Todo lo que he comentado no es sobre el papel el reclamo más atractivo ni original que a un nuevo producto audiovisual puede pedirsele, en el momento que olvidas esto y te sumerges en la serie ,la cosa comienza a mejorar gracias a la calamitosa capacidad de nuestro protagonista para ser un gigantesco iman de desdichas e infortunios, la cual hace que nuestro grado de empatía e inmersión crezcan exponencialmente, le hará volver por sus fueros y verse rodeado de personajes tan pintorescos como peligrosos con los que Quarry tendrá que lidiar echando mano a su experiencia y al propio instinto de superviviencia que toda guerra aporta a un soldado.
Las tramas originales y bien traídas, un ramillete de secundarios estupendo, su puesta en escena (vestuario, exteriores, banda sonora) hacen de Quarry una serie más que entretenida (los cerca de 60 minutos pasan enseguida), adictiva como pocas y con un cierto sabor a productos tan emblemáticos como Banshee o Fargo.
Den un vistazo a su capítulo piloto y saquen sus conclusiones.
Un 8.
Morgano
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26 de septiembre de 2016
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en 1969 y dos veteranos regresan del Vietnam a su ciudad, recibidos por la multitud con gritos de asesinos, por haber participado en la masacre de Quan Thang. Enseguida veremos que ninguno de los dos son capaces de adaptarse a la vida de civil. Ambos sufren estrés post-traumático, ambos han sido dos duros y despiadados soldados y no saben hacer otra cosa. Ambos acabarán sumergidos en el despiadado mundo de la mafia como asesinos a sueldo.
La serie se centra en uno de ellos, el ex sargento Spitz, magnífica interpretación de Logan Marshall-Green, otro secundario habitual del cine, que acepta protagonizar una serie, a la que yo aventuro el éxito y varias temporadas.
El actor luce un look (y un cinismo) que recuerda mucho al Rush Cohle de Matthew McConaughey en "True detective. Su personaje se acaba convirtiendo en el ejecutor de la mafia con el apodo de "Quarry" (cantera)
Por otro lado tenemos a su mujer, Joni, interpretada por Nikki Amuka-Bird, ama de casa sencilla, enamorada de su marido y empeñada en ayudarlo a superar sus traumas y encontrar la redención. No será fácil y el descenso a los infiernos de Spitz, tensará al matrimonio hasta límites insoportables.

Serie perfectamente escrita, dirigida e interpretada, con un ritmo muy alto, al que no le faltan tiroteos ni acción en todos sus capítulos, así como un personaje, el de Spitz, por el que es imposible que el espectador no acabe sintiendo simpatía según avanzan los capítulos y se le va yendo cada vez más la olla.
Rufus T Firefly
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6 de julio de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores producciones en cuanto a series que se ha hecho en años, y aunque se haya cancelado la segunda temporada lo veo como algo más positivo como negativo, es una primera temporada y única, magnífica. Es lenta y esas es una de las cosas que la hace brillar más junto a los grandes paisajes que se muestren mientras de fondo se escucha una magnífica música de los 80. Unas actuaciones bastante notables sobre todo la de Jodi Balfour. Una serie violenta que enamora por sus escenas paisajísticas artísticas. Una joyita del siglo XX que por desgracia pasa desapercibida.
Adrián Wulf
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7 de diciembre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante la mirada de una tortuga, un disparo en la espalda a orillas del Mississippi. Un inquietante y simbólico inicio para una serie que nos devuelve a los años 70 y las típicas producciones sobre la Guerra de Vietnam. Basada en la serie de novelas pulp de Max Allan Collins, escritor de Camino a la perdición llevada al cine por Sam Mendes en 2002, cuenta la historia de dos excombatientes que regresan a casa tras una indiscriminada matanza en el país oriental. Con este punto de partida, uno de los dos veteranos, Mac Conway, alias “Quarry”, interpretado por Logan Marshall Green (Prometheus, Ridley Scott, 2012), deberá rehacer su vida ante el rechazo de la sociedad y su propio estrés postraumático en plena era Nixon.
Quarry no es un producto al uso sobre Vietnam, como lo pudieran ser en su día Tour of Duty (1987-1990) o M.A.S.H. (1972-1983), ni un drama bélico como la miniserie Band of Brothers (2001), sino una serie narrada en clave de thriller con mucho aire de neo-noir. De este modo la serie no se centra tanto en el protagonista, que pasa, deliberadamente, como un fantasma en muchos momentos, sino en sus circunstancias y de sus relaciones con los personajes secundarios, todos ellos redondos. Una colección de individuos con marcadas y atractivas personalidades, donde destacan Damon Herriman, que ha aparecido en series como Breaking Bado Justified, como un matón homosexual en una época y un país que aún no era tan libre como pintaba, que hace suya cada escena en la que sale; Peter Mullan, visto en películas como Trainspotting (Danny Boyle, 1996) o Braveheart (Mel Gibson, 1995), que interpreta al peculiar gangster a cuyas órdenes está Quarry; y la desconocida hasta ahora en nuestro país Jodi Balfour, vista en la serie canadiense Bomb Girls (2012), como la sufrida esposa del protagonista.
Cada capítulo fluye lento, guardando interés en cada detalle. Como en las mejores novelas negras, nadie es del todo bueno, ni siquiera cuando se tocan temas raciales y alguno es víctima de los tiempos adversos; la naturaleza humana, el instinto de supervivencia, aflora en ocasiones en el peor de los sentidos aprovechándose incluso de la gente de tu raza. Tampoco es una serie fácil de digerir, ni pretende ser un entretenimiento más, sino algo que realmente incomode y toque la conciencia. Un acierto de la cadena Cinemax, filial de HBO, el apostar por un formato arriesgado que logra mantener el interés durante todos los capítulos, dirigidos por un experto en series como es Graig Yaitanes, sus trabajos en Banshee, House, Perdidos, Caso abierto o Prision Break lo avalan, logra en Quarry su prestigio.
Con una fotografía de notable factura y rodada con un estilo de las películas del género bélico de los 70sin cortarse a la hora de mostrar la cruda violencia. Ambientada en la ciudad de Memphis, la serie cierra un círculo gracias a dos tensos e impactantes, cada uno a su manera, planos secuencia: uno de amor, en el primer capítulo, y otro de muerte, en el último. La simbiosis entre ambos nos llevan a un final, en cierta medida, sorpresivo y, ante todo, contundente, que bien podría ser la conclusión de una miniserie. Aunque una segunda temporada al mismo nivel no sería una idea nada descabellada.
Gabi Oldman
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