Cómo comer gusanos fritos

Todos los niños de un colegio la emprenden contra un chaval que viene de nuevas. Para ganarse el respeto de los demás, este chaval decide apostarse que es capaz de comerse diez gusanos fritos.

Se trata de una asquerosa vuelta de tuerca al cine para toda la familia, en el que se prescinde de una máxima en este tipo de películas: la moraleja que suele las suele acompañar. La trama se reduce a ver las escabrosas situaciones en las que el protagonista se va comiendo los gusanos, la relación de amistad que va cuajándose con una niña, y las ridículas escenas en las que interviene el padre y un profesor.

La película trata de un problema que desgraciadamente tienen muchos chavales de hoy en dia: el llamado bullying. Este tema, incluso con los gusanos de por medio, podía haber dado para mucho; pero se prefirió abusar del absurdo y la carcajada fácil.

Contrasta mucho ver como la persona con más sentido común de la película es la amiga del protagonista: muy por encima de los adultos. Es lamentable, el abuso que se da en este tipo de películas de la infantilización de las personas mayores. ¿Qué les enseña a los chavales esta película? Meterse con los demás es divertido, que si uno sufre abusos no puede acudir a un adulto, y que la única solución es hacer estúpidas apuestas.

Aunque pueda parecer asquerosa, y sin duda lo es, también es muy divertida y a los niños les encanta el desafío poco habitual con respecto a otras películas, que además nos cuenta lo difícil que es adaptarse a un entorno nuevo y hacer amigos, aceptar que tu hermano pequeño se lleve toda la atención de tus padres. De todo eso es lo que en realidad cuenta la película que resulta bastante simpática.