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Suite Habana

6,8
979
Documental Amanece en La Habana. La ciudad despierta y comienza el día. La Habana, hoy, es un punto de referencia para muchos, un misterio para otros y un sueño lleno de contradicciones y contrastes para quienes la aman o la critican. Pero La Habana no es sólo un espacio, una sonoridad, una luz; La Habana es su gente. Y Suite Habana es un día cualquiera en la vida de unos cuantos habaneros corrientes. No hay entrevistas, ni diálogos ni narración; ... [+]
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
25 de mayo de 2009
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pausado lo es. Casi que poético, también. Pero ver denuncias en este documental resulta asombroso. Ni los irlandeses se pasan el dia borrachos, ni los españoles entre corridas de toros, ni los cubanos con la sonrisa perpetua en la boca. Madrugan como todo el mundo, trabajan como todo el que puede, y tan solo se diferencian del resto en la ilusión y el coraje que le ponen para ver cumplidos sus sueños.

Al malecón no le salpica ninguna ola del Caribe, que alli lo que hay es el Atlántico; lo de "Suite Habana" no se refiere a ningún tipo de habitación, sino a una pieza musical; los que están de guardia ante la estatua de John Lennon, lo hacen porque le robaron las gafas infinidad de veces... y la supuesta denuncia que otros vieron es en realidad un canto a la perseverancia.

A diferencia de la mentalidad actual europea, aborregada por teles digitales, videojuegos, vicios en cadena, consumismo profundo y necesidad de ostentación, aqui se nos ofrece una pequeña muestra del cubano medio: el que se preocupa de estar con sus seres queridos y cuidarlos personalmente, que se relaciona y colabora con sus paisanos, y que no hace ascos a tener que trabajar con las manos aunque tenga talento para las artes. Que no decae, por malas que le sean las condiciones, y no solo continua soñando sino que se esfuerza por conseguir hacer esos sueños realidad.

Y la mejor muestra de ello es este mismo documental, rodado con un presupuesto con el que cientos de directores europeos, acostumbrados a subvenciones y demás vivencias del cuento, no serían capaces ni de filmar un spot publicitario. Pero aqui hubieron ganas, hubo talento, y el mensaje de tenacidad e ilusión, envueltos en suave lirismo, queda muy claro.
Aunque, para verlo, es primordial tener en cuenta que ni eso es Europa, ni la mentalidad es la misma, ni que lo que les sucede a estas personas de Centro Habana es algo que no vivan miles de vecinos del barrio mas degradado -como este caso- de cualquiera de nuestras ciudades del mal llamado "primer mundo".

La vieja manisera habrá perdido la esperanza, pero otros no, y en eso están.
Kingo
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17 de junio de 2005
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un documental que retrata la vida cotidiana en La Habana. Vemos a un hombre que va a trabajar, una anciana viendo la televisión, etc. Pues vaya cosa, diréis. En efecto, llama la atención que las escenas difieran muy poco de lo que es un día cualquiera en una sociedad capitalista cualquiera. El escenario sí es algo más diferente, pero tampoco mucho: los edificios están un poco más estropeados y hay una imagen del Che donde normalmente encontraríamos un anuncio de Coca-Cola. No hay diálogos en la película. Las pocas palabras que se escuchan son unidireccionales, como en el caso de la televisión. Además, el ritmo es pausado, lo cual potencia que el espectador tenga tiempo para analizar y reflexionar sobre lo que está viendo. Por ejemplo, uno puede acabar preguntándose por la razón de que no haya diálogos: ¿puede ser que el director esté haciendo un comentario político de la falta de libertad de expresión en Cuba?
Kraken
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21 de diciembre de 2007
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas las sonrisas de un niño con Síndrome de Down, son las únicas que el director Fernando Pérez muestra en este documental.

Nos expone una Cuba la cual puede resumirse en la imagen de un edificio de donde cuelgan grandes letras formando la palabra "REVOLUCIÓN", pero que es un edificio gris, tétrico y que casi ahoga el alma el hecho de mirarlo.

Todo lo que Fernando Pérez nos muestra de La Habana es para echarse a temblar, para perder los sueños esperanzadores como le ocurre a la anciana manisera Amanda Gautier. Sin duda, este film es una crítica con mayúsculas soterradas, no por medio de la palabra sino a través de las imágenes de la realidad: barrios deteriorados que dan la sensación de miserables, gente sin más diversión televisiva que reportajes de masas enarbolando banderitas con gritos de enaltecimiento a Fidel Castro, amén que algún que otro programa musical; una nevera (en casa del joven Ernesto Díaz, albañil de día y bailarín de danza clásica de noche) que resulta todo un poema al aprovechamiento más allá de lo que cualquier artefacto pude ser aprovechado; individuos que montan guardia frente a una estatua, de día o de noche, con sol o lluviendo a mares; la gente comiendo lo poco que puede comprar: una ensalada, arroz, frijoles y agua (siempre agua para acompañar a la comidas, la economía no da para más); zapateros en un país donde tal profesión sigue estando en pleno auge y muy necesitada por el público; etc.

Preciosas, de lo mejor de todo el documental, las tomas del fuerte oleaje del Mar Caribe sobre el malecón de la Habana, con los vehículos pasando y sorteando el salpicar de las olas que inundan la carretera.

En verdad es un documental triste, invita a querer salir de Cuba como sea (como de hecho ocurre en un gran porcentaje de la población) o llama a los cuatro vientos a que ocurra algo que traiga un mejor nivel de vida; pues lo que hay, lo que enseñan estas imágenes, es un lugar bastante deprimente. La "Suite", supongo que será pura ironía, pues lo que vemos a lo largo de todo el documental más que una suite es realmente una especie de prisión o población de vidas en círculos viciosos, de gente con rostros serios y melancólicos debido a las carecias, la falta de comodidades y los pocos horizontes de éxito que tienen a su alcance.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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29 de enero de 2006
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con una extrema escasez de medios, Fernando Pérez buscó en "Suite Habana" ofrecer un reportaje de un día en la ciudad de La Habana rodando a una serie de seres comunes en su quehacer cotidiano. Con los únicos medios de su cámara, el montaje de Julia Yip y la música de Edesio Alejandro y Ernesto Cisneros, Pérez compensó la falta de medios y su espíritu minimalista, de acudir a lo esencial, con apreciables dosis de sensibilidad, sentido, cercanía y humanidad.
Tiene el mérito indiscutible de no aburrir e interesar siempre, aún sin contar con diálogos, y de tener un hálito perceptible entre poético y desencantado; ahora bien, dentro de las muchas Habanas que existen, la visión global que a mí me ha quedado es la de una ciudad cansada, decrépita, desconchada, descompasada (¿una metáfora hacia el régimen castrista?).
kafka
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9 de septiembre de 2006
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine en estado puro. La vi hace tiempo, pero es de las películas que no se olvidan. Un filme lleno de metáforas y de humanidad, de la estética visual de un mundo que vive al borde. Sin desbordarse.

Es una película obligatoria. Una película, en el sentido de epidermis, de un mundo que muchos no conocen o no quieren conocer y que habita bajo la supuesta capa de color y sol del semitrópico.

Es un viaje a La Habana verdadera. A la que late detrás de la puerta de las casas. A esa trampa de la desesperanza que se barre, como polvo, bajo la alfombra de los estereotipos. Es, en fin, una lección de cine. De concurso.
CineFilio
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